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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Los ciudadanos también somos culpables

El colapso en las carreteras madrileñas por kla gran nevada no solo es culpa de las autoridades

Foto: La conducción con nieve es muy difícil y requiere experiencia y equipamiento.
La conducción con nieve es muy difícil y requiere experiencia y equipamiento.

España sigue sufriendo la peor nevada de su historia reciente, ha paralizado todo el centro peninsular, ha creado situaciones dantestas en algunas carreteras y limitado la movilidad de las personas. Una situación que llega, además, en el peor momento de la pandemia del coronavirus, con la tercera ola de contagios creciendo muy fuerte. Aunque todavía estamos en un mal momento por las nevadas y heladas, quizá es hora de sacar algunas conclusiones sobre una situación que era previsible, pero en la que ha habido, como siempre, mucho fallos.

No se trata de echarse la culpa unos a otros, ni de echar balones fuera. Hay que reconocer que ha funcionado muy bien la previsión, el anuncio de lo que iba a llegar. Todos sabíamos, a principios de la pasada semana, que iba a haber una gran nevada en toda España. Pero sobre todo en la zona central, en Madrid, Castilla La Mancha, Extremadura... Y que esta gran nevada iba a tener su continuidad con fuertes heladas en los días siguientes.

Las alertas han funcionado, todo el mundo sabía lo que iba a pasar y cada uno, dentro de sus posibilidades, sabía lo que tenía que hacer. Pero estanos en un momento en el que no se buscan responsabilidades propias y todo se centra en decir que los demás lo han hecho mal. Eso es lo que pasa habitualmente en España, con el Gobierno, con las comunidades autónomas o con los ayuntamientos. Si falla algo, siempre hay que encontrar a quien echarle la culpa, y con eso parece que se soluciona el problema. No hay responsabilidad.

Pero quizá es el momento también de hacer autocrítica. No pensar tanto en decir lo que "han hecho mal" y plantear lo que "hemos hecho mal". Cada uno tiene sus posibilidades y sus medios, sus responsabilidades. Cada uno debe utilizar todos sus recursos en bien de la sociedad, que al final somos todos. Y los ciudadanos, o al menos muchos ciudadanos, han sabido cumplir perfectamente con su tarea, pero otros no.

Nuestros héroes

Estos días he estado leyendo y viendo la actitud de muchos sanitarios, verdaderos héroes, también con la nevada, de esta grave crisis de movilidad. Personas capaces de llegar andando hasta sus puestos de trabajo en medio de una fuerte nevada que merecen un gran aplauso de la sociedad. Los militares de la UME, que han arriesgado sus vidas por rescatar a los ciudadanos metidos en una carretera sin posibilidad de salir. O los agentes de la Guardia Civil, o los transportistas, que en estas circunstancias han sido capaces de llegar al destino con sus camiones y sus mercancías para que no nos falte de nada.

Cada persona es una circunstancia diferente. Algunos tenían que desplazarse esa tarde-noche del viernes fatídico. En algunos casos era una situación de verdad de emergencia, tenían que ir a buscar a un familiar o desplazarse a su trabajo, por ejemplo a un hospital o al cuartel de policía o a su puesto de bombero. Pero me pregunto cuántos de los que estaban atascados la noche del viernes en la M30 venían de ir a ver su madre, o de llevar a los niños a comer con los abuelos.

Cuando escuchamos por televisión o radio que hay alerta roja, que no se salga de casa, todavía hay gente que dice, "son unos exagerados, no pasa nada" y se meten en la carretera. Luego, cuando están atascados, parece que solo hay que marcar el 112 y alguien nos salva la vida. Pero ese alguien, en realidad está fuera de su casa, pasando frio y arriesgando su vida de manera innecesaria. Y está para las emergencias, para lo imprevisto.

He estado escuchando muchos comentarios de ciudadanos que protestaban por no poder salir de la M-30 de Madrid. Había nieve y todas las salidas están en cuesta por lo que se hacía muy difícil poder salir. Todo estaba previsto, pero no es posible tener una máquina quitanieves en cada rampa de la M30, de la M40, de la N-1, la N2 o en todos los miles de kilómetros de la red viaria española.

Solidaridad

En los últimos 50 años ha habido cuatro o cinco nevadas destacables en Madrid. Lo que no tiene sentido es comprar miles y miles de quitanieves para ese día y luego tirarlas a la basura. Los recursos son limitados, los responsables de las diferentes administraciones deben hacer su trabajo lo mejor posible y facilitarle la vida a los ciudadanos. Pero son los propios ciudadanos los primeros que deben velar por sus vidas y sus intereses.

Cuando se hace una alerta en el mar por marejada o temporal, ni un solo barco se hace a la mar y los servicios de emergencia están ahí por si surge algún problema imprevisto. Todos los que están metidos en el mundo de la náutica son profesionales y ninguno saldría en estas circunstancias. Sin embargo, con el coche, cuando nos dicen que hay alerta roja, pero para algunos parece que en realidad quieren decirnos que tengamos un poco de cuidado.

Avisan las autoridades de una situación realmente peligrosa en la sierra de Madrid por temperaturas bajísimas en el Puerto de Navacerrada, pues allí están unos cuantos jovencitos con vaqueros y zapatillas para tirarse unas bolas de nieve. Y si hay algún problema solo hay que marcar el 112 y que nos saquen de allí. Y lo más importante, contarlo después en las redes sociales. No se pueden pedir responsabilidades a otros cuando nosotros no cumplimos con las nuestras.

España sigue sufriendo la peor nevada de su historia reciente, ha paralizado todo el centro peninsular, ha creado situaciones dantestas en algunas carreteras y limitado la movilidad de las personas. Una situación que llega, además, en el peor momento de la pandemia del coronavirus, con la tercera ola de contagios creciendo muy fuerte. Aunque todavía estamos en un mal momento por las nevadas y heladas, quizá es hora de sacar algunas conclusiones sobre una situación que era previsible, pero en la que ha habido, como siempre, mucho fallos.

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