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"Si tuviera un hijo gay, lo quemaría en el horno": esas cosas de maricas y marimachos
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Javier Brandoli

Crónicas de tinta y barro

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"Si tuviera un hijo gay, lo quemaría en el horno": esas cosas de maricas y marimachos

Hasta hace 31 años, el organismo creado por Naciones Unidas para gestionar políticas de salud y prevención de enfermedades relacionaba ser homosexual con tener una tara mental

Foto: Una marcha LGBT en México. (EFE)
Una marcha LGBT en México. (EFE)

C me llamó y contó que llevaban un día buscando a un buen amigo. Un hombre de mediana edad con una buena posición profesional en el mundo de la cultura. Estaba desaparecido. El amigo sufría depresiones constantes. Vivía solo. Unas horas después, se supo que por fin lo habían encontrado. Estaba con el cráneo partido en el patio interior de su edificio. Se había tirado al vacío desde una ventana de su casa. No soportaba más vivir con el rechazo de su familia. Sus propios padres le llamaban enfermo, tarado, deforme... El pasó años luchando contra la tristeza que supone que te repudien las personas que te han parido. Me contaba C que buscaba constantemente el cariño de sus padres. No lo tuvo. Un día no pudo más y se suicidó. En Roma, en 2019. Era homosexual.

El 17 de mayo es el día internacional contra la homofobia, bifobia y transfobia porque ese mismo día de 1990 fue el que la OMS retiró la homosexualidad como enfermedad mental. Hasta hace 31 años, el organismo creado por Naciones Unidas para gestionar políticas de salud y prevención de enfermedades en la aldea global relacionaba ser homosexual con tener una tara mental. Ese mensaje, apoyado y potenciado por diversas ideologías religiosas y políticas de lo más variado a día de hoy, está directamente relacionado con el suicidio del amigo de C. El padre decía que era un enfermo y la OMS, hasta hace dos décadas, le daba la razón.

Foto: Szájer József, eurodiputado y cercano aliado de Viktor Orbán en el partido Fidesz. (Reuters)

“Si tuviera un hijo gay, lo quemaría en el horno”, dicen que en 2016 dijo Giovanni De Paoli, entonces diputado regional del partido Lega de Matteo Salvini en Liguria. Él político negó después la frase por la que ha acabado yendo a juicio en el que ha sido el primer caso de proceso por homofobia en Italia.

“La homosexualidad es contra natura, digámoslo con claridad. Contradice las leyes naturales de la vida, el derecho natural que es sacrosanto, la diferencia entre sexos y la reproducción de la especie”, dijo durante un pleno del Ayuntamiento Michele Napoli, concejal en Potenza de Fratelli d’Italia (FdI), partido de extrema derecha que encabeza hoy las encuestas de intención de voto en Italia.

FdI, junto a la Lega y de Forza Italia (partido de Berlusconi), han paralizado por ahora en el Senado una nueva ley, conocida como Propuesta de Ley Zan (ddl Zan). La norma equipara, entre otras cosas, la homofobia a los delitos de odio, y pena hasta con cuatro años de cárcel los ataques públicos a este colectivo. Italia, dicen los promotores de la ddl, es uno de los pocos países europeos que no castiga la homofobia. España, Francia, Alemania… tienen una ley similar a esa propuesta.

Foto: Foto: Instagram (kindzulis.normunds).

Entre los opositores, además del bloque conservador, que en algún caso ha pedido solo que se modifiquen aspectos concretos del texto, se encuentra también la Iglesia Católica italiana y el mismo Vaticano. Desde el Vaticano se ha apelado al Concordato de 1984 firmado entre Italia y el Estado Vaticano para impugnar la propuesta de ley por atentar contra la libertad de expresión de la Iglesia y sus fieles incluida en aquel acuerdo. La Iglesia habla de imposición de ideología de género en las escuelas y coerción de libertades. La ddl Zan castiga las conductas discriminatorias por motivos de género, identidad de género u orientación sexual, algo que El Vaticano cree que atenta contra algunas creencias o prácticas de la tradición eclesial, Sagradas Escrituras, o el magisterio del Papa y obispos.

Una última polémica ha estallado cuando la defensora del niño en la región de Umbria, Maria Rita Castellani, del entorno de la Lega, ha declarado que la ley puede abrir la puerta al sexo con niños o animales: “Puedes elegir la orientación sexual hacia cosas, animales y/o personas de todo tipo y, por qué no, incluso de todas las edades, hasta el punto de que la poligamia como el incesto ya no será un tabú”, ha dicho.

Foto: Imagen de archivo de una boda en Bulgaria. (Reuters) Opinión

Hay una página en Italia que se llama www.omofobia.org en la que dan la lista diaria de agresiones, suicidios, ataques verbales, homicidios y humillaciones que sufre el colectivo LGTBI en el país. Junio de 2021, tras la polémica de la ddl Zan, la ley aprobada en Hungría que prohíbe promover la homosexualidad entre menores, las varias polémicas internacionales del día del orgullo gay… es el mes con más agresiones registradas desde que en 2013 comenzara este proyecto.

Violaciones correctivas de lesbianas

En 2011, entrevisté en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, país donde desde 2006 son legales los 'matrimonios gais', a Ndumi Funda, directora de la ONG Luleki Sizwe, por lo que se llaman violaciones correctivas de lesbianas. El artículo comenzaba con un entrecomillado que me dijo ella y que era la frase que escuchaban aquellas mujeres antes de comenzar su pesadilla: “Te vamos a dar una lección”.

Sizwe, como se llamaba la ONG, era el nombre de la ex pareja de Ndumi. “Creé la ONG en 2008 para luchar contra la violencia que sufren las lesbianas en las barriadas de Ciudad del Cabo tras ver morir a mi novia en 2007. Sizwe fue violada por cinco hombres que pretendían corregir su desviada conducta. Al principio no dijo nada, ni a sus padres. Luego confesó la violación, tras saber que le habían infectado el Sida, y acabó muriendo por una meningitis”.

placeholder Ndumi Funda. (J. B.)
Ndumi Funda. (J. B.)

La pesadilla de estas mujeres, me explicaba la sudafricana, no terminaba en la violación, que en muchas ocasiones era una sentencia de muerte por la infección de enfermedades: “Los violadores forman parte de nuestros barrios. Los agentes los conocen y prefieren no detenerlos. Las familias rechazan en muchos casos a las hijas, hermanas... que declaran su homosexualidad. Los testigos y médicos no acuden a los juicios, los abogados no quieren defenderlas (…) Muchas tenemos hijos y si en la escuela se enteran que su madre es lesbiana son apartados. Yo nunca entro en un bar de las 'township' (barriadas), sé que corro peligro. Si hacemos una reunión es en una casa, encerradas, y ninguna sale a la calle a partir de las ocho de la tarde”, me explicaba.

Si hacen ustedes la prueba y meten en Google violación de lesbianas, verán noticias similares actuales de Jamaica, Perú, Italia, Venezuela, India, Zimbabue, Camerún… Si entran y leen los textos tropezarán con una crónica de sucesos con todo tipo de abusos y torturas macabras. Hay un documental titulado “Now you are a woman”, de la directora española Alba Muñoz, que cuenta la violación correctiva de la keniana Gerald Hayo y el drama que muchas lesbianas viven en Kenia.

Lo que se ve no se pregunta

En 2016, viviendo en México, escribí un reportaje que se tituló “Lo que se ve no se pregunta”. Era sobre una exposición del Centro Cultural de España en Ciudad de México que usaba una mítica frase del fallecido cantante Juan Gabriel al que en una entrevista le preguntaron si era homosexual y él contestó “lo que se ve no se pregunta”.

La muestra giraba en torno a la transexualidad en el segundo país del mundo, tras Brasil, donde más transexuales son asesinados. En concreto, en los ocho años anteriores habían matado a 250. “La transexualidad ha sufrido violencia de la comunidad de gais y lesbianas y desde algunos sectores del feminismo”, me explicó Eugenio Echevarría (uno de los tres curadores junto a Susana Vargas y Laos Salazar de la muestra).

De las explicaciones de Eugenio entendí que, en los años setenta, las feministas rechazaban al colectivo transexual porque consideraban que unos hombres queriéndose hacer pasar por mujeres era ya el sumun del machismo. Por otro lado, entre gais y lesbianas muchas veces se ha querido abrir una brecha con un grupo social caricaturizado al extremo o que sencillamente contrapone alguno de los principios con los que más ha tenido que luchar el colectivo homosexual: acepto mi género y sencillamente quiero tener relaciones con personas de mi mismo sexo.

Foto: Seguidores del candidato Jair Bolsonaro se manifiestan contra el PT en Río de Janeiro. (Reuters)

Pero la exposición tenía una parte sorprendente que era el recorrido histórico que se hacía por la transexualidad o travestismo en diversas culturas. Recojo solo algunos de los numerosos ejemplos colocados sobre un enorme mapa:

-Hay registros en el siglo XIX de que los tehuelche y puelche, pueblos amerindios de Argentina y Chile, tenían chamanes travestidos que vestían como mujeres, cocinaban, transportaban agua y se reunían con las mujeres.

-Entre los norteamericanos sioux había hombres que vestían de mujer toda la vida, no se casaban y ejercían las actividades del género femenino.

-Entre los laches, en Colombia, a las madres que tenían cinco hijos varones se les permitía criar a uno de ellos como si fuera una niña.

Foto: Vista de una bandera arcoíris en la manifestación del Orgullo 2019 en Madrid. (EFE) Opinión
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-En la cultura hindú, las hijras son personas consideradas del tercer sexo, intermediario entre los géneros masculino y femenino. De sexo varón o intersexual, se refieren a sí mismas en femenino y suelen vestir y comportarse como mujeres.

-En la historia de los pueblos hebreos, anatolios, armenios, fenicios y persas era común la práctica hieródula o prostitución sagrada, con registros desde el año 2000 a.C., en donde llamaban kadeshah a un tipo de sacerdotisas sagradas de sexo masculino que vestían como mujeres y tomaban un rol femenino.

La transexualidad o el travestismo se considera antinatural o depravado por muchas personas. Se calcula que hay 70 millones de transexuales y travestis en el mundo. Entre 2008 y 2014, oficialmente, se asesinó a 1.700 personas de este colectivo. La cifra, en un mundo tan marginal y escondido, es posible que fuera más alta.

La homófoba izquierda de Latam

La homofobia se relaciona siempre con la derecha reaccionaria y la Iglesia. Latinoamérica es una muestra pasada y actual de que la homofobia es también de izquierdas. Muchos líderes progresistas rechazan hoy la homosexualidad por valores religiosos/electorales y la rechazaron hace décadas porque se sublimaba en las revoluciones la idea del obrero viril y trabajador en la nueva patria.

Hay un buen trabajo de investigación de 2008 de la Revista Izquierdas y la Universidad de Santiago de Chile que trata el asunto de la homofobia en los tiempos del presidente Salvador Allende bajo el título “El discurso homofóbico en la prensa izquierdista durante la Unidad Popular”. En la tesis, los autores, Claudio Acevedo y Eduardo Elgueta, recuerdan como en periódicos chilenos de izquierdas como el Clarín, cerrado tras el golpe de estado de Pinochet, a los homosexuales se les denigraba constantemente y se les llamaba “colipatos” o “yeguas”. “Colipatos asesinan a machote por traidor”, es uno de esos titulares de un artículo en el que se daba por hecho que debían ser homosexuales los asesinos porque a la víctima le habían cortado los testículos. El propio Allende ha sido señalado como homófobo.

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Fidel Castro, el gran mito de la izquierda latinoamericana, aceptó en 2010, en una entrevista con el periódico mexicano La Jornada, su responsabilidad con los años en que su revolución detenía y mandaba a los homosexuales a campos de trabajo militar agrícola acusados de contrarrevolucionarios. “Yo no tengo ese tipo de prejuicios, pero el responsable de aquello fui yo”, admitió el dictador.

Hay hoy personajes claves dentro de la izquierda de Latam con rasgos homofóbicos como el boliviano Evo Morales que aseguró que “el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombre”. El presidente de Nicaragua, el sátrapa Daniel Ortega, ataca y persigue con crudeza al colectivo homosexual que se enfrenta a sus prácticas antidemocráticas.

Foto: Una mujer camina frente a un mural de Daniel Ortega en Managua. (Reuters)

El que será, parece, nuevo presidente del Perú, el izquierdista Pedro Castillo, es contrario a la legalización del matrimonio gay porque “vengo de una familia que me ha inculcado valores y me ha criado con las uñas cortadas y eso le voy a trasladar a mi pueblo. Primero es el pueblo, primero es la familia y primero es el país que me ha parido para defenderlo”, dijo el calificado por muchos como candidato progresista al ser preguntado sobre ese tema.

Algo parecido pasa con el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que evita cada vez que puede el charco de una ley federal sobre el matrimonio igualitario: “Ya están garantizados los derechos de las personas para ejercer su libertad”, ha dicho sobre ese asunto.

Islamismo y homosexualidad

Si uno ve el mapa de 2020 de los países donde está penada la homosexualidad con pena de muerte o cadena perpetua, es evidente que el mundo musulmán es donde peor se trata al colectivo LGTBI, aunque a algunos les parezca que afirmar esto es islamófobo. La homosexualidad está castigada oficialmente o de facto con pena de muerte en Mauritania, Nigeria, Somalia, Yemen, Brunéi, Arabia Saudí, Afganistán, Emiratos Árabes, Irán, Qatar y Pakistán.

Foto: Musulmanes rezando en Kuala Lumpur. (Reuters) Opinión

Además, en países como Sudán, Tanzania, Uganda, Zambia, Barbados o Guayana se condena con cadena perpetua. Luego, hasta 69 países, la mayor parte en África y Asia, entre los que hay muchos estados cristianos y hasta budistas, penalizan con algún tipo de condena las prácticas homosexuales.

En todo caso, además de haber una homofobia muy extendida en el mundo musulmán, el continente africano sigue teniendo ahí una asignatura pendiente. Países como Uganda o Kenia, en el caso de este último fue una exigencia de buena parte de la comunidad islámica, han pretendido en los últimos años castigar hasta con la pena máxima la sodomía y solo la presión internacional de retirada de las ayudas lo ha impedido. El expresidente de Zimbabue Robert Mugabe, un ultra católico, declaró en 2011 que "las tendencias europeas y las cosas antinaturales que pasan por allí, donde transforman mujeres en hombres y hombre en mujeres, aquí no pasarán. Europa puede hacerse gay, pero que no interfiera en nuestros asuntos”.

C me llamó y contó que llevaban un día buscando a un buen amigo. Un hombre de mediana edad con una buena posición profesional en el mundo de la cultura. Estaba desaparecido. El amigo sufría depresiones constantes. Vivía solo. Unas horas después, se supo que por fin lo habían encontrado. Estaba con el cráneo partido en el patio interior de su edificio. Se había tirado al vacío desde una ventana de su casa. No soportaba más vivir con el rechazo de su familia. Sus propios padres le llamaban enfermo, tarado, deforme... El pasó años luchando contra la tristeza que supone que te repudien las personas que te han parido. Me contaba C que buscaba constantemente el cariño de sus padres. No lo tuvo. Un día no pudo más y se suicidó. En Roma, en 2019. Era homosexual.

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