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18 días: Trump puede ganar por esta razón (y perder por este motivo)
Lo cierto es que el expresidente parece no haber bajado en ninguno de los Estados que son campo de batalla en las elecciones y podría haber subido ligeramente en cuatro de los siete
Hace un mes, estaba un poco más claro que ahora. Quienes se dedican a hacer pronósticos para las presidenciales norteamericanas daban a Harris como ligera favorita. Nadie echaba las campanas al vuelo, eso sí, daban un 60% a los demócratas como mucho. Hoy la situación es distinta, ninguno se atreve a superar el umbral del 55% y todos se refugian en que la cosa está empatada.
Sigue siendo probable que Kamala supere a Trump en número total de sufragios, pero esa no es la ruta hacia la Casa Blanca. Allí la presidencia no se elige directamente por voto popular, sino a través del "Colegio Electoral". Cada Estado, en función de su población, tiene un número de electores en ese organismo. Y para ganar, el candidato necesita contar con 270 como mínimo.
En la gran mayoría de Estados, puede darse por hecho el color de los miembros que acabarán en el Colegio Electoral. Sin embargo, quedan siete con la competición abierta. Por lo tanto, todo dependerá de lo que ocurra en Nevada, Carolina del Norte, Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin.
Desde que Harris fue elegida, la media de los sondeos viene dando en todos esos territorios ventajas hacia la demócrata o hacia el republicano, inferiores al margen de error de las encuestas (3,5%). Efectivamente, hay empate técnico general.
Las variaciones en esos puntos porcentuales de ventaja, a pesar del enorme esfuerzo que están llevando a cabo los demócratas, son mínimas y no vienen alterándose demasiado durante las últimas cuatro semanas.
De hecho, tal y como puede apreciarse en la siguiente tabla, lo cierto es que Trump parece no haber bajado en ninguno de los Estados que son campo de batalla y podría haber subido ligeramente en cuatro de los siete.
Si todas estas medias de encuestas fuesen 100% precisas, Harris obtendría 273 votos del colegio electoral y Trump 265. Cualquier variación podría cambiarlo todo. Por eso tiene sentido preguntarse por el grado de precisión de los sondeos.
Quizá no esté de más recordar qué pasó en esos siete Estados en las elecciones de 2016. Un simple contraste entre el resultado del escrutinio y la última media de encuestas bastará para llevarnos a la siguiente conclusión: la sociología electoral infravaloró sistemáticamente a Trump cuando alcanzó la victoria.
Aquella vez, el republicano fue infraestimado en seis de los siete Estados que ahora están en liza. En cinco de ellos, con estimaciones medias "equivocadas", muy por encima del margen de error de los propios sondeos. Los votos pasaron por debajo del radar de los demoscópicos.
¿Cambiaron las cosas en las siguientes elecciones? ¿Qué pasó en esos mismos siete territorios en la carrera electoral de 2020?
Biden ganó, pero, en menor medida, volvió, a suceder lo mismo: Trump fue infraestimado en seis de los siete Estados, aunque solo en uno con una estimación media muy superior al margen de error. El caso de Wisconsin es llamativo: en 2016 las encuestas le estimaron a Trump con siete puntos menos de los que tuvo, en 2020 fueron cinco, hoy los sondeos le dan dos puntos de ventaja a Harris. Ese Estado elige diez miembros del colegio electoral, no son muchísimos, pero bastarían para llevar al republicano al despacho oval.
Visto todo lo anterior, parece evidente que los demócratas no logran abrir brecha con los republicanos, da la impresión de que su "campaña de aire" viene quedándose sin gasolina. Por otro lado, ante distancias como las actuales, no parece insensato apuntar que Donald Trump pueda terminar logrando más votos de los que auguran las encuestas. Los precedentes son más que serios. Esa es la razón a favor del expresidente.
Dicho esto, ya que echamos la vista atrás, también tiene sentido recordar que Biden triunfó sin un desempeño especialmente brillante en lo creativo. La "campaña de aire" no funcionó. Pero la "campaña de tierra" fue un éxito rotundo. Los demócratas fueron capaces de levantar equipos de voluntarios de miles de personas en todos los estados decisivos que comenzaron a mostrar su capacidad de rendimiento desde el día en que se abrieron las urnas hasta las llamadas de última hora, para terminar dando la campanada con el voto por correo.
En ese otro terreno de juego, menos espectacular, más alejado de los focos y de las redes sociales, todo parece indicar que los de Trump han mejorado algo respecto a 2020, pero que los de Harris están ampliando su ventaja en potencia de movilización electoral.
El próximo 5 de noviembre, ante distancias tan exiguas como las que pueden darse, el desempeño de los equipos de voluntarios podría terminar desequilibrando la balanza hacia un lado o hacia el otro. Ya ha ocurrido. La última vez, en el Estado de Georgia, antes de que empezasen a contarse los votos por correo, la victoria era de Trump. Terminó ganando Biden por menos de 12.000 votos. Luego el gobernador republicano restringió las vías para votar de esta manera.
Ese giro en los acontecimientos tiene un nombre académico: "espejismo rojo" —pues ese es el color de los republicanos—. Se dio también en Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Ese es el motivo a favor de la actual vicepresidenta.
La noche será larga. Amanecerá, varias veces, y el recuento no habrá sido cerrado del todo. Podría pasar.
Hace un mes, estaba un poco más claro que ahora. Quienes se dedican a hacer pronósticos para las presidenciales norteamericanas daban a Harris como ligera favorita. Nadie echaba las campanas al vuelo, eso sí, daban un 60% a los demócratas como mucho. Hoy la situación es distinta, ninguno se atreve a superar el umbral del 55% y todos se refugian en que la cosa está empatada.
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