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14 días: inmigración, la distancia entre los bulos y los hechos
Durante el mes de septiembre, cruzaron la frontera menos inmigrantes ilegales que en todo el mandato de Biden. Sin embargo, el 34% de los norteamericanos piensan que llegaron más
Como veremos próximamente, mal que bien, los demócratas tienen recursos para defenderse en la economía, que es la cuestión determinante en la toma de decisión del voto en estas elecciones. Ahora bien, tienen un agujero en la segunda materia, en la inmigración que lastra las opciones de victoria. La solución es difícil porque el estado actual de la opinión pública responde a un cambio que ha venido generándose desde hace años — la angustia identitaria — y de una práctica en la que Trump es verdaderamente competitivo –los bulos-.
En Estados Unidos, las cosas han llegado a un punto en el que la realidad no sirve para atenuar la percepción ciudadana. Durante el mes de septiembre, cruzaron la frontera menos inmigrantes ilegales que en todo el mandato de Biden. Sin embargo, el 34% de los norteamericanos piensan que llegaron más, el 38% que vinieron los mismos y solo el 28% piensa que fueron menos. Bajemos esa cifra a los votantes de ambos partidos.
Solo el 40% de los votantes demócratas creen que la situación está “mejorando” y algo más de la mitad de los republicanos creen que está “empeorando”. Profundicemos un poco más.
La tabla anterior no es posible sin un lavado masivo del cerebro colectivo durante la última década. Uno de cada cuatro demócratas creen que Biden ha gestionado las políticas migratorias para que las “cosas no cambien”. Y dos de cada tres republicanos piensan que, deliberadamente, el presidente de los Estados Unidos ha trabajado para que aumente el número de inmigrantes ilegales.
Centrémonos en ese 36% de la población que parece más propenso a esa paranoia colectiva y pongamos además la lupa, dentro de este grupo, en los mayores de 65 años. ¿Con qué posible intención habría tratado Biden de aumentar la llegada de inmigrantes ilegales desde México? Destacaremos las tres primeras.
La angustia identitaria, la percepción de amenaza existencial al modo de vida es esto. Y los demócratas están haciendo la campaña sin antídoto.
Como veremos próximamente, mal que bien, los demócratas tienen recursos para defenderse en la economía, que es la cuestión determinante en la toma de decisión del voto en estas elecciones. Ahora bien, tienen un agujero en la segunda materia, en la inmigración que lastra las opciones de victoria. La solución es difícil porque el estado actual de la opinión pública responde a un cambio que ha venido generándose desde hace años — la angustia identitaria — y de una práctica en la que Trump es verdaderamente competitivo –los bulos-.