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España is not Spain
Por
Argumentario socialista para defender la insolidaridad
La prioridad social es que el PSOE ocupe el máximo de gobiernos que le sea posible: de lo contrario, la ultraderecha entra por la ventana, empiezan a violar a las mujeres y a apalear gais y el fin de la democracia nos atropella
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Este es mi último artículo antes de irme de vacaciones y quiero hacer una buena obra: ahorrar trabajo a los defensores de lo indefendible cada vez que lo indefendible es obra del PSOE. Con la chatarrita argumental que dejaré escrita aquí, podrán explicarnos sin esfuerzo por qué está bien romper la solidaridad territorial solo para que Illa sea presidente de la Generalitat.
Empecemos por lo evidente: como todo contribuyente de Murcia, Extremadura o Castilla-La Mancha sabe, la prioridad social es que el PSOE ocupe el máximo de gobiernos que le sea posible: de lo contrario, la ultraderecha entra por la ventana, empiezan a violar a las mujeres y a apalear gays y el fin de la democracia nos atropella.
En estas circunstancias, y dado que la buena salud de la democracia se basa en que no vuelva a gobernar la derecha, es decir, en que siga gobernando el PSOE, cualquier precio a una presidencia socialista es pequeño.
Para que Sánchez fuera presidente, se nos reprochó que sacáramos de la cárcel y anulásemos futuros juicios a los independentistas. Sin embargo, la ley de amnistía logró la pacificación social definitiva de Cataluña, de igual modo que los indultos y la condonación de 15.000 millones de deuda habían logrado la paz social definitiva en Cataluña. Ahora esa paz cuelga de un hilo: Illa debe gobernar.
Dado que las humillaciones sufridas por los socios legítimos del Gobierno por parte de la derecha judicial, política y mediática no cesan, hemos de tender la mano y promover más gestos que contribuyan a que la paz social definitiva no se vea quebrantada: la investidura de Salvador Illa será, a la vez, la prueba de que existe esa paz social y la condición para que siga existiendo.
Si los electores catalanes han comprendido por la vía del regalo que el PSC es la mejor opción para ser gobernados, los electores catalanes, que además son contribuyentes esforzados, deben recibir una justa compensación. Ofrecer a Cataluña el 100% de los impuestos que allí se recaudan evitará además que gobiernos de derecha y ultraderecha de otras comunidades utilicen esos fondos.
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¿Por qué protestan tanto los presidentes autonómicos neoliberales? ¿Acaso ahora les conviene defender su “paguita”? Los trabajadores de Murcia, Castilla y León o Andalucía pueden estar contentos, porque sus malvados gobernantes contribuirán, con una solidaridad forzada, que es la única que entienden, a que Pedro Sánchez continúe repartiendo justicia desde la Moncloa.
Desde la ultraderecha se arremeterá ahora con una supuesta insolidaridad territorial, y habrá que recordarles que el PP ofreció una amnistía fiscal a los más ricos, que recortan en Sanidad y Educación siempre que gobiernan, que Ayuso hace dumping fiscal en la Comunidad de Madrid y que la derecha es insolidaria por naturaleza.
¿Acaso no ha tenido siempre un cierto aroma franquista la supuesta “solidaridad territorial” que casualmente castigaba a naciones prósperas y cultas como Cataluña para premiar a otras más conservadoras como Castilla y León? Si nos retrotraemos en el tiempo, veremos que el modelo en que Cataluña era expoliada por comunidades ultraconservadoras se parecía más a la España centralista de Franco que al Estado federal y moderno al que nos encaminamos.
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En caso de que desde los medios de derecha y ultraderecha sigan empujando con la supuesta insolidaridad catalana, habrá que recordarles que ellos prefieren quedarse con el dinero de los contribuyentes antes que acoger a los menas: esto demuestra que hablan con falacias y manipulaciones de “solidaridad”, cosa que no saben lo que es, puesto que quieren aplicarla al dinero de otros antes que a las personas.
Que Cataluña se quede el 100% de lo recaudado es una muestra de respeto hacia una nación histórica que ha demostrado, tras las últimas elecciones autonómicas, haber comprendido lo esencial: que con el PSC debe gobernar. Una vez que otras comunidades autónomas lo comprendan, podremos hablar de nuevos repartos económicos que no pongan en peligro la democracia.
Para soslayar en lo posible la tensión identitaria que sentirán algunos catalanes al ser gobernados por Illa, en el acuerdo con ERC se ha incluido la creación de oficinitas propagandísticas para la colocación de enchufados y medidas para que la presencia del catalán se intensifique en todos los ámbitos de la vida pública, poniendo fin al imperialismo lingüístico español tan del gusto de la ultraderecha.
Este es mi último artículo antes de irme de vacaciones y quiero hacer una buena obra: ahorrar trabajo a los defensores de lo indefendible cada vez que lo indefendible es obra del PSOE. Con la chatarrita argumental que dejaré escrita aquí, podrán explicarnos sin esfuerzo por qué está bien romper la solidaridad territorial solo para que Illa sea presidente de la Generalitat.