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De 'Masters of Sex' a 'Outlander': por qué lo llaman televisión cuando quieren decir sexo
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Aloña Fernández Larrechi

Desde Melmac

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Aloña Fernández Larrechi

De 'Masters of Sex' a 'Outlander': por qué lo llaman televisión cuando quieren decir sexo

El estreno de la tercera temporada de la serie de Michael Sheen obliga a revisar las ficciones más calientes de la tele reciente y cómo han tratado el erotismo en la pequeña pantalla

Foto: Una escena subida de tono de la serie 'True Blood' producida por HBO.
Una escena subida de tono de la serie 'True Blood' producida por HBO.

El sexo es un recurso narrativo habitual en la ficción televisiva. Pero no todas las series lo utilizan con la misma facilidad o frecuencia. Y por supuesto, no de la misma manera. Porque no es lo mismo ver cómo los personajes se rinden a la tensión sexual y tras unos cuantos apasionados besos, la pantalla se va a negro y amanecen en la misma cama convenientemente tapados, que describir con una gran variedad de planos el encuentro sexual entre los protagonistas de turno, de los que ahora conocemos hasta sus marcas de nacimiento.

La primera versión, la recatada, es casi tan vieja como la propia ficción y habitual en las cadenas convencionales. La segunda, la desinhibida y desenfrenada, que no por ser más real es siempre procedente, es fruto de la libertad de la que disfrutan los canales de cable. En sus series, el espectador podrá encontrar violencia, lenguaje obsceno y sexo por encima de lo habitual, como si su nivel de tolerancia viniese avalado por la factura de cada mes. Queda en manos de cada creador (normalmente) cómo y cuánto se utiliza esa libertad, que en el caso del sexo, no especifica los niveles de desnudez, de posturas o de ternura deseables.

Tetas, culos, señoritas que desaparecen por la parte inferior del plano para dar paso a una cara de satisfacción, piernas que se abren para dejar ver lo que esconden bajo sus vestidos medievales, todo vale para sumar espectadores, aportar veracidad a la historia, o simplemente disfrutar de las licencias que permiten algunas cadenas. Estas son las algunas de las producciones que más contribuyen a elevar la temperatura de la parrilla televisiva.

Masters of Sex,Showtime,2013

Cantidad de sexo: Mucho, puesto que es la materia de estudio de los protagonistas. Nivel de desnudez: Alto, aunque recatado en lo masculino. Presencia de sexo homosexual: Bajo, a pesar de la trama del rector Scully. Se ven: Muchas tetas y algún culo.

La serie protagonizada por Michael Sheen y Lizzy Caplan regresa el próximo domingo para continuar estudiando la sexualidad humana de una forma natural y sin reservas, para sonrojo de los más pudorosos. Pero a eso ya se enfrentaron William Masters y Virginia Johnson en su época, cuando trabajaron para descubrir las reacciones del cuerpo humano mientras mantienen una relación sexual. Y en la serie creada por Michelle Ashford hemos podido ver con bastante detalle los experimentos que realizaba la pareja, ya fuese observando a otros o siendo ellos mismos objeto de estudio. Aunque para llevar las escenas a cabo, hiciese falta una buena provisión de vodka francés.

En la historia no han faltado las relaciones de otros personajes, que tampoco han escatimado en detalles. Preguntada por estas escenas, y por el evidente hecho de que el desnudo femenino es mucho más recurrente que el masculino, la creadora explicó que es ella misma la que pone los límites y que si no se han visto más centímetros de carne de los hombres del reparto es, simplemente, porque no ha surgido la oportunidad. Aunque algunas demandas podrían verse satisfechas en la tercera temporada.

Juego de Tronos, HBO,2011

Cantidad de sexo: Mucho y muy variado, tanto en personajes como en la composición de las escenas. Nivel de desnudez: Muy elevado, especialmente el femenino. Presencia de sexo homosexual: Muy recurrente entre mujeres, escaso entre hombres. Se ven: Muchísimas tetas aunque en lo que se refiere a la desnudez masculina está por encima de la media.

En el suelo de una tienda de campaña, en una cueva, en un barco, en lo alto de una torre, o sobre la cama matrimonial, consentido o forzado, casi vestidos o completamente desnudos, a los personajes de Juego de Tronos les hemos podido ver satisfaciendo sus instintos sexuales en cualquier postura y lugar. Para bien y para mal, porque desde el principio de la serie también hemos podido ver varias escenas en las que las mujeres eran violadas o sometidas a vejaciones. Y aunque la producción es una adaptación, o en algún momento lo fue, de los libros de George R. R. Martin, el sexo está mucho más presente en la pantalla que en la historia original, especialmente el homosexual.

Así que Benioff y Weiss son, prácticamente, los responsables únicos de la elevada sexualidad de la serie, que en algunas ocasiones ayuda a mejorar una escena aburrida, y en otras sirve para reafirmar la obtusa personalidad de algún personaje. Es tan raro encontrar una escena en la que el sexo sea pertinente, como ver un capítulo en el que no aparezca alguna mujer ligera de ropa. Pero en esto Juego de Tronos sólo es culpable de ser un poco más explícita que las demás.

Outlander, Starz, 2014

Cantidad de sexo: Normal, pero muy explícito. Nivel de desnudez: Desinhibido, pero no forzado. Presencia de sexo homosexual: Exclusivamente masculino, superior a la media y especialmente traumatizante. Se ven: Más cuerpos femeninos desnudos que masculinos, pero éste último está por encima de la media.

Aunque la tensión sexual entre Claire y Jamie es palpable y evidente desde el momento en el que ella llega a 1743, la época medieval que describe la adaptación de la obra de Diana Gabaldon es menos fogosa que la de su colega Martin. Pero cuando llega, allá por el séptimo capítulo, es tan íntima como explícita, aunque en esta ocasión venga determinada por la historia de amor que viven los protagonistas. Tímidos ante su desnudez y enamorados, juntos tratan de salvar los tres siglos de conocimientos y artes amatorias que les separan. “Pensaba que se hacía de espaldas, ya sabes, como lo hacen los caballos” le dice Jaime a Claire tras su primer encuentro.

Pero Outlander no es sólo almíbar, y además de ser la serie más erótica de la temporada 2014-2015, la producción de Starz también ostenta el título de ser la más sádica. Jamie no es sólo un joven guerrero escocés con una capacidad para el romanticismo más que cuestionable. También es el objeto de deseo de un capitán inglés, que utilizará su poder para cumplir sus deseos. Sin embargo, el momento de mayor polémica llegó cuando en el decimocuarto episodio, la hermana del protagonista, que acaba de dar a luz, se detiene en medio del bosque para aliviar la presión que siente en sus pechos por culpa de la leche. Una escena que fue eliminada en la emisión de la serie en Canadá, hace un par de meses. Lo cual dice mucho de la absurda moral de la televisión, especialmente de la canadiense.

True Blood, HBO, 2008-2014

Cantidad de sexo: Mucho y muy explícito. Nivel de desnudez: Probablemente el mayor de la lista. Presencia de sexo homosexual: Aquí también se lleva la palma. Se ven: Mujeres desnudas y algún que otro culo masculino.

Los vampiros creados por Charlaine Harris son más sexuales que los adolescentes de Stephenie Meyer, o los centenarios seres de Anne Rice. Son tan sexuales que en la pequeña pantalla fulminan a cualquier posible competidor, por mucho que hayamos oído hablar de alguna orgía en Juego de Tronos. Y a lo largo de siete temporadas hemos podido verles retozando con amor y sin él, al calor de una hoguera, en plena tormenta de nieve o utilizando el sexo como cruenta arma de seducción.

A pesar de que la excesiva presencia del sexo en la serie es criticable, la producción es algo más coherente que sus competidoras a la hora de mostrar en pantalla hombres desnudos, e incluso algún frontal. Tampoco faltaron las orgias provocadas por fuerzas sobrenaturales, y los polvos con odio. Sí, esos que se echan con violencia y con furia y en los que uno de los amantes termina sufriendo un giro de cabeza de 180º. Es lo que tiene el sexo entre vampiros.

Californication, Showtime,2007-2014

Cantidad de sexo: Mucho y muy adaptable a las circunstancias. Nivel de desnudez: Predominantemente femenino. Presencias de sexo homosexual: Ninguna. Se ven: Muchas tetas.

Sólo en la primera temporada de la serie Hank Moody se acostó con once mujeres. Es cierto que la vida sexual del escritor al borde del abismo fue menos azarosa en temporadas posteriores pero sólo en la variedad de mujeres, no en la cantidad de veces que veíamos a Hank entre las piernas de alguna fémina. Pero el sexo no corría únicamente a cargo del personaje interpretado por David Duchovny. Su agente, y mejor amigo, Charlie Runkle también es responsable de las orgías, los rodajes de pelis porno y las masturbaciones que aderezan la historia.

Las escenas masculinas más ligeras de ropa correspondieron al personaje interpretado por Stephen Tobolowsky, el desatado productor de Hollywood Stu Beggs. Y en las últimas temporadas, Californication explotó la sexualidad de la mujer de Runkle, Marcy interpretada por la actriz neoyorquina Pamela Adlon. Aunque, en contadas ocasiones, la sexualidad de la escena venía dada por la libido ajena, no de la propia.

El sexo es un recurso narrativo habitual en la ficción televisiva. Pero no todas las series lo utilizan con la misma facilidad o frecuencia. Y por supuesto, no de la misma manera. Porque no es lo mismo ver cómo los personajes se rinden a la tensión sexual y tras unos cuantos apasionados besos, la pantalla se va a negro y amanecen en la misma cama convenientemente tapados, que describir con una gran variedad de planos el encuentro sexual entre los protagonistas de turno, de los que ahora conocemos hasta sus marcas de nacimiento.

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