'Westworld' vuelve a HBO: ¡que comience la revolución de los androides!

“Los placeres violentos tienen finales violentos”. Con estas palabras, la bella Dolores Abernathy reprocha a algunos de los visitantes de Sweetwater su moralidad, sus vicios y su comportamiento. Pero también justifica el reguero de sangre que ella misma inició horas atrás, cuando se convirtió en la verdadera protagonista del homenaje de despedida a Robert Ford. Una declaración de intenciones que la joven androide está dispuesta a llevar a cabo hasta las últimas consecuencias en la segunda entrega de ‘Westworld’ que desde el lunes podemos disfrutar en HBO.

La espera ha sido larga, pero la producción de Jonathan Nolan y Lisa Joy ha regresado un año y cuatro meses después con diez nuevos episodios sobre el parque temático más excitante y atractivo de la ficción serializada. Una producción de la que la cadena de cable norteamericana espera que se convierta en la sucesora de ‘Juego de Tronos’. Algo para lo que será fundamental la acogida la nueva entrega de ‘Westworld’ tenga entre la audiencia.

En su temporada de estreno los espectadores tuvimos la oportunidad de adentrarnos (con tranquilidad) en el parque temático del oeste, propiedad de la compañía Delos. El lugar al que los más pudientes viajaban para pasar unas vacaciones en las que dar rienda suelta a sus sueños más osados, ya fuese en un prostíbulo, un duelo al sol o en una sofisticada fiesta. Allí les esperaban Maeve, la dueña del prostíbulo del pueblo, o la ya mencionada hija del granjero. Dos mujeres que viven atrapadas en una rutinas narrativas que terminan descubriendo. La puerta hacia su propia conciencia, y el punto de partida para la revolución de los androides.

A PARTIR DE AQUÍ SE COMENTA EL DESENLACE DE LA PRIMERA ENTREGA Y LAS TRAMAS PRINCIPALES DEL PRIMER EPISODIO DE LA SEGUNDA. LEE BAJO TU RESPONSABILIDAD.

El sangriento desenlace con el que ‘Westworld’ cerró su primera entrega con uno de los fundadores del parque asesinado a manos de una de sus criaturas preferidas, los androides tomando el control y los invitados yaciendo sobre elegantes manteles. Un cierre por todo lo alto para una historia que no duda en despejar algunos de los mayores interrogantes de la temporada en cuanto tiene oportunidad. En otras ocasiones, ‘Westworld’ vuelve a ser en ‘Journey into Night’ (‘Viaje a la noche’) esa producción que no tiene prisa por ofrecer conclusiones claras al espectador. Y tampoco muestra ningún interés por guiarle temporalmente, aunque el estreno de la segunda entrega transcurra en dos líneas temporales separadas por una docena de días.

Confusión en la rebelión

Ese es el espacio de tiempo que separa la rebelión de los androides de la llegada de las fuerzas de seguridad de Delos consiguen llegar a la zona. Y si Dolores, Maeve y el Hombre de Negro nos ayudan a descubrir qué pasó en las horas posteriores al asesinato de Ford, el bueno de Bernard se divide entre sus recuerdos (¿o sus sueños?), su huida de Sweetwater tras la tragedia y el momento en el que es salvado por el jefe de seguridad, después de ser tomado por uno de los androides. Allí conoce al agente Karl Strand, un misterioso hombre enviado por la compañía para descubrir qué ha sucedido y recuperar el control del parque lo antes posible.

La intervención de la joven campesina en la fiesta de despedida ha encendido en ella la mecha de la violencia. Y enseguida podemos verla cabalgando con soltura y disparando sin clemencia a elegantes invitados que corren desesperadamente. Una de las muchas muestras de la crueldad y el ensañamiento con el que los androides rebeldes están dispuestos a vengar su pasado y tomar el control de su futuro.

Por su parte la madame de Sweetwater, Maeve, ha dado marcha atrás a sus planes de fuga, y ha regresado a las instalaciones de Delos para encontrar a su hija. Allí se encuentra con el guionista del parque Lee Sizemore, que a pesar de los intentos de traición, se convertirá en un inesperado aliado. Pero no será el único hombre que acompañará a Maeve en su aventura, porque con algo puede contar la astuta proxeneta es con la pistola y las balas del atractivo Héctor.

Trío de reinas

Tras una temporada en la que sufrieron los abusos de los hombres que dominaban sus vidas, Dolores y Maeve se han convertido en las líderes locales de un revolución global que ha atravesado los confines de ‘Westworld’ y llegado a otros universos. Una insurrección descontrolada que exigirá medidas contundentes por parte de los líderes de la compañía responsable del parque.

Entre ellos encontramos a la enérgica Charlotte Hale, la directora ejecutiva de Delos con la que Bernard logrará escapar del alcance de los androides rebeldes. Un personaje que, a primera vista, se antoja esencial en la última e inquietante escena del episodio. Esa escena que ya hemos podido ver en algún avance y de la que solo Bernard parece conocer las causas.

Historias sin escritor

Por delante quedan nueve episodios en los que rellenar el hueco existente entre ambas líneas temporales, con nuevos saltos que no pueden evitar distraer al espectador en demasiadas ocasiones. A pesar de la posible confusión, los amantes de la producción caerán en los brazos de las novedosas tramas del parque, que discurren sin el control del guionista. Narrativas que describen el devenir de las mujeres que lucharon por su libertad y por sus sueños, pero también de aquellos que tratan de impedirlo. Unas historias en las que las motivaciones y el amor serán puestos a prueba, con los androides avanzando imparables sobre caminos nuevos y pasajeros.

La segunda temporada de cualquier producción de éxito es una prueba de fuego para el devenir de la ficción. Pero ‘Westworld’ no solo debe luchar por defender su lugar en la ciencia-ficción televisiva, sino que sería conveniente que se convirtiera en esa serie que, si no has visto, debes de ponerte al día. Y no solo la producción para los amantes de la metanarrativa, los androides o incluso los nostálgicos del western. El aperitivo inicial ha sido una excelente forma de abrir el apetito de los seguidores de la serie. Esperemos que el resto del menú esté a la altura de las circunstancias.