Quo vadis, New York Knickerbockers?

"Once anillos" es el último libro publicado por el actual presidente de operaciones de baloncesto de New York Knicks, Phil Jackson, antiguo jugador del equipo en la época dorada y excompañero de Bill Bradley, representante de la América que acaba de desaparecer tras las elecciones de hace unos días. Para hablar de la tragedia griega que está teniendo lugar en el Madison Square Garden, hay que ponerse en un estado mental Nueva York.

Jackson realizó un excepcional trabajo de autopromoción y marketing con el libro, cuya portada era un cañon, el mejor marketing del mundo: once anillos NBA en una declaración definitiva.

El libro, una colección de situaciones motivacionales extraída de leyendas de los Sioux Lakota, conversaciones con sus entrenadores, particularmente Tex Winter, creador del ataque en triángulo y recuerdos de su juventud, duramente marcada por su infancia en Dakota con unos padres puritanos que no querían tener televisión, entre otras cosas pre Trump.

Suprema sabiduría

Mientras Jackson pulía su libro, la NBA había tenido ocasión de presenciar una maniobra estratégica de colosal magnitud que iba a cambiar para siempre la estructura y maneras de hacer de la liga: Pat Riley, presidente de baloncesto de los Miami Heat, habida cuenta de las cada vez más asombrosas cantidades de dinero en la liga, convenció a tres jugadores para ceder parte de sus honorarios para formar un equipo ganador. Una maniobra creativamente obscena en su sencillez.

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Riley previó la masiva llegada de dinero por mor de los contratos de televisión y trazó un plan: fichar a Lebron James, Bosh y renovar a la baja a Wade. Habló con Lebron y le dijo que si inicialmente fichaba por sólo tres años rebajando un 35% su salario, quedaría espacio para fichar y renovar a Bosh y Wade, que tambien se rebajarían sus salarios. La grandeza de la convicción, mostrar inicialmente que los egos impulsados por la testosterona del "soy el que más gana de la liga", podían dar paso a la gloria de los títulos... Y sólo un poco más tarde, un dineral y gloria. Lebron James en este momento gana más de treinta millones de dólares al año y ya tiene tres anillos, dos de ellos con Riley en Miami.

Mientras, Jackson tomó buena nota de lo que su ego le pedía: mostrar su suprema sabiduría por encima de los once anillos conquistados: Si Riley había conseguido consruir un equipo, él tambien.

Una grave equivocación

Ocupado en la promoción de su libro, es decir, de él mismo, Jackson cometió el error estratégico más grave de su vida: no tuvo en cuenta la llegada de miles de millones frescos a la NBA, fruto de gigantescos contratos televisivos. Pensó que el efecto sería "para dentro de dos años", sin prever que se pueden hacer contratos a futuros. Puedes fichar por cinco años. Los dos primeros pagas 10, por ejemplo. En los tres ultimos años pagas 30 cada año...

Jackson pensó que con decir que pagaba mucho y además los nuevos "iban a jugar con Melo", ya estaba. Se equivocó gravemente y cuando quiso rectificar, era tarde. Los jugadores más interesantes ya habían fichado por otros equipos, porque a igualdad de contrato gigantesco, podían elegir irse a un buen equipo para ganar titulos. Incluso, aceptar algo menos de dinero, dentro de la plétora, para jugar al lado de otros grandes.

Jackson en Knicks no había heredado un equipo, no. Había heredado un agujero negro tan grande como la galaxia. La primera medida, para cubrir su error y la falta de fichajes de auténtica relevancia, fue refugiarse en el ataque en triángulo, que iba a poner en marcha un entrenador prometedor, nuevo, moderno... Que le dijo que no. Y se supo. Y eso es muy grave, porque ya los entrenadores de ese status te dicen que no quieren ser segundos platos. Steve Kerr le dijo 'no' a Phil Jackson y se fue a Golden State Warriors, con Curry, Klay, etc. Era ya un primer síntoma de que el nuevo baloncesto iba por otros sitios.

Intensa desorientación

Tras búsqueda en la que se mezcló desesperación tipo "True Detective" -segunda temporada- con mantener las apariencias, llegó Fisher, que siguiendo una maldita pauta en Knicks los últimos años, tenía problemas profundos fuera de la cancha. Fisher fracasó, convenientemente ayudado en su fracaso por Jackson, y ahora es el turno de un mediocre entrenador y mejor persona llamado Hornacek. Un admirable jugador en su momento, pero no le llega el talento como entrenador. Ver a Hornacek en este momento en el banquillo de los Knicks es una tortura mental para todo aquel que le quiera bien.

Jackson ha intentado tapar su intensa desorientación del estado actual de la NBA en lo que respecta a operaciones y fichajes. Es un maestro en eso, pero esta vez su desorientacion es tal que el consumo de energía intentando tapar eso le quita la que necesita para estructurar. El año pasado se tuvo que refugiar en el buen resultado del fichaje de Porzingis. Este año se ha refugiado en dos ex jugadores de Chicago Bulls que están destrozados por las lesiones: Joakim Noah y Derrick Rose.

De Noah a Rose

Noah, universitario de alto nivel en Florida, ha sufrido un desgaste colosal en sus años con Bulls. Jugador de escasos recursos ofensivos, hizo del derroche físico, la defensa y una buena visión de juego para asistir, las claves de su rendimiento. Ha llegado a Nueva York sin capacidad de recuperación y no acaba de entender que además el equipo no juega a nada. Lo del triángulo es un mantra, no una solución.

Derrick Rose se niega a aceptar que por las características especiales de su juego, perder potencia de piernas por sus graves lesiones de rodilla le convierten en un base normal, bueno a secas, con el problema de que como no se acepta la disminución física, su cerebro emite órdenes que su cuerpo no puede ejecutar. Además, Rose ha estado todo el verano y la pretemporada haciendo frente a una acusación de violación de la que ha sido declarado inocente.

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Rose no ha podido hacer pretemporada y si ahora le veis jugando minutos de la basura, es porque necesita el rodaje. El techo, no jugar mucho, porque aumentan las posibilidades de lesión. El suelo, entrenar y jugar lo necesario para recuperar parte del poderío que le hizo ser MVP.

Ese es el panorama y en él, Willy Hernangómez. Ha sufrido hasta que Hornacek se ha fijado en lo que puede desarrollar. Porzingis le puede ayudar mucho, pero hay una cosa clara: Knicks van a necesitar, ya lo necesitan de hecho, un cinco enseguida: YA.