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"No me gusta mi vida: ¿es posible cambiar o ya es tarde?"
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Luis Muiño

El consultorio psicológico del siglo XXI

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"No me gusta mi vida: ¿es posible cambiar o ya es tarde?"

Mejorar como individuo es posible. Y no es tan difícil si uno lo enfoca de la manera correcta. La voluntad no será el mejor aliado, sino la reflexión y un análisis realista

Foto: Un hombre apesadumbrado. (iStock)
Un hombre apesadumbrado. (iStock)

"Hola, sigo su consultorio y quiero contarle mi problema a ver si me puede aportar alguna idea. Tengo 48 años y llevo una vida que no me gusta. Tengo sobrepeso, hago trabajos esporádicos que apenas me dan para vivir por mí mismo y mis relaciones son esporádicas, nunca duran y a veces con mujeres que ni siquiera me gustaban. También tengo algunas adicciones que no llegan a ser graves pero me molestan porque yo no soy así. Hace tiempo que me sé la teoría de lo que debo cambiar, pero tengo que reconocerle que me dura poco el entusiasmo. Empiezo, pero en cuanto fallo porque no resisto la tentación de volver a las andadas me vengo abajo. Veo que cambiar me resulta difícil, me falta fuerza de voluntad. Además siento que ya es tarde, que ya perdí esa oportunidad. Estoy realmente desesperado porque no llega mi gran momento. Agradezco ideas que me puedan ayudar. Muchas gracias"

Hola. Espero que el hecho de animarte a escribir sea el principio de ese giro que quieres darle a tu vida. Voy a darte algunas pistas a partir de lo que me cuentas…

El principal fenómeno del que nos ocupamos los psicólogos es el cambio. Un buen ejemplo es el de Paul Watzlawick, psicólogo de la Universidad de Stanford, que escribió un divertido libro titulado 'El arte de amargarse la vida'. En él analiza automatismos cotidianos que nos llevan a darle vueltas a los problemas sin afrontar su resolución. Watzlawick dice que, paradójicamente, cuando nos falla una estrategia vital lo que solemos hacer es…“más de lo mismo”. Es decir: volver a usar las mismas técnicas pero con más fuerza o en más ocasiones. Un ejemplo clásico: los alcohólicos intentan beber para sentirse mejor y como no lo consiguen, beben más. Para este investigador de la escuela de Palo Alto, la tendencia al "más de lo mismo" es el mayor enemigo del progreso personal. Por eso insiste en una idea que parece obvia, pero muchos psicólogos consideramos el centro de la cuestión: si quieres que tu vida cambie tienes que hacer algo diferente. Te propongo ideas para desmontar la forma en que afrontas el cambio. Quizás así empieces a variar tus estrategias.

Te recomendaría que hagas una lista de las ventajas de tu vida que, inevitablemente, perderás

En otro capítulo de este consultorio hablé del concepto de "Ego Shock". Contaba allí que el psicólogo Keith Campbell analizó biografías de personas que han vivido una transformación radical en sus vidas. Todos describían que, justo antes de esa metamorfosis, habían sentido una ruptura de los mecanismos normales de protección psicológica que nos llevan a seguir en el "más de lo mismo". Por ejemplo: los entrevistados contaban que en un momento dado empezaron a ser capaces de jerarquizar su vida. Empezaron a separar las cuestiones importantes de aquellas que no lo son. Y esa valoración de lo esencial les llevó a cambios progresivos: ampliación de posibilidades vitales, mejora en las relaciones interpersonales, mayor empatía y entendimiento del sufrimiento ajeno, aumento del hedonismo y la capacidad de disfrute, mayor fortaleza y autoestima, etc.

Jerarquizar lo que buscas en la vida puede ser un buen inicio en la vida porque quizás te ayude también a aceptar las renuncias inevitables que tendrás que hacer. Otro autor de la Universidad de Stanford, Chip Heath, en sus libros sobre las transformaciones vitales, avisa de la tendencia del ser humano a minusvalorar aquello que pierde cuando le da un giro positivo a su vida. Es una estrategia mental poco adaptativa porque nos deja sin preparación para sobrellevar esas renuncias. Si quieres tener un trabajo más estable, por ejemplo, tendrás que renunciar a la dejadez que te puedes permitir en empleos menos serios. Heath te recomendaría que hagas una lista de las ventajas de tu vida actual que, inevitablemente, vas a perder.

Asumirnos a nosotros mismos

Como ves, todas las investigaciones sobre el cambio vital destacan el realismo como variable esencial. El profesor de la Universidad de Harvard Robert S. Kaplan, en su libro 'What You're Really Meant to Do', nos recuerda la importancia de asumir nuestras fortalezas, nuestras debilidades, nuestra motivación y nuestra historia personal de éxitos y fracasos antes de planificar un cambio vital radical. Un ejemplo: intuyo, por tu email, que tiendes a esperar que no haya recaídas y te vienes abajo cuando suceden. No contar con ellas es, según Kaplan, el error más habitual del pensamiento utópico y poco realista. En realidad, no hemos empezado a transformar nuestra vida hasta que superamos la primera recaída en hábitos antiguos. Lo que este autor te recomendaría es introducir los deslices en tu planificación. Vas a tenerlos y debes tener previsto un protocolo de actuación para retomar el camino.

Aprovecho, por cierto, para darte una buena noticia en este sentido. Como expliqué en otro artículo anterior, solemos ser más realistas a medida que nos hacemos mayores. Así que, tranquilo: no es tarde para cambiar. Todo lo contrario: la edad te está produciendo efectos muy útiles. Una investigación del profesor de la Universidad de Rutgers Daniel Hart corroboró esta relación entre madurez e independencia. Lo que hizo fue pedir a personas de distintas edades que imaginaran una máquina que pudiera clonar: a) Lo que piensan y sienten; b) Su aspecto físico y c) Sus relaciones con amigos y familia. Después les pidió que identificaran cuál de los clones era más parecido a ellos. Aunque los más jóvenes tendían a identificarse con b) y con c), los más mayores tenían claro que su identidad se encontraba en a). Cada vez eres más consciente de cómo eres por dentro y eso te puede dar el realismo necesario para el cambio. Por otra parte, la edad te ayudará a no sentirte tan presionado por los demás, que muchas veces son los mayores enemigos de la transformación vital.

Cambiar no es difícil: solamente es lento, porque requiere tiempo y persistencia, apertura real al cambio y a la motivación intrínseca

Por último, hay autores que te pueden ayudar a dinamitar otra de las excusas que solemos darnos para seguir en el “más de lo mismo”: la falta de fuerza de voluntad. Hay muchos psicólogos que opinamos que ese no es un factor importante. El cambio requiere planificación realista, no sacrificio épico. Los investigadores canadienses Marina Milyavskaya y Michael Inzlicht publicaron recientemente un estudio que mostraba que las personas que lograban objetivos en varias áreas vitales no habían tenido que usar su fuerza de voluntad. Simplemente, disfrutaban de la tarea que había que realizar para alcanzar el logro propuesto. Por eso, en un artículo reciente (“Why willpower is overrated”) el divulgador Brian Resnick nos conminaba a dejar de sobrevalorar el poder de la fuerza de voluntad. La alternativa que propone este autor es centrar nuestros esfuerzos en crear hábitos que aparten de nuestra vista las tentaciones y añadir diversión a aquello que no nos gusta hacer. Una táctica más racional y eficaz que la agotadora lucha del Bien contra el Mal en la que parecemos empeñados cuando seguimos con el “Más de lo mismo”.

El psicólogo Arthur Markman, autor del libro 'Smart Change', habla también de desterrar la épica de las transformaciones vitales revolucionarias que ha vendido el cine de Hollywood. Markman sabe de lo que habla por sus experimentos y por su experiencia personal: consiguió tocar el saxofón suficientemente bien como para tocar en una banda de jazz quince años después de empezar un cambio radical en su vida. Cambiar, según él, no es difícil: solamente es lento, porque requiere tiempo y persistencia. Las claves son la apertura real al cambio, motivación intrínseca (basada en lo que nos gusta, no en lo que esperan los demás de nosotros), capacidad para trascender al día a día marcándonos objetivos a medio y largo plazo, conocimiento realista (sin narcisismo) de nuestras cualidades y vulnerabilidades… y paciencia. Mucha paciencia.

"Hola, sigo su consultorio y quiero contarle mi problema a ver si me puede aportar alguna idea. Tengo 48 años y llevo una vida que no me gusta. Tengo sobrepeso, hago trabajos esporádicos que apenas me dan para vivir por mí mismo y mis relaciones son esporádicas, nunca duran y a veces con mujeres que ni siquiera me gustaban. También tengo algunas adicciones que no llegan a ser graves pero me molestan porque yo no soy así. Hace tiempo que me sé la teoría de lo que debo cambiar, pero tengo que reconocerle que me dura poco el entusiasmo. Empiezo, pero en cuanto fallo porque no resisto la tentación de volver a las andadas me vengo abajo. Veo que cambiar me resulta difícil, me falta fuerza de voluntad. Además siento que ya es tarde, que ya perdí esa oportunidad. Estoy realmente desesperado porque no llega mi gran momento. Agradezco ideas que me puedan ayudar. Muchas gracias"

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