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Ni las supermodelos ni 'Friends': solo Blur sale bien parado del regreso de los noventa
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Ramón González Férriz

El erizo y el zorro

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Ni las supermodelos ni 'Friends': solo Blur sale bien parado del regreso de los noventa

Los miembros de la banda británica, que tienen entre 55 y 60 años, suenan tan bien como en los noventa, pero se ríen compasivamente de quienes fueron entonces

Foto: Damon Albarn, el cantante de Blur en el pasado Festival Primavera Sound en Barcelona (EFE)
Damon Albarn, el cantante de Blur en el pasado Festival Primavera Sound en Barcelona (EFE)

Las grandes modelos de la década de 1990Linda Evangelista, Cindy Crawford y Naomi Campbell, entre otras— protagonizaron el fastuoso número de agosto de la revista Vogue y la semana pasada se estrenó en Apple TV una serie sobre ellas. Antes, volvió también Friends: los actores de la serie se reencontraron ante las cámaras para contar anécdotas de los rodajes, celebrar su amistad y su éxito y recordarnos el mucho tiempo que ha pasado desde el estreno de la serie. Vuelve también la ropa de los noventa: camisas de cuadros de franela, tops que dejan el estómago al aire y pantalones inspirados en los monos de trabajo. Bret Easton Ellis ha sacado una nueva novela cuyo tema principal es él mismo y su juventud de clase alta (lean la brillante reseña de mi colega Alberto Olmos). Y un grupo de columnistas de El País se siente con legitimidad para dirigir la política española.

placeholder Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell y Cindy Crawford, en una imagen promocional de 'Las supermodelos'. (Apple TV)
Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell y Cindy Crawford, en una imagen promocional de 'Las supermodelos'. (Apple TV)

Reflexionaba sobre este retorno de la década de mi juventud mientras escuchaba el único nuevo producto cultural de los protagonistas de esa época que me ha convencido: The Ballad of Darren, el disco de Blur aparecido este verano. Si me ha gustado es porque sus miembros, que tienen entre 55 y 60 años, suenan tan bien como en los noventa, pero se ríen compasivamente de quienes fueron entonces.

Roqueros que hacen yoga y estudian derecho

Tras el éxito de Parklife en 1994, Blur encarnaba lo mejor de la cultura pop. Eran insolentes pero divertidos. Eran de clase media, pero se reían de tal forma de la clase trabajadora, y copiaban tanto su forma de vestir y de hablar, que parecía que la respetaban con sinceridad. Todavía creían en la Tercera Vía de Tony Blair. En un momento en el que estaba en auge el rock nihilista y depresivo, celebraban la frivolidad y el baile. Cuando, en esa época, les vi actuar, tocaron "My Sharonna", la canción de los Knack, cambiando las palabras del célebre estribillo por el nombre de la ciudad en la que estábamos, Barcelona. Fue un recurso fácil, pero se metieron al público en el bolsillo.

El mundo ha cambiado mucho desde entonces, y aunque The Ballad of Darren suena a los Blur de siempre, esas transformaciones se reflejan en su actitud y sus letras. Damon Albarn, el cantante, se ha puesto un poco gordo, ya no protagoniza la prensa de cotilleos por sus ligues, sino por su divorcio, y ha contado que, décadas después de dejar la heroína, ha encontrado refugio mental y físico en el yoga.

placeholder Blur, durante su concierto el pasado 31 de agosto en Lisboa.
Blur, durante su concierto el pasado 31 de agosto en Lisboa.

El bajista, Alex James, se mudó a una granja y escribe sobre comida y cuestiones agrícolas en el periódico conservador The Sun (y sí, ha desarrollado la barriga que se espera de un crítico gastronómico). El batería, Dave Rowntree, aprovechó un largo parón entre discos para licenciarse en Derecho y trabajar para un bufete especializado en penal, y luego fue concejal laborista de su pueblo; hoy, incluso cuando se sienta a la batería, tiene exactamente la pinta de un abogado de mediana edad.

Graham Coxon, el guitarrista, es el que se mantiene mejor físicamente, pero también ha ido alternando la música con actividades más tranquilas, como la pintura y la escritura. En contra de su pretensión inicial de no volver a grabar material juntos, cuando Albarn les mandó sus nuevas composiciones decidieron ponerse manos a la obra. Pero tuvieron que organizarse como hace 30 años: Albarn no tiene móvil, y se negó a comprarse uno con el que unirse a un grupo de WhatsApp para coordinar los ensayos y compartir las ideas. Tenían que llamarle al fijo de casa. Normalmente, no lo cogía.

Narcisismo y barbarie

Las letras del disco hablan del pasado con ironía. “Me miré en el espejo/ y vi a mucha gente ahí”, canta Albarn en "The Narcissist", una canción sobre su arrogancia pasada. “He perdido las sensaciones que pensé que nunca iba a perder / ¿Adónde voy a ir ahora?”, dice en la mejor canción del disco, "Barbaric", en la que habla sobre la extrañeza que genera perder el entusiasmo por lo que fue el motor de su vida, la celebridad. “¿Para qué sirve construir Avalon [un espacio mágico en la mitología británica]/ si no logras ser feliz cuando lo has terminado?”, canta, no se sabe si en referencia al éxito pasado de Blur o al fracaso de su matrimonio.

Por raro que parezca, el nuevo disco de Blur contiene una pequeña y valiosa lección sobre cómo envejecer bien

Son lamentos de señores ricos. Pero, a diferencia de la mayor parte de los revivals culturales sobre los años noventa que están apareciendo, The Ballad of Darren no parece un producto meramente nostálgico, una operación para ganar todavía más dinero ni un simple intento de prolongar la visibilidad pública y la autoestima de los miembros del grupo. Por raro que parezca, dado que Blur fue el emblema del pop refinado, pero sin grandes pretensiones intelectuales, siempre vinculado a la juventud y la belleza de sus intérpretes, su nuevo disco contiene una pequeña y valiosa lección sobre cómo envejecer bien. No trates de ocultar que te has hecho mayor. No pretendas revivir lo que inevitablemente ya ha quedado atrás. No seas nostálgico. Mezclar las viejas pasiones con los nuevos refugios te puede salir bien. Te has divorciado, tu físico da pena y la ropa con la que te vistes te queda regular: no te preocupes demasiado, hay cosas peores.

Como dice otra canción del disco, "St. Charles Square", “La cagué / No soy el primero en hacerlo”. Parece la mejor lección que podemos sacar sobre los noventa en general y sobre nuestra vida de mediana edad en particular.

Las grandes modelos de la década de 1990Linda Evangelista, Cindy Crawford y Naomi Campbell, entre otras— protagonizaron el fastuoso número de agosto de la revista Vogue y la semana pasada se estrenó en Apple TV una serie sobre ellas. Antes, volvió también Friends: los actores de la serie se reencontraron ante las cámaras para contar anécdotas de los rodajes, celebrar su amistad y su éxito y recordarnos el mucho tiempo que ha pasado desde el estreno de la serie. Vuelve también la ropa de los noventa: camisas de cuadros de franela, tops que dejan el estómago al aire y pantalones inspirados en los monos de trabajo. Bret Easton Ellis ha sacado una nueva novela cuyo tema principal es él mismo y su juventud de clase alta (lean la brillante reseña de mi colega Alberto Olmos). Y un grupo de columnistas de El País se siente con legitimidad para dirigir la política española.

Música Naomi Campbell
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