El erizo y el zorro
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Por extraño que parezca, la mejor parodia de los progres está en la Cadena SER
'Las noches de Ortega' se emite los viernes. Es minoritario, pero se ha convertido en un tema de conversación entre los críticos con el Gobierno (y también entre algunos afines)
Es la ceremonia de entrega de unos premios del cine español. Los presentadores la inician diciendo entre los aplausos del público: “Vamos a empezar reivindicando. Esto va por el cine español, por las mujeres, por la amnistía, por Gaza, por Pedro Sánchez. ¡Y en contra del machismo, Israel, la energía nuclear, en contra de los que están en contra de Sánchez!”. Seguidamente, presentan el premio a la mejor película novel: todas las candidatas tratan sobre la invisibilidad de la mujer. En la actuación musical posterior, una joven canta al piano la canción “La cabra, la cabra, la puta de la cabra”, pero con mucha lentitud y sentimiento; interpretada así, dice una espectadora, parece muy profunda. Luego los presentadores enumeran las aspirantes a mejor documental. Estas son: La extrema maldad, sobre Isabel Díaz Ayuso; La podredumbre del alma, sobre Isabel Díaz Ayuso; y Asco absoluto, sobre Isabel Díaz Ayuso.
La retransmisión sonora va adquiriendo rasgos cada vez más grotescos. Es evidente que es ficticia. Pero si es tan divertida es porque estos inexistentes Premios Velázquez se parecen mucho a los Goya. Se trata de un capítulo de Las noches de Ortega, que presenta en la Cadena SER el cómico Juan Carlos Ortega. Su programa semanal no solo aborda el mundo de la política y la cultura progresistas pero, cuando lo hace, es lo más divertido que puede escucharse sobre ellas. Muchas veces, también, lo más cruel.
En uno de los episodios más recientes, emitido poco después de que decenas de artistas firmaran un manifiesto en defensa de Pedro Sánchez ante la posibilidad de que dimitiera, Ortega va incluso más allá. En un acto político celebrado en un ficticio Teatro Almudena Grandes, los activistas de izquierdas claman: “Defendamos la democracia y defendamos a Pedro Sánchez juntando todas las manos”. Más tarde otro participante recita, mientras suena de manera acompasada la canción de Ana Belén: “A los pseudomedios de comunicación que critican a Sánchez… cierra la muralla […] A los medios de verdad y que por tanto elogian a Sánchez… abre la muralla”. Un oyente, indignado por las noticias de los periódicos de derechas contra el Gobierno, dice un poco alterado: “Basta ya de insultos, que los hijos de puta dejen de insultar”.
Ortega sabe mezclar el costumbrismo con la sofisticación. Gran parte de lo que ha hecho es una parodia de los clichés de la comunicación
Ortega ha trabajado en innumerables programas de radio —con Javier Sardá, Julia Otero o Jesús Quintero— y de televisión —como 'Crónicas Marcianas' o 'Late Motiv'—, pero casi siempre ha tenido un aire de cómico minoritario. Sabe mezclar el costumbrismo con la sofisticación; con frecuencia encarna a la clase de gente, muchas veces anciana y solitaria, que llama a los programas de radio, y gran parte de lo que ha hecho en su carrera es una parodia de los clichés de la comunicación y el entretenimiento. Sin embargo, en muchos de los episodios de Las noches de Ortega adopta una postura un poco más radical. Se ríe abiertamente de la gente que se considera buena y sofisticada, pero que en realidad se comporta de manera servil con el poder. También de la que vive la política con una pasión angustiosa. En otro de los episodios, dedicado a apoyar al ministro Óscar Puente ante las críticas y los ataques que recibe, un hombre llama y dice que ha bebido demasiado y se ha emborrachado porque “no puedo soportar lo que debe estar sufriendo ese pobre ministro”.
Parodia a los de tu bando
Las noches de Ortega se emite en la Cadena SER los viernes a la una y media de la madrugada. Cuando aparece en forma de pódcast, no es el más oído de la emisora: solo en la sección de humor, hay varios más populares. Durante el fin de semana pasado, aparecía como el número 36 de los más escuchados en Spotify en España. Pero a pesar de ser relativamente minoritario, se ha convertido en un tema de conversación cada vez más frecuente entre aficionados a la política críticos con el Gobierno de Sánchez. Y, sorprendentemente, también entre gente de izquierdas que es consciente de los tics un poco irritantes de su propio bando.
Muchos de sus episodios, aunque en ocasiones puedan resultar repetitivos, son pequeñas joyas de la parodia política
En primer lugar, por supuesto, porque muchos de sus episodios, aunque en ocasiones puedan resultar repetitivos o demasiado abstrusos, son pequeñas joyas de la parodia política. Pero también por el morbo que suscita que, en ocasiones, parodie las actitudes o los lugares comunes que abundan en su propia emisora y en su periódico hermano, 'El País'. Hace poco, el Bob Pop real afirmaba en su sección en el programa de Àngels Barceló que “Nos abrazamos poco y yo lo echo muchísimo de menos […] Yo tengo que tocar a una persona para saber que es humana, siempre con consentimiento, por supuesto”. Unos días después, en una entrevista en ese periódico, el poeta y activista de izquierdas Luis García Montero decía con total seriedad que “hasta un poema de amor puede leerse como una defensa de la sanidad pública”. Eran afirmaciones que resultaban prácticamente indistinguibles de las parodias de Ortega, y que a veces es casi imposible no imaginar con su voz.
Todo ello dice mucho en favor de la capacidad de la Cadena SER para reírse de sí misma y mantener un pluralismo infrecuente en los medios actuales. Los retratos que hace Ortega de esa gente un tanto enamorada de sí misma y de sus buenos sentimientos, y que ve en la cultura y Pedro Sánchez un reflejo de su propio idealismo, son precisos y malvados. Y no siempre compasivos con quienes se sienten, como dice otro de sus episodios, en “el lado bueno de la historia”. Ahora es el momento de que Onda Cero o la Cope creen un programa parecido que se mofe de sus colaboradores y oyentes.
Es la ceremonia de entrega de unos premios del cine español. Los presentadores la inician diciendo entre los aplausos del público: “Vamos a empezar reivindicando. Esto va por el cine español, por las mujeres, por la amnistía, por Gaza, por Pedro Sánchez. ¡Y en contra del machismo, Israel, la energía nuclear, en contra de los que están en contra de Sánchez!”. Seguidamente, presentan el premio a la mejor película novel: todas las candidatas tratan sobre la invisibilidad de la mujer. En la actuación musical posterior, una joven canta al piano la canción “La cabra, la cabra, la puta de la cabra”, pero con mucha lentitud y sentimiento; interpretada así, dice una espectadora, parece muy profunda. Luego los presentadores enumeran las aspirantes a mejor documental. Estas son: La extrema maldad, sobre Isabel Díaz Ayuso; La podredumbre del alma, sobre Isabel Díaz Ayuso; y Asco absoluto, sobre Isabel Díaz Ayuso.
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