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Carolina Marín y el padre que la 'adoptó': "No hay excusa, no nos hemos lesionado"
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Carolina Marín y el padre que la 'adoptó': "No hay excusa, no nos hemos lesionado"

Detrás de los éxitos y las gestas de Carolina Marín está Fernando Rivas, su padre deportivo e, incluso, podríamos decir que padre adoptivo, pues Carol lleva a su lado desde los 14 años

Foto: Carolina Marín, en el Abierto de Vietnam, donde reapareció tras su lesión de rodilla. (EFE)
Carolina Marín, en el Abierto de Vietnam, donde reapareció tras su lesión de rodilla. (EFE)

Siete meses después de su grave lesión de rodilla, rotura del ligamento cruzado anterior, Carolina Marín reapareció la semana pasada en el Abierto de Vietnam y cayó en la primera ronda ante la tailandesa Supanida Katethong. Lo hizo por 2-0 y en 50 minutos. "Estoy decepcionada conmigo misma", reconoció la campeona olímpica tras el partido, a la que no estamos acostumbrados a escuchar decir cosas como "no he estado preparada mentalmente", "eso me ha hecho no estar concentrada y en los finales de los sets no he pensado en la táctica que habíamos preparado" o "me he puesto más nerviosa y no he confiado en mí misma".

Esta semana, en el Masters 1000 de China, la (posiblemente) mejor deportista española de la historia reaparecerá por segunda vez, valga la expresión, y apuesten por que lo hará con mejor suerte. De momento, victoria en dos sets (16-21 y 18-21) ante la japonesa Okuhara... Como sostiene su entrenador, Fernando Rivas, "Carolina es fruto del trabajo. Es cierto que tiene un carácter innato y que por eso no vamos a conocer en 1.000 años a otra como ella, pero si hubiera nacido en Dinamarca no hubiera conseguido nada porque hubiera sido una más". Pues sí, España, y más concretamente Huelva, tuvo la fortuna de ver nacer a esta doble campeona del mundo de bádminton, y de manera consecutiva, una gesta que nadie más ha logrado.

De diseñar ese trabajo que haya detrás de los éxitos y las gestas de Marín se encargó Rivas, su padre deportivo e, incluso, podríamos decir que padre adoptivo, pues Carol lleva a su lado desde los 14 años y la onubense ya tiene 26. "Llegó a la Blume (la residencia de los deportistas del Centro de Alto Rendimiento de Madrid) muy joven y a los mayores no les interesaba mi método, no confiaban en él, y yo me centré en ella", recuerda siempre Fernando.

Cualquiera que conozca a este doctor cum laude por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid sabrá que no es que sea exigente, sino que es imposible serlo más. Quizás por ello, justo antes de la reaparición de Carolina, el entrenador granadino hizo unas declaraciones al diario 'El País' que pudieron malinterpretarse: "Lo que creo y espero es que Carol haya aprendido a valorar lo que tiene, que cualquier mínimo detalle puede hacer que todo aquello que tiene, deje de existir. Tiene que aprender a cuidarse mejor, a ser más profesional en algunos ámbitos". Cuidarse mejor, ser más profesional... Ojo con sacar estas afirmaciones fuera de contexto.

Cuando Rivas dice que "Carolina tiene que cuidarse mucho, mucho, tiene que saber muy bien cuáles son sus prioridades, tiene que descansar más que antes porque no recupera tanto como antes", no es que su pupila no lo hiciera, pues de lo contrario no habría llegado donde ha llegado, sino que la lesión ha sido un punto de inflexión. "Cambia el camino, pero el destino es el mismo". Este fue el breve mensaje que Marín recibió de su entrenador aquel fatídico 27 de enero en Yakarta, cuando aún no se conocía la rotura del cruzado, si bien todo hacía presagiar lo peor. "Nadie le ha regalado nada, se lo ha ganado ella todo, pero… hoy está ahí y por una tontería mañana no se acuerda de ella nadie", asegura Rivas, quien bromea con el hecho de que "llevo 12 años entrenando a Carolina y he tenido que desarrollar la paciencia". Lo mismo dirá a buen seguro Carol...

placeholder Carolina Marín y Fernando Rivas, en un acto de LaLigaSports
Carolina Marín y Fernando Rivas, en un acto de LaLigaSports

En su interesante entrevista con Eleonora Giovio, Fernando anticipó lo que le dijo a su pupila antes de viajar a Vietnam: "Desde el momento en que debutemos, la rodilla deja de ser una excusa, la rodilla no existe, no nos hemos lesionado y hay que empezar a jugar bajo unas circunstancias diferentes". Aunque conociendo sus métodos, y no digamos ya viendo entrenar a Carolina a los pocos días de ser operada, puede pensarse que Rivas es excesivamente duro, él tiene muy claro que "no puedo estar exigiéndole una dureza de entrenamiento cuando no me la puede aportar, pero hay cosas que son innegociables y el esfuerzo lo es. No es que me haya ablandado, soy duro, porque preparo a Carolina para la guerra. No se lo van a poner mucho más fácil de lo que yo se lo pongo en los entrenamientos. Esa es mi faceta: de alguna manera tengo que generar estrés y en eso soy bastante bueno…". Poco más se puede añadir.

Resulta gratificante, a la par que pedagógico, escuchar a un entrenador decir, por ejemplo, que ha practicado juego tenso para no tener que desplazarse tanto previendo que no se iba a poder mover mucho, un tipo de juego que hace más pequeña tu pista y más grande la de la contraria. O confesar que si fuera entrenador de una rival de Carolina Marín lo primero que haría es que le echaran el volante a esa zona de rectificado, es decir, a la zona del campo en la que se lesionó. "Ya se ha familiarizado y en la última semana hemos hecho partidos cortos y no hay ningún miedo", cuenta al respecto. Y es que, conociendo a Fernando, no sorprende escucharle decir que él de quien menos ha aprendido ha sido de entrenadores de bádminton. "Mi mejor fuente de inspiración ha sido el voleibol", suele recordar.

Al igual que sucede con Rafa Nadal, si algo nos ha demostrado Carolina Marín es su capacidad para llegar a lo más alto en un deporte como el bádminton, sino para levantarse en los momentos más duros. Ninguno lo había sido tanto hasta ahora como el que le supuso romperse la rodilla. Pero, como dice Fernando Rivas, una vez que ha vuelto a competir "ya no hay excusa, no nos hemos lesionado". El padre que le 'parió'...

Siete meses después de su grave lesión de rodilla, rotura del ligamento cruzado anterior, Carolina Marín reapareció la semana pasada en el Abierto de Vietnam y cayó en la primera ronda ante la tailandesa Supanida Katethong. Lo hizo por 2-0 y en 50 minutos. "Estoy decepcionada conmigo misma", reconoció la campeona olímpica tras el partido, a la que no estamos acostumbrados a escuchar decir cosas como "no he estado preparada mentalmente", "eso me ha hecho no estar concentrada y en los finales de los sets no he pensado en la táctica que habíamos preparado" o "me he puesto más nerviosa y no he confiado en mí misma".

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