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Morata ha hecho una Eurocopa catastrófica (y no hay que tener miedo a admitirlo)
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Carlos Prieto

Agresión sin balón

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Morata ha hecho una Eurocopa catastrófica (y no hay que tener miedo a admitirlo)

Cronología de una competición exitosa en lo colectivo y errática en lo personal

Foto: Morata subido a hombros de Carvajal durante la celebración. (AFP)
Morata subido a hombros de Carvajal durante la celebración. (AFP)

Álvaro Morata ha tenido el curso más extraño de su vida. Hemos visto al mejor y al peor Morata al mismo tiempo. La primera mitad de su año con el Atlético: bola que tocaba, bola que metía. La segunda mitad, con los títulos en juego, sequía goleadora absoluta. La falta de goles, exacerbó la tendencia de Morata a rayarse con el mundo. En ese estado de inestabilidad, llegó a la concentración española a la Eurocopa. ¿El resultado del torneo? España se llevó el título, pero Morata fue tan inocuo en el campo como histriónico y lastimoso en los titulares.

¿Qué ha pasado con Morata? Esta es la cronología de un año que nunca olvidará.

16 de abril, la debacle de Dortmund

Después de firmar su mejor primera vuelta como jugador profesional, con doce goles, el rendimiento de Álvaro Morata se despeña en el último tramo de liga. El madrileño no encuentra puerta, siente el runrún del Metropolitano y solo es capaz de anotar tres tantos en cinco meses.

El punto de ruptura llega en la vuelta de los cuartos de Champions League contra el Borussia Dortmund. En el minuto 3 en el Signal Iduna Park, Morata se queda solo ante Kobel, el portero suizo del Dortmund. Conduce 35 metros sin oposición y, cuando está a la altura del punto de penalti, con toda la portería a su merced, lanza una vaselina flácida con la izquierda que ni siquiera se acerca al palo.

Simeone se queda mirándole desde la banda, impávido. No se lo puede creer. Sienta a Morata en el descanso, algo que hace muy pocas veces el argentino, una vez comprueba que el madrileño está fuera del partido.

El Atlético cae eliminado y la afición se ceba con Morata: no tanto por el error como por la indolencia de la acción. Demasiada tensión acumulada, demasiada frustración europea desde la final del 74, como para jugársela con esa frivolidad. Morata se rompe.

Primavera, la decadencia

Morata sufre neuralgia del trigémino, una dolorosa afección que se describe como recibir un calambrazo en la cara. Se trata de un problema difícil de tratar y que tiene como principal desencadentante el estrés. En los siete partidos que restan de liga, no vuelve a jugar más de 45 minutos consecutivos.

Todo indica que Morata no está preparado psicológicamente para ser el capitán de la Selección, pero dejarlo fuera de la Eurocopa está lejos de la forma de actuar de Luis De la Fuente, porque además el delantero cuenta con el respaldo del vestuario.

12 de junio, Morata abre la boca

A un día del comienzo de la Euro, Morata ofrece dos entrevistas en las que da una de cal y otra de arena. Por una parte regala el oído a sus compañeros, recordando que Rodri, Dani Olmo, Carvajal o Lamine Yamal son estrellas aunque no se les reconozca. La prensa deportiva coincide en señalar estas declaraciones como un poderoso refuerzo de su liderazgo en el vestuario.

Sin embargo, Morata da rienda suelta a sus lamentos. Dice que en España no le valoran y que tiene ganas de jugar en otro país. "Muchas veces mis hijos, que tienen cinco años, no entienden por qué hay gente que le tiene tanta rabia a su padre. La mejor situación para mí es irme a jugar fuera de España. Por mi vida, por lo que tengo que vivir cuando salgo a la calle".

13 de junio, arranca la Euro

En el partido inaugural, contra Croacia, Morata recibe un balón parecido al de Dortmund, pero esta vez consigue embocarlo rematando de nuevo con la izquierda. Es el primer gol de la Selección en un partido brillante que acabará con un contundente 3-0.

Los fantasmas parecen haberse disipado y el delantero madrileño se dispara en las apuestas como máximo goleador del torneo.

placeholder Morata celebr su gol contra Croacia. (Reuters)
Morata celebr su gol contra Croacia. (Reuters)

20 de junio, Italia

España arrasa a Italia, aunque solo en juego. El marcador final es escueto: 1-0 y por gol en propia puerta de los transalpinos. Morata se deja caer a la zona del diez para recibir balones y deja ver sus carencias. Desde fuera del área es una punta roma, incapaz siquiera de que sus disparos lleguen al portero. Es sustituido por Oyarzábal y la mayoría de crónicas ni le mencionan.

24 de junio, Albania

Con España clasificada para los cruces, De la Fuente decide hacer rotaciones. Salen todos menos Laporte. El partido lo soluciona Ferran Torres con balón al palo largo de mucha clase. Morata sale en el 70, con los albaneses volcados al ataque, el mejor escenario para un delantero centro. Solo tiene una, a los cinco minutos de entrar, que falla frente al portero. Tampoco importa: el árbitro ha pitado fuera de juego, el gran enemigo de Morata.

30 de junio, octavos de final

Georgia marca a los 17 minutos y se encienden las alarmas. Hay que marcar cuanto antes. La Selección se vuelca al ataque y aparecen Cucurella, Nico Williams y hasta Pedri. Es Rodri, ese coloso infravalorado, quien recorta en la frontal y se la ajusta al palo a Mamardashvili. Morata, en fuera de juego, está a punto de rozar el balón y anular el gol.

Por tercer partido consecutivo, Marca le da una sola estrella a Morata entre la galaxia que está repartiendo entre los miembros de la Selección.

placeholder Quizá mejor ocasión de Morata en la Euro, contra Alemania. (Reuters)
Quizá mejor ocasión de Morata en la Euro, contra Alemania. (Reuters)

2 de julio, el anuncio

Morata asegura en un comunicado que seguirá en el Atlético de Madrid el curso que viene. "No puedo imaginar lo que tiene que ser ganar con esta camiseta y no voy a parar hasta conseguirlo", escribe en Instagram junto a una foto suya con la camiseta del Atlético.

5 de julio, cuartos de final

España se enfrenta a Alemania en Stuttgart. Mala cosa. Será el partido más difícil del torneo, resuelto en la prórroga con un bellísimo remate de Mikel Merino.

Hay un cambio de actitud en Morata: presiona fuerte, acude a defender a sus compañeros en las discusiones con el árbitro e incluso crea alguna ocasión en los primeros minutos jugando de espaldas a portería. En el 46, cuando más arreciaban los alemanes, Lamine le filtra un pase a Morata, que recibe de espaldas cerca del área pequeña. Solo tiene que girarse y disparar entre los siete metros y medio que hay entre palos.

Morata se gira y la manda alta por dos metros. Pide penalty al árbitro. La repetición muestra que ni siquiera hay contacto.

Para cuando Merino salva los muebles, Morata lleva casi media hora en el banquillo.

8 de julio, el mosqueo

De nuevo la afición mira a Morata. Es, con diferencia, el titular que menos está aportando al equipo. El entorno de la Selección comienza a dejarle caer a los periodistas que Morata necesita apoyo. En los especiales de televisión de la Euro y en los periódicos surge el relato de que Morata realiza un trabajo oscuro que no todos los aficionados saben valorar, pero que sin él España estaría ya en casa.

Fija a los defensas y abre espacios, dicen. De súbito, Morata se convierte en el delantero centro menos exigido del mundo.

Su respuesta pasa por ir a la radio para decir que cuando acabe el torneo se va de la Selección y del país. "En España no se me respeta, ni a mí, ni a nadie", lamenta en un ataque incomprensible a su afición. Lo hace dos días antes del choque contra Francia en semifinales, generando un debate en torno a su figura que perjudica el ambiente en la concentración.

Nuestro compañero Ulises Sánchez-Flor constata lo obvio en un artículo que genera revuelo. Incluso su esposa, Alice Campello, clama en Instagram contra los ataques y pide una defensa incondicional del ariete atlético.

Foto: Morata protesta en el partido contra Alemania. (Mathias Bergeld/Zuma Press)

9 de julio, semifinales

La Selección vuelve a dar la cara contra la Francia de Mbappé. Pese a que la eliminatoria se complica con un gol de Muani en el minuto 8, España consigue aterrizar en el partido y dominar el juego. Jugadores como Fabián o Dani Olmo se desfondan en varios intentos de conseguir el gol del empate. Morata vaga por el área, centrado en su tarea de fijar a los centrales.

El gol de Lamine resume su genialidad, pero también el partido de Morata, que primero estorba al extremo y luego tira un desmarque a la banda que es completamente ignorado por el adolescente. ¿Le creó el espacio a Lamine? Revisen la jugada: nadie sigue a Morata.

De nuevo, la nota más baja en los periódicos. Ni se le mencionaría en las crónicas salvo por una presunta lesión que le habría provocado un guardia de seguridad durante las celebraciones del equipo.

14 de julio, la final

Dos días antes del partido definitivo contra inglaterra, a Morata le preguntan en rueda de prensa si está disfrutando de la arrolladora Eurocopa de España: "Sinceramente, no", responde. En paralelo, se filtra que Morata se va al AC Milan. Desconcierto en las oficinas del Metropolitano, donde no se esperaba la noticia.

En el minuto 42 de la final, Morata se planta frente a Pickford y se barrunta la redención. Recorta, pierde el balón y se tira entre los centrales. Reclama penalty al árbitro. En el 66 sale del campo por Oyarzábal, que llega con la intención de ejercer como delantero centro: recibe de espaldas, abre a una banda y consigue llegar un milisegundo antes al centro que el defensa para hacer a España tetracampeona de Europa.

placeholder Oyarzábal celebra el gol que dio la Eurocopa a España. (AFP)
Oyarzábal celebra el gol que dio la Eurocopa a España. (AFP)

16 de julio, la celebración

Hora indeterminada. Morata decide ser el maestro de ceremonias de la Selección en la celebración de la Eurocopa en Cibeles. Parece una elección extraña dado el grado de crispación y abatimiento que ha mostrado Morata durante el torneo. Nuestro recuerdo de Pepe Reina -animador oficial de los títulos anteriores de la Selección, con tendencia al costumbrismo cuñadil- está a punto de subir varios enteros.

15:35 horas. Fabrizio Romano anuncia en Twitter el fichaje de Morata por el Milan.

21:00 horas. La caravana de la Selección empieza a circular por Madrid. Al paso del autobús, un aficionado enseña el cartel: “¡Morata, yo tampoco la meto!”. El jugador le arroja un vaso con virulencia.

23:30 horas. Morata corea “¡GIBRALTAR ESPAÑOL!" durante la celebración en Cibeles. Los jugadores y el público le siguen.

00:40 horas. Un aficionado del Atlético espeta a Morata en redes sociales: “Mucha bandera del Atleti, pero bien que se va al Milan”. El jugador le responde de manera brusca: “Ahora no me puedo ir y tras Dortmund me queríais echar”.

17 de julio, la resaca

10:00 horas. El gobierno de Gibraltar tacha de “repugnantes” y “rancios” los cánticos sobre la españolidad de Gibraltar. La Asociación de Fútbol de Gibraltar (FA) presenta una queja formal a la UEFA. A falta de goles, incidentes diplomáticos. Broche de oro a un mes exitoso en lo colectivo y catastrófico en lo personal.

Álvaro Morata ha tenido el curso más extraño de su vida. Hemos visto al mejor y al peor Morata al mismo tiempo. La primera mitad de su año con el Atlético: bola que tocaba, bola que metía. La segunda mitad, con los títulos en juego, sequía goleadora absoluta. La falta de goles, exacerbó la tendencia de Morata a rayarse con el mundo. En ese estado de inestabilidad, llegó a la concentración española a la Eurocopa. ¿El resultado del torneo? España se llevó el título, pero Morata fue tan inocuo en el campo como histriónico y lastimoso en los titulares.

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