Laissez faire
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Curva de Laffer: mitos y realidades
Si bajar impuestos incrementara la recaudación, significaría que no los hemos bajado lo suficiente. En particular, las subidas de impuestos contribuyen a reducir las bases imponibles, mientras que las bajadas contribuyen a incrementarlas
El fiasco de Liz Truss en Reino Unido ha reavivado el debate sobre la factibilidad de bajar impuestos sin recortar el gasto. Si, como suelen decir muchos políticos dizque liberales, bajar impuestos incrementa la recaudación, ¿por qué en este caso bajar impuestos (el anuncio de hacerlo) ha socavado la confianza en la solvencia de Reino Unido? ¿Acaso es que bajar impuestos no incrementa la recaudación y, por tanto, la famosa curva de Laffer es falsa? Vayamos por partes.
Primero, el mensaje central de la curva de Laffer es absolutamente correcto: siempre que se suben o se bajan impuestos, no hay que considerar únicamente los efectos de la variación del tipo impositivo sobre las bases imponibles preexistentes, sino que también hay que tener presente que esas bases imponibles variarán como resultado de la modificación del tipo impositivo. En particular, las subidas de impuestos contribuyen a reducir las bases imponibles (porque disminuyen la actividad económica, ya sea incentivando a que trabajemos menos, a que ahorremos menos o a que invirtamos menos en el margen), mientras que las bajadas de impuestos contribuyen a incrementarlas. Por ejemplo, si la base imponible es 100 y el tipo impositivo efectivo es del 10%, recaudaremos 10 unidades monetarias; si duplicamos el tipo efectivo hasta el 20% no recaudaremos 20, sino menos de 20 (quizá 19, o 18, o 17, etc.). Y al revés, si lo bajamos al 5%, no recaudaremos cinco, sino más (quizá seis o siete). Nada de esto debería resultar demasiado controvertido y esa es la idea básica que subyace a la curva de Laffer.
Ahora bien, y en segundo lugar, muchas veces se confunde lo anterior con que el efecto recaudatorio de las bases imponibles será mayor que el del tipo impositivo. Y eso es una posibilidad, pero no una necesidad: y, a tenor de la evidencia disponible, un escenario no demasiado probable en las economías actuales. O dicho de otro modo, y por seguir con nuestro ejemplo anterior, que, al aumentar el tipo impositivo del 10% al 20%, la base imponible se contraiga no implica que vaya a contraerse por debajo de 50 (nivel a partir del cual la recaudación menguaría tras el incremento del tipo impositivo); o, asimismo, que el tipo impositivo se reduzca del 10% al 5% no implica necesariamente que la base imponible vaya a pasar de 100 a 200 (nivel a partir del cual la recaudación aumentaría tras la reducción del tipo impositivo). En suma, que exista una relación no lineal entre tipo impositivo y recaudación (que no otra cosa pretende sugerir la curva de Laffer) no significa que el tipo impositivo efectivo siempre se ubique por encima de aquel que maximiza la recaudación y que, en consecuencia, reduciéndolo siempre aumentemos los ingresos del Estado. Por tanto, no cabe afirmar, como ley apodíctica e inmutable, que “bajar impuestos aumenta la recaudación”: todo dependerá de cuál sea el efecto de subir el tipo sobre la base imponible. Y, como ya hemos explicado en otras ocasiones, a día de hoy no parece que ese efecto sea lo suficientemente potente como para aumentar la recaudación bajando impuestos (es decir, no estamos a la derecha sino a la izquierda de la curva de Laffer).
Pero, en tercer lugar, que bajando impuestos no aumentemos la recaudación no equivale 'per se' a que no debamos bajarlos o a que debamos subirlos. Cuáles son los efectos recaudatorios de bajar impuestos dentro de una economía constituye un enunciado meramente descriptivo sobre la realidad; proponer subir o bajar impuestos constituye, en cambio, un enunciado prescriptivo. Y para pasar del ser al deber ser hace falta algo más: por ejemplo, hace falta una visión moral de qué constituye una buena sociedad hacia la que idealmente deberíamos dirigirnos. Para un liberal, la buena sociedad es aquella que, como mínimo, respeta a las personas y facilita que prosperen en el largo plazo. Y bajar impuestos es una medida que logra ambos objetivos al mismo tiempo: respeta la propiedad pacíficamente adquirida de los individuos y fomenta una mayor creación de riqueza (un incremento de las bases imponibles, aun cuando este no sea suficiente como para incrementar la recaudación). Quienes sostienen que deberíamos establecer aquel tipo impositivo que 'maximice' la recaudación están adoptando la perspectiva moral de los intereses del Estado: es decir, cómo maximizar la rapiña para maximizar su poder. El Estado claro que aspira a arrebatarles los máximos recursos posibles a los ciudadanos, pero el esclavo no debería hacer suya la aspiración del amo.
En definitiva, la curva de Laffer existe (o, al menos, existe algún tipo de relación no lineal entre tipo impositivo y recaudación); muy probablemente no estamos a la derecha de la curva, de modo que bajar impuestos no aumente la recaudación; pero lo anterior no implica que no debamos bajar impuestos. De hecho, desde una perspectiva liberal, si bajar impuestos incrementara la recaudación, significaría que no los hemos bajado lo suficiente.
El fiasco de Liz Truss en Reino Unido ha reavivado el debate sobre la factibilidad de bajar impuestos sin recortar el gasto. Si, como suelen decir muchos políticos dizque liberales, bajar impuestos incrementa la recaudación, ¿por qué en este caso bajar impuestos (el anuncio de hacerlo) ha socavado la confianza en la solvencia de Reino Unido? ¿Acaso es que bajar impuestos no incrementa la recaudación y, por tanto, la famosa curva de Laffer es falsa? Vayamos por partes.