¿Se ha comportado la economía gallega peor que la española desde 2009?

Escribe Xavier Vidal-Folch en El País que "la calidad de la herencia económica de las cuatro legislaturas Feijóo-Rueda (marzo 2009 a febrero 2024), sin ser dramática, es sensiblemente inferior a su equivalente español en el mismo período (Gobiernos Zapatero-Rajoy-Sánchez)". Una conclusión que, a dos días de las elecciones, debería mover a la reflexión a la ciudadanía gallega porque, según el propio articulista, este "peor desempeño durante la crisis financiera se explica en parte por la política económica diferencial. O sea, por el mayor grado de austeridad extrema de Feijóo respecto a la de Rajoy". Vamos, que votar al sucesor de Feijóo perpetuará una política económica desnortada en la región que seguirá empobreciendo a Galicia en términos relativos frente a España.

Pero ¿cómo respalda Vidal-Folch la osada afirmación de que el desempeño económico de Galicia durante la última década y media es apreciablemente peor que la del conjunto de España? Pues a través de tres datos.

Primero nos dice que Galicia contaba en 2023 con alrededor de 76.000 habitantes menos que en 2009. Algo que, en efecto, puede ser el síntoma de problemas económicos graves (y viceversa: puede ser causa de problemas económicos graves). Ahora bien, ¿cabe vincular esa pérdida de población con la aguda obsesión austericida de Feijóo?

Quizá en este punto convendría comparar a Galicia con su autonomía vecina: Asturias. En Asturias ha gobernado ininterrumpidamente el PSOE, salvo en el bienio casquista 2011-2012, y la contención de su endeudamiento público, sin ser dramática, sí ha sido sensiblemente inferior a la de Galicia: su deuda pública sobre el PIB pasó del 3,2% en 2008 al 18,9% en 2015 (15,7 puntos de PIB o casi 6 veces más) frente a lo ocurrido con Feijóo en ese mismo período, a saber, del 6,8% al 18,6% (11,8 puntos o 2,7 veces más). ¿Esta menor austeridad se ha traducido en una menor pérdida poblacional por parte de Asturias? No: entre 2008 y 2022 (uso datos de Contabilidad Nacional regional), Galicia perdió 73.600 habitantes (el 2,3% de su población), mientras que Asturias experimentó una caída de 68.200 habitantes (el 6,3% de su población). Quizá el problema sea otro y no las diferencias de austeridad.

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Segundo, Vidal-Folch también nos indica que, desde 2009, el PIB de Galicia ha crecido menos que el del conjunto de España. En este punto, he de confesar mi asombro: Vidal-Folch nos dice que el PIB actual de Galicia es de 69.800 millones de euros (un aumento de 20 puntos frente a 2009) y que el de España es de 1,42 billones de euros (un aumento de 27 puntos frente a 2009). Pero hay un problemilla en esta comparativa: el PIB de Galicia fue de 69.800 millones de euros en 2022, mientras que el PIB de España era de 1,42 billones de euros en 2023. Es decir, que Vidal-Folch está comparando el crecimiento del PIB en el período 2009-2022 de Galicia versus el crecimiento del PIB en el período 2009-2023 para España: y, vaya sorpresa, remata con que España ha crecido siete puntos de PIB más que Galicia en todo el período.

Claro, quitándole un año de crecimiento del PIB nominal a Galicia. Si, en cambio, comparamos períodos homogéneos, 2008-2022 (no tenemos datos de Contabilidad Nacional regional para 2023), el PIB de España crece un 21,3% y el de Galicia un 19,6%, esto es, una diferencia de 1,7 puntos (no 7 puntos), lo que se explica esencialmente por la pérdida de población. De hecho, en términos de renta per cápita, Galicia crece más que España: en el período 2008-2022, esta se expande un 22,5% en Galicia y un 16,7% en España (todo en euros corrientes).

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Tercero y último, se nos asegura que España redujo el paro desde el 18,7% en 2009 al 11,7% (una caída de 7,1 puntos) mientras que Galicia apenas ha pasado del 12,98% al 9,15% (una caída de 3,8 puntos), lo que supondría que "el mercado laboral evolucionó peor" en Galicia que en España. Llamativo que se nos intente convencer de que la economía que tiene una tasa de paro del 11,7% muestra mayor vigor que la que cuenta con una tasa del 9,15% por el hecho de que esta se ha reducido más en la primera que en la segunda. Vaya, que pasar de una tasa de paro del 50% al 40% debe de ser más saludable que pasar del 2% al 1%. Sea como fuere, la caída en términos relativos no se diferencia tanto como sugiere la variación en puntos porcentuales: pasar del 18,7% al 11,7% supone disminuir la tasa de paro un 37,5%, mientras que hacerlo del 12,98% al 9,15% supone rebajarla un 29,5%. Por verlo de otro modo, si Galicia hubiese reducido su tasa de paro un 37,5% (como el resto de España), su tasa de paro habría sido del 8,12% en lugar del 9,15%.

Donde sí tiene razón Vidal-Folch es que la tasa de actividad de Galicia es la segunda peor de España (solo por detrás de Asturias, vaya qué cosas) y que durante los últimos 15 años ha empeorado (en 2008 era el 55% y hoy es el 53,2%), lo cual es síntoma de un mercado laboral cada vez menos dinámico. Pero la tasa de actividad ya era de las más bajas de España hace 15 años y también se ha reducido en el conjunto del país durante ese mismo periodo (en España ha pasado del 60,35% al 59%). Por tanto, el problema es general si bien más acusado en Galicia.

No se entienda nada de todo lo anterior como un argumento a favor de que la situación de la economía gallega sea esplendorosa o de que sus posibles luces sean gracias a Feijóo. En general, la política económica de PSOE y de PP es bastante similar: el PP, en las autonomías, tiende a mantener impuestos algo más bajos que el PSOE, pero no abismalmente menores como para que observemos cambios de tendencia apreciables. Y regulatoriamente son primos hermanos en la mayoría de áreas. Por consiguiente, el grueso de las virtudes y de los defectos económicos que vaya a exhibir Galicia durante los próximos cuatro años probablemente sean los mismos gobierne quien gobierne la región. Pero al menos hagamos las cuentas bien hechas.