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El PP sobrevivió a Gürtel pero no a Cifuentes
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El PP sobrevivió a Gürtel pero no a Cifuentes

Cabe preguntarse si el mal estaba en Cifuentes. O está en el PP, por lo que le cuelga en casos de corrupción que tanto han dañado su imagen

Foto: La expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes. (Reuters)
La expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes. (Reuters)

La que fuese presidenta de la Comunidad de Madrid, lideresa regional de su partido y diputada de la Asamblea, ya es un juguete roto. Como las bengalas de los fuegos artificiales, nunca alguien brilló tan arriba y cayó en tan poco tiempo.

El caso aparece en la encrucijada de la política nacional. Cabe preguntarse si el mal estaba en Cifuentes o está en el PP. Dicho sea por lo que cuelga de esas siglas: la galopante corrupción que tan serios desperfectos ha causado en su imagen de partido, entre 2003 y 2015, a nivel regional. Es decir, desde el tamayazo, oscuro episodio de transfuguismo que en repesca electoral puso a Esperanza Aguirre donde los electores habían puesto al socialista Simancas, hasta las últimas elecciones municipales.

Cifuentes alcanza entonces la presidencia gracias a un pacto de investidura con Ciudadanos. La exigencia: compromiso contra la corrupción y limpieza en su propio partido. Se comprometió y lo estaba cumpliendo, como pronto supieron Francisco Granados e Ignacio González, que escoltaban el poder de Aguirre mientras se entregaban a prácticas merecedoras de los consabidos reproches judiciales que están abiertos.

Con fuertes mayorías parlamentarias, Rajoy y Aguirre habían sobrevivido antes a graves casos de inmoralidad en la vida pública vinculados al PP

La endemoniada aritmética parlamentaria alimentó la vocación justiciera de Ciudadanos, hasta el punto de romper la baraja por un escándalo menor, si lo comparamos con indecentes borrones presentes y pasados en el historial del PP. Sin embargo, gracias a disponer de mayorías inatacables, Rajoy y Aguirre, que llegaron a estar en distintos lados de la barricada, habían sobrevivido antes a casos de inmoralidad en la vida pública tan graves como Palma Arena, Matas, Gürtel, Bárcenas, Púnica, Correa, Fabra, Blesa, Rato... Y lo que les echaran.

La ya expresidenta no tuvo los números de su parte. En la política madrileña de estos tres últimos años, la suma de los dos grupos del centro-derecha (65) otorgaba un escaño de diferencia sobre la suma de los dos grupos de la izquierda (64). Una exigua mayoría que la estrategia de Ciudadanos convirtió en permanente factor conminatorio sobre Cifuentes. Hasta que pidió su cabeza, so pena de retirar su apoyo al PP y dejarlo sin la presidencia de la comunidad.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. (EFE) Opinión
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Adornarse con un máster falso o rapiñar dos frascos de crema revitalizante no son comportamientos ejemplares. Pero aquí hemos comulgado con ruedas de molino frente a escándalos vinculados al PP que en otro país hubieran derribado al Gobierno en numerosas ocasiones.

Sostengo que Cristina Cifuentes se ha ido del perro mundo de la política como una víctima de la aritmética parlamentaria y no tanto de la corrupción. Le faltó ese seguro de vida frente a las mociones de censura. Y ahí es donde quiero ir a parar. Con una mayoría parlamentaria sobrada, como la que tuvo Rajoy entre 2011 y 2015, o la que disfrutó Aguirre entre 2003 y 2015, no habría ido a parar a la galería de juguetes rotos. Y, por otra parte, tampoco estaríamos desoyendo los esfuerzos que desde Moncloa y Génova se hacen por trazar una línea entre una ruborizante conducta personal y la gestión de estos tres años al frente de la comunidad.

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, saluda a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, el pasado lunes. (EFE) Opinión
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Como factor de continuidad, pero sin títulos fraudulentos ni mano larga en el supermercado, ha sido designado Ángel Garrido, hasta ahora número dos del Gobierno regional. Lógico. Si Ciudadanos no lo impide en la investidura, será el eslabón sobrevenido hacia un segundo intento de regeneración del PP madrileño, pilotado con toda probabilidad por Pablo Casado. El primero resultó fallido. Por dos frascos de crema y una absurda porfía en defender el tramposo máster de la URJC.

La que fuese presidenta de la Comunidad de Madrid, lideresa regional de su partido y diputada de la Asamblea, ya es un juguete roto. Como las bengalas de los fuegos artificiales, nunca alguien brilló tan arriba y cayó en tan poco tiempo.

Cristina Cifuentes Caso Gürtel