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El PP arrimó el hombro y pasó lo que pasó
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Antonio Casado

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El PP arrimó el hombro y pasó lo que pasó

Si para seguir la política nacional entrásemos en la lógica de sus actores, acabaríamos con una camisa de fuerza

Foto:  El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Kiko Huesca)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Kiko Huesca)
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Tal vez Pedro Sánchez olvide la muletilla a partir de ahora. Harto estaba de pedir al Partido Popular que arrimase el hombro en vez de poner palos en la rueda. Por fin, el PP lo hizo en sintonía con la parte socialista del Gobierno y se convirtió en el gran suceso político de la semana.

Los dos grandes partidos de la centralidad, juntos en el común objetivo de desactivar el malestar de la ciudadanía por las rebajas de penas a los agresores sexuales. Parafraseando a Patxi López, portavoz socialista en el Congreso, "no importa con quién se vota sino para qué". Siempre lo dice ante los continuos señalamientos de las amistades peligrosas del PSOE, básicamente ERC y Bildu. Pero el mantra decae si se trata de saludar el apoyo del PP por una buena causa. Y en eso estamos.

Sostiene Patxi López que "no importa con quién se vota sino para qué", pensando en Bildu y ERC, pero el mantra decae si se trata del PP

Feijóo se unió a Sánchez en defensa de las mujeres víctimas de los agresores. Oiga, bienvenido. Con sus 88 votos pudo haber tumbado la toma en consideración de la iniciativa reformadora de la ley del solo sí es sí (justa y necesaria, a mi juicio). Entonces el presidente del Gobierno se habría condenado a vivir el resto de la Legislatura en estado de guerra civil con sus socios, pero no descartemos ese escenario, en cualquier caso.

Fue una acertada decisión personal de Sánchez la que puso en marcha la rectificación de la Ley de Libertad Sexual cocinada en el Ministerio de Igualdad. La rectificación no hubiera prosperado sin el apoyo del PP. Y entonces pasó lo que pasó. Feijóo arrima el hombro y Moncloa responde desempolvando la manoseada famosa foto de aquel con un contrabandista de tabaco en los años noventa. Una respuesta poco seria, que denota nerviosismo y pobreza de recursos argumentales para defenderse de las pedradas verbales del PP por cuenta del caso Tito Berni.

El PP echa una mano para poner fin a un estado de alarma social y Sánchez ni siquiera aparece cuando la rectificación legislativa de los socialistas pasaba el primer trámite parlamentario (toma en consideración) el martes pasado. Los socios y costaleros de Sánchez denigran al PSOE por votar con el PP y cuarenta y ocho horas después el PP vota con los socios y costaleros de Sánchez en una moción favorable a que los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores informen al Congreso sobre la marcha de la guerra de Ucrania.

El apoyo del PP a la reforma de la ley del "solo sí es sí" destapa las miserias del pulso entre el PSOE y sus compañeros de viaje

Así es de insoportable la levedad del momento político. Si para entender los vaivenes de la política nacional tuviéramos que atenernos a la lógica de sus principales actores acabaríamos con una camisa de fuerza. Así que, antes de acabar tarumbas, señalemos sus contradicciones. La más reciente es el desdén del presidente del Gobierno cuando el PP se avino a cumplir con lo que aquel le había pedido tantas veces por tierra, mar y aire: que arrimase el hombro.

En toda tierra de garbanzos se diría que Sánchez está en deuda con Feijóo. La realidad, sin embargo, es que le hace ascos. No para de arremeter contra quien le acaba de sacar las castañas del fuego y aún se ofrece para impedir que los socios de Sánchez desvirtúen la contrarreforma socialista durante su tramitación parlamentaria.

El apoyo del PP en este caso destapa las miserias del pulso entre el PSOE y sus compañeros de viaje, con la estrella de Yolanda Díaz languideciendo entre dos protagonismos: el de Sánchez y el de Irene Montero. Si la coalición no revienta es porque seguir en el poder conviene a las dos partes. Véase el mantra socialista: "Es más lo que nos une que lo que no separa". Menos engañoso es el otro: "Hay que estar donde se toman las decisiones", dice Iglesias Turrión, líder fáctico de Podemos.

Tal vez Pedro Sánchez olvide la muletilla a partir de ahora. Harto estaba de pedir al Partido Popular que arrimase el hombro en vez de poner palos en la rueda. Por fin, el PP lo hizo en sintonía con la parte socialista del Gobierno y se convirtió en el gran suceso político de la semana.

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