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Claves del portazo de Díaz Ayuso a Vox
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Antonio Casado

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Claves del portazo de Díaz Ayuso a Vox

El desahogo de la presidenta encubre la apuesta de lograr los 4 escaños que le faltan para la mayoría absoluta

Foto: Monasterio y Díaz Ayuso de espaldas durante una reunión. (EFE/Kiko Huesca)
Monasterio y Díaz Ayuso de espaldas durante una reunión. (EFE/Kiko Huesca)
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"Harta de Vox", tronó Ayuso en el último pleno de la asamblea regional. Y luego, el portazo. A partir de ahora, los caminos del PP y los de Vox se bifurcan en la Comunidad de Madrid, cuando solo faltan sesenta días para medirse en las urnas. Sostiene la presidenta que la decisión no responde a cálculos electorales. Ahí es donde la nariz les crece a todos los políticos cuando invocan motivaciones distintas a la conquista del poder.

En este caso, se nos remite a la reacción lógica por la hartura de cuatro meses recibiendo patadas en las espinillas, incluida la falta de apoyo de Vox a los Presupuestos para el año en curso. "No aguanto más", dice Ayuso. No hasta el punto de que el desahogo ponga en peligro su sillón en la Puerta del Sol. El desahogo encubre la apuesta de conseguir entre votantes de la ultraderecha los cuatro escaños que le faltan para alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones del 28 de mayo.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, durante el Consejo de Gobierno en Móstoles. (Comunidad)

El poder es un fruto de la matemática. Y la matemática es, a su vez, el factor incierto e imprevisible del recuento electoral, que acaba atropellando a políticos temerarios que, en nombre de principios tan volátiles como la incertidumbre de los números en domingos de fútbol o de urnas, descartan a ciegas tal o cual encamamiento. En la memoria crítica de los españoles están las traicionadas promesas de Sánchez. No pactaría con partidos que le quitasen el sueño. Pero los números impusieron su ley.

Lo mismo ocurrirá con el PP respecto a su partido-escolta por la derecha si los sumandos dan para alcanzar el poder. Por eso el coordinador general, Elías Bendodo, ha precisado que su partido "no rompe con nadie ni se casa con nadie". Los números dirán, aunque la voluntad de Feijóo a escala nacional, como la de Ayuso en Madrid, sea la de gobernar en solitario. Véase con qué cuidado distinguen ambos entre votantes y dirigentes de Vox. Sobre todo, después de la moción de censura de Tamames, que ha sido muy criticada puertas adentro del partido de Abascal, al que apuntan tantas reseñas coincidentes en señalar a Vox como el perdedor del extraño debate del martes y miércoles.

La voluntad de Feijóo a escala nacional es la de gobernar en solitario. Véase con qué cuidado distinguen entre votantes y dirigentes de Vox

La resaca de lo ocurrido esta semana en el Congreso también proyecta una derivada nacional en la agenda de Núñez Feijóo, aunque este pretenda encapsular en el marco autonómico la decisión de Ayuso mientras se hace la víctima de una supuesta pinza PSOE-Vox.

Visto así, el portazo le sirve para contrarrestar el machacado estribillo del Gobierno: que el PP y Vox, tal para cual, son la misma cosa. Y el de Abascal, cuando denuncia un supuesto acercamiento del PP a los socialistas y por eso advierte (ayer, en Valladolid) de que, a partir de ahora, se abre una nueva etapa en sus relaciones con el PP, lo cual incluye su declarada negativa a trabajar para cambiar el trasero de Sánchez por el de Feijóo en el Palacio de la Moncloa (sic).

La realidad es que a los votantes de Vox ni se les pasa por la cabeza el acercamiento del PP a Sánchez denunciado por Abascal

La realidad es que a los votantes de Vox ni se les pasa por la cabeza el acercamiento del PP a Sánchez denunciado por Abascal. Y cuenta con que los votantes de Vox en el resto de España tampoco comparten la estrategia de sus jefes orientada a desgastar la marca PP, a la que ven como fuerza dominante en la única ecuación de poder capaz de echar a Sánchez.

Al fin y al cabo, Vox es cuña de la misma madera, cosa que no puede decirse de la otra fuerza política que sale mal parada de la estrafalaria moción de censura de Tamames. O al menos ensombrecida y ninguneada en la escenificación del tándem Sánchez-Yolanda. Me refiero a Podemos, con amplias capas de votantes que jamás votarían al PSOE. No es el caso de los votantes de Vox.

"Harta de Vox", tronó Ayuso en el último pleno de la asamblea regional. Y luego, el portazo. A partir de ahora, los caminos del PP y los de Vox se bifurcan en la Comunidad de Madrid, cuando solo faltan sesenta días para medirse en las urnas. Sostiene la presidenta que la decisión no responde a cálculos electorales. Ahí es donde la nariz les crece a todos los políticos cuando invocan motivaciones distintas a la conquista del poder.

Isabel Díaz Ayuso Vox Partido Popular (PP)
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