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Al Grano
Por
La nueva pandemia global se llama incertidumbre
Si los planes de Trump se inspiran en el "nacional-populismo" está haciendo un pan de obleas. Después de haber comprobado que el matonismo le perjudica ya se muestra titubeante
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Incertidumbre: pandemia silenciosa capaz de demoler el orden político y económico a escala internacional. Es la inoportuna aportación de Trump, agente transmisor del insidioso virus de la "ilustración oscura". Aunque lo imprevisible no se puede prever, por su propia naturaleza, está sobradamente demostrado su efecto contagioso a las dos palancas reales y no especulativas del sistema productivo: la inversión y el consumo.
Son las generales básicas del mercado. No hace falta ser ningún experto para detectar síntomas inequívocos: los inversores pierden su confianza en el dólar y en los bonos del tesoro mientras los consumidores hacen acopio de ciertos productos de importación por miedo a que se disparen los precios o desaparezcan de las estanterías.
Ergo, si Trump se inspira de verdad en el "nacional-populismo" está haciendo un pan de obleas. Nos deja el culebrón abierto en temeraria escalada de la ley del talión respecto a China y a la caza de señales sobre una eventual marcha atrás del matonismo de ida y vuelta. Reactivo en el caso de Xi Jinping, pero compatible con su voluntad de suprimir completamente los aranceles recíprocos del 125% e ir hacia el desarme arancelario total ("cero aranceles"), según la propuesta difundida este domingo en un comunicado del Ministerio de Comercio chino.
Haber detectado el peligro —daños mutuos garantizados— en el caso de sus amigos transatlánticos ha producido el repliegue de Trump respecto a la UE. Señal de que se muestra inseguro después de comprobar que el matonismo le perjudica. Buena señal, a la espera de que responda a la propuesta china.
Xi Jinping propone a EEUU un desarme arancelario total en un comunicado del Ministerio de Comercio chino, difundido ayer
¿Y qué hay del papel de España en la carrera de sacos del gigante chino con el gigante americano? Tras el viaje de Sánchez, algunas voces advierten de los riesgos de acercarse a China para castigar al amigo americano. Es una acusación indebida. Hizo lo que debía. Cuestionar sus políticas no obliga a sostener que todo lo hace mal. En mi opinión, claro, acertó con su actitud evasiva ante la propuesta de Xi Jinping para integrarse en un frente común de resistencia a las actitudes intimidatorias de Trump.
Lo suyo, lo nuestro, es reencontrarse con EE. UU. en las reglas de la democracia, el libre comercio, el multilateralismo y el respeto a los derechos humanos. Se restablecerán más pronto que tarde por la fuerza de los acontecimientos venideros, con la pausa de noventa días orientada a desactivar el furor arancelario de Trump anterior al descubrimiento de que estaba perdiendo la apuesta. Insisto: desplome bursátil, malestar del inversor, devaluación del dólar y de los bonos del tesoro, menos crecimiento, más inflación, caída en las encuestas, división de opiniones dentro de la propia Casa Blanca, etc.
Cuestionar las políticas de Sánchez no obliga a sostener que todo lo hace mal. Y en su viaje a China hizo lo que tenía que hacer
Saludemos, pues, la voluntad negociadora USA-UE, aunque sea con la bazuca sobre la mesa, como aconseja el ex primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, para que la desconfianza disuada a Trump de insistir en sus gestos intimidatorios.
Lo de China es otra cosa. Forma parte de la lucha por la hegemonía mundial. Pero los efectos pueden suavizarse si se produce el acercamiento sugerido. De lo contrario, la irracional escalada arancelaria de ida y vuelta con el gigante asiático (del 10% al 145% en lo que llevamos de año) podría colapsar sus relaciones comerciales. Perjudicaría a gravemente a ambos bloques, aunque también aquí cuenta el hecho de que Trump le haya visto las orejas al lobo. Ojalá que eso le empuje a recuperar el componente fiscal (un impuesto más) y no proteccionista de lo que siempre fueron los aranceles en régimen de libre comercio.
Incertidumbre: pandemia silenciosa capaz de demoler el orden político y económico a escala internacional. Es la inoportuna aportación de Trump, agente transmisor del insidioso virus de la "ilustración oscura". Aunque lo imprevisible no se puede prever, por su propia naturaleza, está sobradamente demostrado su efecto contagioso a las dos palancas reales y no especulativas del sistema productivo: la inversión y el consumo.