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Pandemia arancelaria y debilidad de Sánchez
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Antonio Casado

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Pandemia arancelaria y debilidad de Sánchez

Con la exigencia de Junts de que el 25 % de las ayudas vayan a Cataluña, a cambio de apoyar el decreto antiaranceles, volvemos a tener la sensación de que es Puigdemont quien gobierna por persona interpuesta

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Juan Medina)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Juan Medina)
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El órdago de Trump no nos distrae de la creciente debilidad política de Sánchez. La UE está dramáticamente atareada en labrarse una protección comercial y militar frente al portazo de la Casa Blanca. Eso minimiza, pero no desactiva las reseñas sobre la ruptura de la ecuación de poder que hizo posible la investidura del todavía presidente del Gobierno.

Al menos entre los desmotivados socorristas de Sánchez no se llaman “imbécil” o “tonto de remate”, como los colaboradores de Trump entre ellos. Aquí el menosprecio al adversario tampoco va más allá de los cansinos apremios a Feijóo por parte de ciertos ministros (pongamos López, Montero o Bolaños), para que rompa con la ultraderecha y se ponga a las órdenes de la Moncloa. Y no es eso, no es eso.

Siempre nos quedará Carlos Cuerpo, titular de Economía, que se reconoce en ese 61% de españoles que, según la última encuesta de 40dB, detectan significativas coincidencias entre el PP y el PSOE. De ahí su buen rollo con el vicesecretario general del PP de Asuntos Económicos, Juan Bravo, en un meritorio esfuerzo por conseguir que el decreto de apoyo a los sectores afectados por la pandemia arancelaria (14.100 millones de euros) llegue al BOE respaldado por los dos partidos representantes del mencionado 61% de españoles con sed de centralidad.

Queda un mes para la convalidación parlamentaria. Pero el poco significativo acercamiento del lunes por la noche se chafó al saberse que el Gobierno había prometido a Junts que la parte del león de las ayudas (un 25% aproximadamente) irían a Cataluña. Junts habría prometido apoyar el decreto si la cuarta parte de las ayudas van a Cataluña, mientras que en el PP aseguran que no apoyarán un “acuerdo asimétrico”.

El colapso de la legislatura se incuba a la izquierda del PSOE. Lo digo por Podemos. El socio de coalición, Sumar, aprieta, pero no ahoga

De este modo volvemos a tener la insoportable sensación de que en España gobierna Puigdemont por persona interpuesta, mientras que, a escala nacional, el PP por la derecha y Podemos por la izquierda también retratan la debilidad de Sánchez.

Oigo en distancia corta a una ministra decir que la legislatura sigue adelante porque no hay mayoría que pueda desplazar al presidente mediante una moción de censura. Eso es cierto. Pero tampoco la hay para cumplir la obligación constitucional de presentar unos PGE, lo cual equivale a perder virtualmente la cuestión de confianza que Sánchez no quiere presentar porque la perdería realmente.

Cuenta Puigdemont a quienes le visitan en su autodestierro para darle conversación (el expresidente Zapatero, entre otros) que romperá relaciones con la Moncloa si antes del verano el Tribunal Constitucional no le declara amnistiable. Si lo consigue, volverá a España para seguir ejerciendo de líder de Junts, no de candidato a la Generalitat. Y si no lo consigue, es muy posible que se integre en un partido nacionalista (Nueva Alianza Flamenca) y vaya en sus listas al Parlamento Europeo.

Sin embargo, es a la izquierda del PSOE donde de verdad se está incubando el colapso de la legislatura. No lo digo por Sumar. El socio de coalición aprieta, pero no ahoga. Lo vimos hace poco por cuenta de la exención tributaria del SMI (justicia social versus conciencia fiscal), que terminó en apaño de última hora (se aplaza un año el culebrón de las vicepresidentas) para no dejar solo al PSOE en la mesa del Congreso.

Sumar es el menos interesado en cancelar el disfrute del poder que ejerce a través de sus cinco ministerios. El punto débil de la cordada se localiza en sus antiguos amigos y aliados de Podemos, con los que ahora libra una pugna fratricida por el mismo caladero de votos, lo cual le obliga a Sumar a confrontar con el PSOE, su propio socio de coalición, como elemento canjeable en su pugna con Podemos. Pero eso también cursa como un elemento más de desestabilizar a la legislatura y a Sánchez.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (EFE / Juan Carlos Hidalgo)

El caso es que Podemos está al acecho de Sumar y se ha puesto en modo revancha. El partido de Ione Belarra e Irene Montero, emancipado del pacto de investidura de Sánchez un mes después de firmarlo en noviembre de 2023 por mandato de sus bases, celebra su congreso nacional (dígase quinta asamblea estatal) el próximo fin de semana. Está cantado el contraataque sobre Sumar, que es la “izquierda dócil”, según Iglesias, y un PSOE liderado por el “señor de la Guerra”, que es Sánchez, según Ione Belarra.

El órdago de Trump no nos distrae de la creciente debilidad política de Sánchez. La UE está dramáticamente atareada en labrarse una protección comercial y militar frente al portazo de la Casa Blanca. Eso minimiza, pero no desactiva las reseñas sobre la ruptura de la ecuación de poder que hizo posible la investidura del todavía presidente del Gobierno.

Pedro Sánchez Aranceles
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