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Fernando Matres

El Zaguán

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Maneras de perder

Los candidatos a las elecciones municipales que, con las encuestas en la mano, ya ensayan su discurso de toma de posesión deben recordar algunos errores frecuentes

Foto: El actual alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. (EFE/Kiko Huesca)
El actual alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. (EFE/Kiko Huesca)
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Mientras en estos días todavía algunos anuncian con satisfacción su designación para encabezar una candidatura para las elecciones municipales, ya hay quien tiene su campaña diseñada, su lema escogido… y casi sus carteles impresos. Los 116 días que restan hasta el 28 de mayo pueden ser una oportunidad o un calvario para los encargados de ganarse la confianza de los votantes, algo que dependerá de la planificación y la capacidad de trabajo, pero también en buena medida de la actitud con la que se enfrenten a esta cuenta atrás.

El último sondeo elaborado por la fundación pública Centro de Estudios Andaluces, conocido esta semana, augura una victoria del Partido Popular en las ocho capitales de provincia y la posibilidad cierta de gobernar en todas ellas. De esta manera, la ola que aupó a Juanma Moreno hasta la mayoría absoluta el pasado mes de junio amenaza con convertirse casi un año después en un tsunami que deje al PSOE sin ninguna alcaldía en las ciudades referente y, como en el 95, sea el anuncio del relevo en la Moncloa.

Foto: Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla, durante su intervención.

Igual que todos los marcos son incomparables y las sequías siempre son pertinaces, el manual político contempla que hay que contestar que los-sondeos-no-son-más-que-una-foto-fija-del-momento-y-yo-solo-creo-en-la-encuesta-de-la-calle. Por más que unos reciten de carrerilla la frase con cara de póquer y aguantando las lágrimas, y otros, con el cava puesto a enfriar y las camisetas para la celebración ya serigrafiadas.

Es muy difícil ganar unas elecciones en los últimos 15 días, aunque sí se pueden perder si uno toma las decisiones equivocadas en el momento más inoportuno. La campaña es el esprint que ayuda a resolver carreras igualadas gracias a la photo finish, aunque para eso hay que llegar a esos metros decisivos en una buena situación. Y eso solo es posible gracias a la estrategia y el trabajo de los meses anteriores. Pero, cuidado, esa misma planificación debe prever una dosificación, porque a algunos candidatos el maratón previo les deja tan desfondados que la mente y el cuerpo no tienen recursos para afrontar ese cambio de ritmo que permite girar la cabeza para ver a los rivales detrás mientras se cruza la meta.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Raúl Caro)

Igual que la victoria tiene muchos padres, la derrota tiene mil formas diferentes, aunque a veces nos empeñemos en repetir los mismos errores. Por eso, para aquellos alcaldables que con las encuestas en la mano ya estén ensayando el discurso de toma de posesión, tal vez sean de su interés estos ejemplos, que podríamos definir como maneras de perder unas elecciones.

-La confianza es la madre del descuido (Baltasar Gracián). Hay candidatos tan curtidos, con trienios acumulados en este mundo, que se sienten ganadores mucho antes de que los colegios se llenen de urnas y menosprecian a sus adversarios. Consideran que algunas características de sus rivales, ya sea la juventud, la falta de experiencia política o de gestión o incluso el hecho de ser mujer (spoiler: sí, la política también es machista), son un hándicap insalvable. “Primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan y entonces ganas”. Lo dijo Gandhi sobre la resistencia pasiva, pero es homologable para quienes se sienten por encima de los demás, algo lamentablemente habitual en la vida y en la política.

Las elecciones municipales tienen la particularidad de que la marca personal prima sobre el partido más que en ninguna otra

-Retroceder ante el peligro da por resultado cierto aumentarlo (Gustave Le Bon). El camino electoral es largo y está sembrado de obstáculos. Para llegar al destino, hay que superarlos enfrentándose a ellos, evitarlos no es un buen consejo. La clave es saltar las vallas, porque seguir adelante ignorándolas solo provoca que camines arrastrándolas y el lastre acabará frenándote. Esperar que los problemas desaparezcan por generación espontánea no funciona, o solo lo puede hacer de manera provisional. El conflicto, como el pasado, siempre vuelve. Javier Arenas vio en el debate televisivo con José Antonio Griñán en 2012 no una oportunidad para afianzar sus propuestas, sino una posibilidad de equivocarse y perder terreno en unas encuestas que le daban como ganador con mayoría absoluta. Renunció a asistir y la silla que dejó vacía fue todo un símbolo. Se quedó sin ser presidente.

Foto: La candidata a la presidencia de la Junta por Vox. (EFE/Raúl Caro)
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-Cuando alguien se mira mucho a sí mismo, llega a no saber cuál es su cara y cuál es su careta (Pío Baroja). Vox afrontó las elecciones autonómicas del pasado mes de junio con el aval de unos sondeos que lo señalaban como decisivo y la garantía de una candidata como Macarena Olona, con un elevado grado de conocimiento entre el electorado en general y de aceptación entre sus posibles votantes en particular. Tan venida arriba estaba que incluso le ofreció a Juanma Moreno ser su vicepresidente. Vox planteó una campaña basada en presentarla como más andaluza que las modelos de Julio Romero de Torres y en lanzar mensajes de trazo grueso sobre temas nacionales, alejados de las competencias autonómicas y las preocupaciones de los ciudadanos. Siguió su camino sin leer las señales y lo pagó muy caro. Se metió tanto en su papel que acabó como el actor Bela Lugosi, creyéndose que era el verdadero Drácula a fuerza de tanto interpretarlo.

-La simplicidad afectada es una impostura refinada (François de La Rochefoucauld). Las elecciones municipales tienen la particularidad de que la marca personal prima sobre el partido más que en ninguna otra. La tendencia política general influye, por supuesto, aunque el valor determinante es el carisma del candidato. Todos queremos que el alcalde o la alcaldesa sea una persona a la que veamos no solo capaz de gestionar, sino que podamos confiar en ella. Alguien a quien dejar a cargo de tus hijos si tienes una urgencia o a quien comprarle un coche usado sin miedo. Con simpatía y cercanía en el tú a tú. Y eso, se tiene o no se tiene. Si el candidato es así, que lo explote. Si no lo es, que se evite el ridículo de jugar a ello porque queda forzado y no cuela. Y se puede confiar en un alcalde sieso, pero no en un alcalde mentiroso.

Mientras en estos días todavía algunos anuncian con satisfacción su designación para encabezar una candidatura para las elecciones municipales, ya hay quien tiene su campaña diseñada, su lema escogido… y casi sus carteles impresos. Los 116 días que restan hasta el 28 de mayo pueden ser una oportunidad o un calvario para los encargados de ganarse la confianza de los votantes, algo que dependerá de la planificación y la capacidad de trabajo, pero también en buena medida de la actitud con la que se enfrenten a esta cuenta atrás.

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