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Caza Mayor
Por
El milagro de Silvia Intxaurrondo: convertir Madrid al socialismo
La desinformación no consiste solo en mentir, sino en construir verdades alternativas a base de mentiras repetidas. Mentiras que, con el tiempo, terminan siendo ciertas porque el aparato mediático las convierte en paisaje
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"LaHoraTVE consiguió un 22,3% en La 1 y un 23,9% en simulcast. En la Comunidad de Madrid", según informaba con alborozo la propia Silvia Intxaurrondo, "la cifra superó el 45%". No solo se ufanaba de ello la incisiva presentadora, sino que tuvo la osadía de retuitearlo. Prácticamente, uno de cada dos telespectadores de la Comunidad de Madrid, que como bien saben es un feudo filocomunista que vota en masa a Pedro Sánchez, se decanta por Intxaurrondo y la televisión afecta al régimen.
G R A C I A S ❤
— Silvia Intxaurrondo (@SIntxaurrondo) October 15, 2025
Ayer @LaHoraTVE consiguió un 22,3% en @La1_TVE y 23,9% en simulcast.
En la Comunidad de Madrid superamos el 45%.
Así quedan las audiencias en la misma franja horaria 👇 pic.twitter.com/8GQsgSQqkX
El dato supone un espaldarazo a la Operación Madroño Rojo, lanzada por Óscar López, candidato socialista a la Comunidad y fiel servidor de la causa sanchista, para hacerse con la Puerta del Sol. En una esquina del corcho, clavado con chincheta, el novio y el hermano; en las otras esquinas, el aborto, la inmigración y la bandera de Israel; en el centro, Radio Televisión Española. Desde que comenzara el presente curso político, el ente público se ha convertido en el núcleo de la estrategia gubernamental para recuperar oxígeno, por un lado, y contrarrestar los casos de corrupción que lo cercan, por el otro.
Como muestra, un botón: estaba yo en el estudio de Onda Cero, observando la televisión modo mute, con la tertulia matutina de TVE de fondo. Acababan de conocerse los informes de la Fiscalía Europea, que revelaba el borrado de metadatos en los concursos que ganó Barrabés con cartas de recomendación de Begoña Gómez, y de la UCO, que situaban a la asesora de la mujer del presidente en gestiones clave del máster. Pues bien, según podía seguir por los subtítulos, los temas tratados en la tertulia fueron: "Lluvia de críticas a Mazón", "Lluvias torrenciales en Castellón", "En jaque las cosechas de arroz", Intxaurrondo, "lo más visto en su franja", "El plan de Trump para Gaza", "Sin Presupuestos Generales del Estado". Ni una mención a Begoña Gómez, ni al borrado de metadatos, ni al máster.
Cuando apareció para ser entrevistado Patxi López, en su papel de Chauncey Gardiner —aquel adorable jardinero de película que, sin saber ni saberlo, se convierte en experto político—, todavía no había asomado en pantalla la mujer del presidente. Solo lo hizo al final, y fue la excusa no para hablar de los informes, sino, como no podía ser de otra forma, para despachar la instrucción del juez Peinado y mandarlo al paredón.
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Luego me fui del estudio y dejé de seguir la cadena, pero, según Rebeca Argudo ("RTVE y el estrés postraumático: un día entero viendo la televisión española de Pedro Sánchez"), el resto de la programación son una continuación en bucle: espacios distintos, mismos mensajes, mismos planos, la misma sensación de estar oyendo siempre a las mismas personas diciendo las mismas cosas. El día, por supuesto, solo puede terminar con Broncano y, si hay suerte, con un cameo estelar de Pedro Sánchez.
Que la televisión pública haga luz de gas sobre la audiencia con semejante desparpajo no parece ser impedimento para su buena marcha. El presidente de RTVE, José Pablo López, sacó pecho en la última comisión parlamentaria de control por los datos de audiencia del ente. La cadena, muy cuestionada por su deriva y contenidos, se sitúa al inicio de temporada a solo 1,5 puntos de Antena 3 y muy por delante de Telecinco. "Estamos recuperando el liderazgo", dijo ufano. Y tanto.
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El subidón de RTVE ha sido súbito, casi milagroso, en apenas quince días. Un comportamiento anómalo, en un período demasiado corto y en zonas muy concretas del país. Eso sí, mejor no preguntar demasiado para evitar victimizar a los abajo firmantes, esto es, a aquellos que rubricaron el manifiesto progubernamental contra la "máquina del fango" y ahora se quejan de persecución y linchamiento.
No sería raro que, en unos meses, RTVE logre superar a Antena 3 y, con carta blanca para José Pablo López, se sitúe por delante de YouTube, y luego ya, a partir de ahí, lo que le echen. ¿Hablamos de audiencias o, en realidad, estamos hablando de otra cosa?
"La misión de Televisión Española es que España, al final, se parezca tanto a Pedro Sánchez como Televisión Española. Es decir, que la gente se le parezca tanto al presidente como dicen las encuestas del CIS", escribía Juan Soto Ivars. Y ahí es donde entra el segundo frente de la Operación Madroño Rojo: las encuestas.
En este mes de octubre, varios sondeos publicados (CIS, Iván Redondo, 40dB, Gesop) muestran un PSOE empatado o incluso por delante del PP, con un Vox disparado. Datos tan contraintuitivos que solo se creen Tezanos, Redondo y Patxi López. Los votantes, lejos de castigar la corrupción socialista, la estarían premiando. En las redes circulaba incluso una encuesta fake en la que el PSOE aventaja al PP en veinte escaños. Lo sorprendente no era la falsedad del gráfico, sino lo poco que empieza a diferir de las encuestas oficiales.
La campaña de intoxicación es evidente. Los sondeos son apenas una pieza del engranaje, que luego se proyecta en el equipo de "opinión sincronizada": tertulias, digitales y columnas varias, que se encargan de convertir los deseos del poder en conversación pública. No se trata de demoscopia, sino de sincronización narrativa. Insisto: ¿hablamos de encuestas o, en realidad, estamos hablando de otra cosa?
La emisión gubernamental de asuntos que hacen girar la rueda de la crispación —el aborto, el antifascismo exprés, los fantasmas del franquismo— responde a esa lógica: mantener como sea el bloque de votantes afecto a la causa. Da igual si el tema importa o no a la sociedad. Lo importante es que sirva para provocar un incendio que tape el olor. ¿Hay preocupación social por el aborto? No, pero da igual. Mientras se discute sobre estos temas, no se habla de los contratos, ni de los metadatos, ni del máster. Y así pueden seguir hasta que se cansen… o hasta que los demás lo hagamos.
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Al final, la desinformación no consiste solo en mentir, sino en construir verdades alternativas a base de mentiras repetidas. Mentiras que, con el tiempo, terminan siendo ciertas porque todo el aparato mediático las convierte en paisaje. La mentira es la semilla; la realidad, el árbol que crece después. Así se fabrican las percepciones colectivas: no desde la manipulación puntual, sino desde la persistencia institucional.
Es lo que está haciendo el PSOE en este inicio de curso. Estrategia clara: pasar al ataque, ocultar la corrupción, inflar la audiencia, jugar con los sondeos y dominar el relato. Aceleración de la maquinaria, como si estuviéramos en campaña electoral. Lo cual solo puede significar que las elecciones están más cerca de lo que parece o que los próximos golpes de efecto de Sánchez van a ir a más. En cualquier caso, que el PP se vaya preparando. El PP y todos los españoles.
"LaHoraTVE consiguió un 22,3% en La 1 y un 23,9% en simulcast. En la Comunidad de Madrid", según informaba con alborozo la propia Silvia Intxaurrondo, "la cifra superó el 45%". No solo se ufanaba de ello la incisiva presentadora, sino que tuvo la osadía de retuitearlo. Prácticamente, uno de cada dos telespectadores de la Comunidad de Madrid, que como bien saben es un feudo filocomunista que vota en masa a Pedro Sánchez, se decanta por Intxaurrondo y la televisión afecta al régimen.