:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F455%2F9ef%2F4d5%2F4559ef4d5e44255a11c43f17f2706403.png)
Crónicas desde el frente viral
Por
Pegasus y la colisión por suceder a Sánchez
Para entender lo ocurrido en las últimas jornadas puede ser útil preguntarse si existe la posibilidad de que algunos actores de este gobierno se estén posicionando ya para el día después de la derrota
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd92%2Fa8e%2F055%2Fd92a8e055df4010d7273ab3fd609be44.jpg)
En poco más de una semana ha volado por los aires el cuadro macroeconómico del gobierno, la presidenta del congreso ha ejecutado la orden de violentar las reglas para que los cuperos y los de Bildu formen parte de la comisión de secretos oficiales, se ha producido una agresión desde el ejecutivo a los servicios secretos y se ha desencadenado una guerra en el interior de la parte socialista del gobierno. Los otros, los socios de Podemos, han pasado de la navaja al armamento pesado. ¿Ha pasado lo peor? Falta. Todavía no hemos tocado fondo.
Desde que la posibilidad de revalidar la mayoría Frankenstein permanece apagada por las encuestas, el único interés del gobierno consiste en sostener el poder desde la completa impotencia política.
Lo hará a cualquier precio, degradando hasta el último de nuestros resortes democráticos si resulta necesario. Lo hará con toda la arrogancia y una toxicidad que ya empieza a operar en su contra. Queda todavía. Queda la parte más fea. Quedan las colisiones, las ambiciones personales.
Para entender lo ocurrido en las últimas jornadas puede ser útil preguntarse si existe la posibilidad de que algunos actores de este gobierno se estén posicionando ya para el día después de la derrota.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa61%2Fa6e%2Fda9%2Fa61a6eda98805e19d3d5ffa6662daa6a.jpg)
Si fuese así, esta guerra interna no sería como la que se dirimió entre Redondo, Ávalos y Calvo. Aquellos lucharon por tener una mayor influencia sobre el presidente y estos lo harían por hacerse con su herencia.
Da la impresión de que se están postulando varios. Pero hoy nos centraremos en dos de ellos: Margarita Robles y Félix Bolaños. La primera quiere vender algo parecido a una conexión con el Partido Socialista sensato que había antes de Sánchez. Lleva en eso desde hace mucho tiempo, y no ha cometido errores. Mide al milímetro las declaraciones, los gestos. Todo lo que emite deja un aire a "back to basics".
Ha sabido hacerlo. Hoy es la ministra socialista mejor valorada, por encima de Calviño. Tiene aliados mediáticos. No pertenece al partido, pero conecta con el sentir de buena parte de sus cuadros y militantes. Es una opción razonable. El discurso de la vuelta a los orígenes tiene su público en un partido que ha conocido tres siglos de nuestra historia.
Robles sobrevivió a la crisis de gobierno anterior, un poco de milagro porque finalmente Ábalos no se quedó con su Ministerio. Pero ahora se encuentra ante un embate mayor.
Félix Bolaños ha ido sumando muchos enemigos en el interior del gobierno y también dentro del propio partido
Podemos y los nacionalistas han puesto precio a su cabeza y Moncloa no la ha protegido. Así que ahora no tiene más remedio que ir con todo, lanzada para no ser derribada. Quiere proteger a la directora del CNI porque —además de ser una profesional intachable— es nombramiento suyo y no puede tolerar esa desautorización. Y parece estar aplicando una estrategia de disuasión.
Blindarse desde la derecha y aumentar la factura mediática, orgánica y de opinión pública que conllevaría su cese, más todavía en tiempo de guerra. Está jugando fuerte. Pero estos días la están dejando amortizada. En vía muerta.
Frente a ella se mueve Félix Bolaños, que en la práctica está actuando como vicepresidente político y que bien podría contener el deseo de alcanzar todo lo que Redondo no llegó a lograr. Todo aquello y algo más.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F0ed%2Feed%2Fa2c%2F0edeeda2c39e30f96c1516f79676c49a.jpg)
Hoy se encarga del Parlamento, de la relación con los socios, de la importante comisión de subsecretarios, tiene bajo su mando la secretaria de estado de comunicación… En definitiva, ocupa una enorme plataforma de poder que probablemente quiera ampliar con la vuelta del control del CNI a Moncloa —eso también explicaría parte del combate subterráneo—.
De ser así, esa hoja de ruta se parecería mucho a la que aplicó en su día Soraya Sáez de Santamaría con Rajoy: convertirse sencillamente en imprescindible. Pasar de valido a propietario del trono, después de haber laminado adversarios y ofertándose como la opción continuista con un toque tecnócrata.
Problemas: Bolaños ha ido sumando muchos enemigos en el interior del gobierno y también dentro del partido, tiene un punto exhibicionista —esa enfermiza necesidad de que se vea que está en todo—, y no puede decirse que brille por la eficiencia. Tiende a comportarse como un 'boy scout', pero al revés: suele dejar las cosas peor de cuando las encontró.
ERC tragará lo que tenga que tragar a cambio de alguna compensación que en el fondo siempre será menor
Corrió tanto en ir a aplacar públicamente a los nacionalistas cuando estalló la primera de esta serie de crisis —la política derivada del seguimiento legal a quienes quieren destruir la constitución—, ha dejado tantas huellas en la segunda —crisis de seguridad nacional que conlleva agredir y desprestigiar en todo el mundo a los servicios secretos— y se le ve tan en el centro del escenario de la tercera —el zafarrancho en que se ha convertido la parte socialista del gobierno—, que está sufriendo un desgaste descomunal. Un abrasamiento seguramente irreparable.
Creo bastante probable que la crisis política terminará disolviéndose. ERC tragará lo que tenga que tragar a cambio de alguna compensación que en el fondo siempre será menor. Mientras tanto, Sánchez hará lo que sea para escabullirse de la evidencia: gobierna porque así lo quieren quienes investiga por ser una amenaza a la supervivencia de nuestra democracia.
Creo poco probable que ocurra lo mismo con la crisis de seguridad. El ataque de un gobierno a sus propios servicios secretos no termina nunca de ser una buena idea. Estas cosas se saben como empiezan, pero no como acaban, aunque siempre finalizan mal. Ya veremos a medio plazo.
Alguna crisis ya está fijada en el calendario: las elecciones andaluzas lo removerán todo
Y creo muy verosímil que, en caso de alargarse la legislatura, caerá Robles y caerá Bolaños. Hace un año cayeron los tres que se peleaban por ver quien influía más en Sánchez. En los próximos meses caerán los primeros en la pelea por sucederle. Eso es fácilmente predecible.
La lógica del sanchismo no es difícil de descifrar. Tampoco en su forma de gestionar las crisis, que consiste en evadir la responsabilidad e ir combinando falsas liebres, cortinas de humo y fugas hacia delante. Su juego va de apostar a la desmemoria colectiva para que cada crisis sea siempre sucedida por una crisis nueva, sin que en ninguna se aborde la solución.
Alguna crisis ya está fijada en el calendario: las elecciones andaluzas lo removerán todo. Antes pueden venir más, el tiempo es propicio para ello. En el fondo da igual. Falta. Todavía queda lo peor, queda la colisión por la sucesión. El gobierno está acabado. Queda el poder pero no la política. España tiene un gobierno fallido. Y los españoles necesitamos política de la buena. Así que lo mejor que puede ocurrirnos es obvio. Son unas elecciones.
En poco más de una semana ha volado por los aires el cuadro macroeconómico del gobierno, la presidenta del congreso ha ejecutado la orden de violentar las reglas para que los cuperos y los de Bildu formen parte de la comisión de secretos oficiales, se ha producido una agresión desde el ejecutivo a los servicios secretos y se ha desencadenado una guerra en el interior de la parte socialista del gobierno. Los otros, los socios de Podemos, han pasado de la navaja al armamento pesado. ¿Ha pasado lo peor? Falta. Todavía no hemos tocado fondo.