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La guerra de Ucrania y la doble moral de Podemos
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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La guerra de Ucrania y la doble moral de Podemos

Lo que está pasando en Ucrania no es un terremoto o un volcán, es una guerra diseñada y ejecutada por un régimen nacionalista, con ansias imperialistas, que se declara abiertamente adversario de la democracia liberal

Foto: Ione Belarra, participa en la III Conferencia Europea por la Paz. (EFE/Fernando Alvarado)
Ione Belarra, participa en la III Conferencia Europea por la Paz. (EFE/Fernando Alvarado)
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Ningún representante de la oposición ha criticado la reciente visita de Sánchez a Kiev, solo Podemos trata de boicotear el respaldo español a la población ucraniana.

El contraste pone en aprietos al discurso paranoico que se emite desde Moncloa con recurrencia —medios "manipuladores", empresarios "que celebran festines", jueces "machistas", manifestantes "fascistas", partidos políticos como el PP que están "fuera de la constitución"…—, y demuestra que el principal problema político de nuestro país está en la conformación del gobierno y de la mayoría parlamentaria que lo sostiene.

Foto: Ramón Tamames. (Alejandro Martínez Vélez) Opinión

El primer año de guerra no supone la única brecha abierta entre el Partido Socialista y Podemos, pero sí es una línea de tensión especialmente sensible para el futuro de nuestra democracia.

El combate abierto respecto a la ley del solo sí es sí es grave porque afecta a la seguridad de las mujeres, también porque desde el ministerio de Igualdad se ha infligido un daño al feminismo que costará restañar y, desde luego, porque tendrá consecuencias lamentablemente irreparables.

La pugna abierta sobre la cesta de la compra es alarmante porque amenaza a la libertad de mercado, porque orilla la inaplazable necesidad de bajar el IVA de la carne y del pescado, y porque amenaza con abrir la puerta a medidas de control de precios que pueden empeorar el problema en lugar de aliviarlo. Basta con ver Argentina, donde se aplican esas medidas y la inflación es estructural.

Lo que está pasando en Ucrania no es un terremoto o un volcán, es una guerra diseñada y ejecutada por un régimen nacionalista

Sin embargo, hay un peligro mayor en el mensaje que Podemos viene desgranando desde la invasión que Putin ordenó. Un peligro existencial.

Los demócratas tendemos a justificar el apoyo de las democracias occidentales a Ucrania empleando el principio de solidaridad. Y eso es correcto, pero no suficiente. Evidentemente, no podemos permanecer ajenos ante el bombardeo de hospitales y centros educativos. Tenemos que ayudar con todo lo que tengamos.

Ahora bien, conviene tener presente que las desgracias que están atravesando las inocentes personas de aquel país no se deben a un desastre natural. Lo que está pasando en Ucrania no es un terremoto o un volcán, es una guerra diseñada y ejecutada por un régimen nacionalista, con ansias imperialistas, que se declara abiertamente adversario de la democracia liberal. Es decir, que quiere más.

El respaldo occidental al país brutalmente invadido se justifica también por la defensa de nuestro propio interés

Por lo tanto, el respaldo occidental al país brutalmente invadido se justifica también por la defensa de nuestro propio interés, por la necesidad de proteger todo lo que conlleva política, económica y socialmente nuestra libertad. El compromiso español y europeo con la población y con la democracia ucraniana se fundamenta tanto en nuestra solidaridad como en nuestra seguridad. Y el discurso de Podemos está siendo imperdonablemente contrario a esos dos fundamentos.

Profundicemos, brevemente, en el principio de solidaridad. Los mensajes morados, teledirigidos por Iglesias, cometen la inaceptable inmoralidad de poner al agresor y a la víctima en el mismo plano. Puede que no esté de más preguntarse si esto tiene que ver con quien está siendo el agresor.

Desde hace años, buena parte del populismo y del nacionalismo europeo ha mantenido una relación demasiado dócil con el autócrata Putin.

La igualación del adversario y de la víctima que verbalizan las huestes de Iglesias también es inmoral porque es selectiva

Es probable que nunca llegue a desvelarse toda la red de intereses tejidos desde Moscú, pero parece claro que ninguna de las formaciones del nacionalpopulismo que han emergido durante los últimos años en nuestro continente ha estado nunca corta de dinero.

En cualquier caso, no puede discutirse la conexión ideológica: la existencia, a las puertas de la Unión Europea, de un "líder fuerte" que mantiene una relación sin intermediarios democráticos con el pueblo, no perjudica demasiado a los adversarios de la democracia liberal que tenemos dentro de nuestras fronteras.

La igualación del adversario y de la víctima que verbalizan las huestes de Iglesias también es inmoral porque es selectiva. ¿Diría lo mismo Podemos ante una invasión ordenada desde Washington? No lo creo.

placeholder Manifestantes marchando contra Putin y la OTAN en Madrid. (EFE/Sergio Pérez)
Manifestantes marchando contra Putin y la OTAN en Madrid. (EFE/Sergio Pérez)

La extrema izquierda española siempre ha sido antiamericanista y antiatlantista. Esa fobia desfasada explica el discurso conspiranoico económico respecto a la guerra —la dominación americana— y el olvido de la voluntad imperialista de Putin —también su opresión a los demócratas y su persecución a todo el que piensa diferente—. De toda esa masa sentimental proviene el rotundo fracaso de sus movilizaciones contra la OTAN cuando la cumbre de Madrid.

Pasemos ahora al principio de seguridad que también fundamenta el respaldo español y europeo a la población ucraniana. En esta zona es donde se aprecian dobleces morales adicionales. La más evidente puede verse en la formulación del falso dilema: diplomacia o armas.

Podemos no puede señalar un solo representante de las democracias occidentales que prefiera la sangre a la palabra en la guerra de Ucrania. Todo el esfuerzo bélico, toda la estrategia de las naciones libres se encamina precisamente a que Putin asuma que no puede ganar este conflicto y que nunca podrá invadir nuestro territorio.

El falso dilema podemita —diplomacia o armas— es una maniobra de distracción que pretende alimentar la fatiga en nuestras sociedades

El falso dilema podemita —diplomacia o armas— es una maniobra de distracción que pretende alimentar la fatiga en nuestras sociedades para que Ucrania no tenga más solución que caer en la rendición, y para que Europa tenga deshonor ahora y guerra mañana porque Putin ha expresado con meridiana claridad su voluntad de ensanchar fronteras.

Por interés o por negligencia, el hecho objetivo es que en España ningún mensaje y ninguna acción política puede ser más beneficiosa para Putin, más insolidaria con la población ucraniana y más peligrosa para la pervivencia de nuestra democracia, que cada una de las palabras y barreras que está levantado Podemos desde el minuto uno de este tiempo de guerra dentro del viejo continente. Habrá quien piense que están sujetados por Sánchez. Yo prefiero mirar a lo que necesitan las familias ucranianas. Y también tener en cuenta lo que dicen los expertos porque todos coinciden en que esto va para largo.

Este año habrá elecciones. Puede que haya mejores ideas que tener dentro del gobierno a un partido que agrede constantemente a todos los actores constitucionales, mira hacia otro lado cuando un autócrata viola la legalidad internacional, y habla de diplomacia para ocultar que quiere detener el envío de armas, precisamente, para que no haya diplomacia, para que la guerra termine como Putin quiere con todo lo que eso significa —incluyendo el riesgo de que pueda venir otra después—.

Ningún representante de la oposición ha criticado la reciente visita de Sánchez a Kiev, solo Podemos trata de boicotear el respaldo español a la población ucraniana.

Unidas Podemos Conflicto de Ucrania
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