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Elecciones en Galicia: el agujero negro es de color rojo
¿Podrán los socialistas obtener un resultado que, siendo todavía peor que el peor que nunca tuvieron, sirva al menos para que los nacionalistas puedan gobernar con su apoyo?
El domingo podríamos irnos a la cama sin que el resultado esté cerrado, es posible que el voto exterior termine siendo decisivo. Ese es el nivel de incertidumbre que reflejan los números disponibles.
Hay tres escenarios abiertos y este es el orden en función de sus probabilidades:
1-. El PP logra la mayoría absoluta obteniendo el último escaño en cualquiera de las circunscripciones.
2-. Los populares pierden el último escaño en los cuatro territorios, Democracia Ourensana obtiene el suyo, y la derecha suma mayoría.
3-. El Partido Popular pierde el último en todos sitios, el BNG y Sumar lo consiguen, y cristaliza una mayoría entre nacionalistas y progresistas.
Tras la sorpresa demoscópica de las generales, las distintas casas encuestadoras podrían haberse movido en rebaño para aproximar sus estimaciones y equivocarse o acertar juntas, no sería extraño. Sin embargo, los siguientes motivos para la incertidumbre son del todo verosímiles:
1-. Es evidente que la campaña electoral del PP no ha conseguido cerrar la opción de cambio en Galicia.
2-. Bastantes gallegos decidirán su voto durante este fin de semana.
3-. Todas las opciones para que termine habiendo una mayoría entre el nacionalismo y la izquierda pasan porque el PSOE obtenga un respaldo suficiente dentro de la caída, entre 12 y 13 escaños.
Vamos por partes. Sobre las posibles consecuencias del desempeño del PP, conviene apuntar:
A/ Los sondeos han infravalorado históricamente a los populares en las elecciones gallegas.
B/ Galicia tiene un ecosistema propio —no muy permeable a los debates que tanto entretienen en la M30 madrileña—.
C/ Los votos que reciba Vox terminarán favoreciendo a la izquierda, y las estimaciones de voto a los de Abascal, siendo marginales y estériles, parecen haber ido a más durante los últimos días.
Por lo que parece, en este tramo final, se ve a un PP estabilizado, a un BNG en alza, y tanto al PSOE como a Sumar bajando con claridad
Respecto a los votos que quedan por decantarse, tomaremos como baliza lo que ocurrió la última vez, esto es, el CIS postelectoral de las elecciones gallegas en 2020. A partir de esa referencia, cabe apuntar:
A/ 15 de cada 100 gallegos decidieron votar a quienes votaron entre el último lunes y el último viernes de la campaña (cuando ya está prohibido publicar encuestas y los partidos hacen sus trackings para no tener que volar sin radar).
B/ El 7% de los gallegos decidieron su voto en la jornada de reflexión o en la misma jornada electoral.
C/ En general, estos "votantes tardíos" suelen subirse a la ola dominante, a la tendencia que está dándose en la sociedad. Por lo que parece, en este tramo final, se ve a un PP estabilizado, a un BNG en alza, y tanto al PSOE como a Sumar bajando con claridad.
A continuación, centrémonos en lo que puede ocurrir con el Partido Socialista, esa es la capa electoral más interesante (porque es la menos sólida) y también la más determinante en estos momentos.
Es la más decisiva porque la mayoría está en 38. Y si damos por perdidos a los de Yolanda Díaz, para que pueda haber cambio de gobierno en Galicia tienen que darse dos circunstancias: el BNG tiene que obtener un resultado histórico (25 o 26 escaños) y el PSOE tiene que resistir lo suficiente (13 o 12 diputados).
Aproximemos la lupa para tratar de vislumbrar las probabilidades de mal resultado para el Partido Socialista que, al menos, les permita ser una fuerza subalterna del nacionalismo en la Xunta:
A/ Los socialistas tienen una lealtad de voto alarmantemente baja: solo la mitad de quienes les votaron en 2020 parecen dispuestos a repetir hoy. Cerca de 30 puntos menos que el PP o que el BNG. Esa es una temperatura cercana a la congelación.
B/ Muestran, también, un volumen de indecisos inusualmente extraordinario. Más del doble que el BNG y cerca del triple que el PP. Falta muy poco para votar y 1 de cada 4 electores socialistas en las últimas gallegas no tiene resuelta su decisión. No parece descabellado contemplar la posibilidad de que muchos vayan a quedarse en casa el próximo domingo.
C/ La transferencia hacia el nacionalismo es sencillamente descomunal. Los sondeos más cautelosos consideran que el 25% del PSDdG ha hecho las maletas para irse con el BNG, otros apuntan a una migración del 30%. A estas alturas de la campaña, faltando lo que falta, es prácticamente imposible que los socialistas puedan cerrar esa brecha.
Dar por sentado que el PSOE pueda salir del recuento con 12 o 13 diputados es un ejercicio arriesgado. Puede pasar, sí. Pero también puede llegar el descalabro. ¿Cómo evitarlo?
A/ No es fácil tirar de tu cartel electoral cuando tus propios votantes puntúan al candidato con la misma nota que están puntuando a la candidata rival. Dentro del electorado socialista José Ramón Gómez Besteiro obtiene exactamente la misma evaluación que Ana Pontón.
B/ No es sencillo tirar ni de marca ni de líder nacional cuando tus propios votantes en las recientes elecciones generales carecen de motivación: solo 1 de cada 3 gallegos que votaron a Sánchez en julio se muestran hoy dispuestos a repetir su decisión.
C/ Y no es coser y cantar darle un volantazo a una campaña electoral que está mal planteada desde el principio. Hace 20 días meses la media de encuestas colocaba al PSOE en el 18,7%. Ahora, los últimos datos parecen ubicarles por debajo del 16%.
Visto así, el porcentaje no deja de ser abstracto. Contado en votos, las cifras estiman que los socialistas han perdido durante las últimas tres semanas 1 voto cada 40 segundos.
¿Podrán los socialistas obtener un resultado que, siendo todavía peor que el peor que nunca tuvieron, sirva al menos para que los nacionalistas puedan gobernar con su apoyo? Ese partido tiene lo que pocos tienen, el peso de la historia y la impronta en las biografías, por lo tanto, yo no me atrevo a descartarlo. Pero tampoco lo contrario. Más que posible, ese desplome resulta probable.
En ese punto es donde parece concentrarse el agujero negro de estas elecciones gallegas, el foco de incertidumbre. Stephen Hawking: "Dios no solo juega a los dados con el universo, a veces los arroja donde no podemos verlos". Pronto los descubriremos.
El domingo podríamos irnos a la cama sin que el resultado esté cerrado, es posible que el voto exterior termine siendo decisivo. Ese es el nivel de incertidumbre que reflejan los números disponibles.
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