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Miriam González

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Más tecnología para el Gobierno

Lo que no se pueden perder es ChatGPT, un programa de inteligencia artificial que ha salido hace poco y es revolucionario. Logra escribir ensayos, poemas o discursos

Foto: Robot Sophia, que funciona con inteligencia artificial. (EFE/José Méndez)
Robot Sophia, que funciona con inteligencia artificial. (EFE/José Méndez)
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Los avances tecnológicos son una vía de escape estupenda para evadirse de la deprimente realidad política. Si están ustedes de bajón, les recomiendo que lean las noticias sobre los adelantos de tecnología bioquímica este mes en alzhéimer (en Japón y Estados Unidos). O el salto realmente histórico sobre tecnología de fusión nuclear que acaban de dar en California. O métanse en Dall-E 2 o, si son más jóvenes y utilizan Discord, en Midjourney (ambas americanas) para ver el avance tan enorme que se ha dado en creación de imágenes con tecnología predictiva. Puedes pedir hasta cosas tan raras como 'un bebé de oso polar con pendientes de ganchillo bailando en la selva africana' y va el programa y en pocos segundos te lo hace. Las aplicaciones son innumerables.

Lo que no se pueden perder es ChatGPT, un programa de inteligencia artificial que ha salido hace poco y es revolucionario. Con instrucciones simples, logra escribir ensayos, poemas, discursos, hacer y corregir coding e incluso mantener una conversación contigo como si fuese una persona. Escribir un ensayo para un colegio o universidad, redactar un contrato, un informe técnico, un artículo o incluso una novela va a ser en el futuro cuestión de minutos. ¿Se imaginan lo que eso implica? Nos va a impactar a todos, desde estudiantes hasta profesores, codificadores, periodistas, publicistas, escritores, etc. La empresa americana que lo ha lanzado (la misma que creó Dall-E) lo ha hecho en versión beta y no se recuerda ningún adelanto tecnológico que estuviera tan avanzado en esa fase. Es una tecnología realmente espectacular (y funciona en español, aunque los resultados son mejores en inglés).

Foto: Foto: Reuters/Steve Marcus.

No es necesario que seamos expertos en esas tecnologías, pero sí que nos familiaricemos con ellas, porque van a acabar siendo parte de nuestro día a día. Aunque hay algo todavía más importante: darnos cuenta de que todos esos avances no los estamos haciendo nosotros, sino otros países. Como seguimos sin engancharnos (ni directamente, ni con la Unión Europea) a esta fase de la revolución tecnológica, nuestros hijos y nuestros nietos —y seguramente también sus hijos y sus nietos— vivirán una vida eminentemente tecnológica, pero lo harán con tecnología desarrollada en otras partes del mundo. Los nuestros serán más pobres. Y los de esos países serán más ricos.

A ver si puede ser que alguien invente unas gafas ultravisión para políticos españoles que les hagan ver con claridad que mientras ellos se encizañan en insultos, disputas, intentos de seguir copando y aumentando su poder, acusaciones cruzadas de falta de legitimación democrática, populismos baratos y reapertura de contiendas territoriales y de heridas históricas, hay otros países que solo tienen la mirada puesta en un sitio: crecer y estar en el grupo de liderazgo de la revolución tecnológica. Mientras nosotros nos enzarzamos en el presente y hasta en el pasado, otros van a toda pastilla hacia el futuro.

El Gobierno habla constantemente de digitalización y ha hecho de ella uno de los ejes prioritarios de los fondos de Next Generation europeos. Pero su medida estrella es el bono Kit Digital, que consiste simplemente en ayudar a las pymes a que tengan páginas web, gestionen clientes y proveedores con instrumentos digitales, usen las redes sociales, hagan facturas electrónicas, tengas planes de ciberseguridad, etc. Son cosas que están muy bien, pero que no pasan de fomentar el uso de tecnología que ya es de uso común y que además han inventado otros. La distancia entre eso y la capacidad de innovación y creación de los países que quieren ser punteros en tecnología es abismal. Intentar engancharnos a la revolución tecnológica requiere muchísimo más que distribuir bonos y subvenciones. Requiere hacer una limpieza drástica de las enormes y totalmente inútiles barreras burocráticas que están asfixiando al país. Y hacer una modernización seria y valiente de nuestras universidades.

Foto: Gary Marcus. (Getty Images)

El Gobierno debería empezar por predicar con el ejemplo y utilizar la tecnología para hacer mejores políticas. La tecnología actual (la que ya existe y se usa a diario) permite procesar infinidad de datos y medirlos de manera casi instantánea. Eso hace posible que en vez de centrarnos, como hacemos ahora, en políticas de procedimientos, evolucionemos a políticas de resultados. Es decir, que en vez de que los políticos se congratulen absurdamente cada vez que se logra desembolsar una subvención, podamos examinar todos con datos concretos el efecto de la subvención. Por ejemplo, con el Kit Digital, el Gobierno debería ser capaz (y además sin hacer demasiado esfuerzo) de dejarnos ver a todos, en una simple página web, cuántas de las pymes que reciben ese bono han aumentado su facturación, cuántas han logrado aumentar su plantilla, cuántas han empezado a vender productos y servicios en un nuevo país, etc. O si, por el contrario, han recibido el dinero, lo han gastado y han seguido haciendo básicamente lo mismo que hacían antes. E igual con todas las subvenciones en este o cualquier otro sector.

La tecnología y los datos están modernizándolo todo, excepto las políticas públicas. Es incongruente que en la era de la tecnología sigamos gobernándonos y gastando el dinero público básicamente igual que como lo hacíamos hace 40 años, cuando ni siquiera sabíamos lo que eran los datos.

Los avances tecnológicos son una vía de escape estupenda para evadirse de la deprimente realidad política. Si están ustedes de bajón, les recomiendo que lean las noticias sobre los adelantos de tecnología bioquímica este mes en alzhéimer (en Japón y Estados Unidos). O el salto realmente histórico sobre tecnología de fusión nuclear que acaban de dar en California. O métanse en Dall-E 2 o, si son más jóvenes y utilizan Discord, en Midjourney (ambas americanas) para ver el avance tan enorme que se ha dado en creación de imágenes con tecnología predictiva. Puedes pedir hasta cosas tan raras como 'un bebé de oso polar con pendientes de ganchillo bailando en la selva africana' y va el programa y en pocos segundos te lo hace. Las aplicaciones son innumerables.

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