Meterse en política

He decidido meterme en política. No en el ruido de los partidos, sino en la política de verdad, la de las soluciones. Llevo pensándolo durante mucho tiempo, así que no es una decisión a bote pronto. Y quiero animarte a que tú también lo hagas.

Es difícil determinar con precisión cuándo exactamente perdimos la perspectiva de que la política está para maximizar las oportunidades y buscar soluciones a nuestros problemas colectivos. Llevamos ya muchos años, demasiados, en los que la política se ha divorciado de las soluciones. Los partidos vienen y van, los líderes surgen y desaparecen, partidos nuevos se crean y algunos perecen. Pero a pesar de todo ese trasiego, la realidad de la política española es brutal: las ventanas de oportunidades se cierran sin que se aprovechen para aumentar la ambición del país y los retos se han hecho inmutables al paso del tiempo. Problemas como el paro juvenil, la sequía, la falta de productividad o el abandono escolar, que deberían ser, como mucho, problemas coyunturales, se han vuelto inexorablemente endémicos.

Las oportunidades se cierran sin aprovecharlas para aumentar la ambición del país y los retos se han hecho inmutables al tiempo

Gran parte del problema está en la inercia en la forma de hacer política. En las últimas dos décadas, la sociedad ha experimentado enormes cambios. La explosión en transportes, en tecnología, el internet, los datos, las redes sociales (y ahora la inteligencia artificial) han transformado la manera en la que trabajamos, nos divertimos, nos educamos o nos comunicamos. Todo se puede hacer ahora de manera más ágil, más efectiva, con más impacto, de una forma más global. Y, sin embargo, a pesar de esos transformadores cambios, la manera de encontrar soluciones a los problemas colectivos, la política, prácticamente no ha cambiado.

Aunque hay una enorme proliferación de partidos políticos, en política española casi nada se mueve: o bien la misma gente, o bien gente distinta, pero haciendo las mismas cosas, con las mismas estructuras férreas, casi siempre piramidales, endogámicas, organizadas para mantener el poder, en vez de ser estructuras adaptadas a la naturaleza de los problemas que hay que resolver. Son estructuras que siguen interactuando con los ciudadanos solo en épocas electorales, como se hacía hace 20 años. Y que además lo hacen solo en sentido unidireccional, del político al ciudadano.

Cuanto más diversos, cambiantes, intensos, fluidos y globales son los problemas a los que nos enfrentamos, más difícil es poder encontrar soluciones a través de esas rígidas y anticuadas estructuras. La distancia entre la naturaleza de nuestros problemas y nuestras anquilosadas organizaciones de participación política es lo que explica esa brecha tan enorme que existe hoy en día entre los discursos políticos y la realidad social.

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La política no puede permanecer ajena al cambio social, hay que buscar otro espacio. No un espacio alternativo, sino uno que coexista con los partidos políticos. Pero que permita modular las estructuras de búsquedas de soluciones a la naturaleza de las oportunidades y los problemas reales. Estructuras que sean imanes de talento. Que involucren a la sociedad en la búsqueda de soluciones prácticas, abriendo el espacio político para que contribuir a la política no signifique necesariamente tener que polarizarse. Explorando maneras nuevas de interactuar y permitiendo escuchar a los ciudadanos en tiempo real.

Ese es el espíritu de España Mejor, la lanzadera de políticas públicas para hacer frente a los retos y oportunidades de España que presentamos la semana pasada y que operará en todo el territorio nacional. Es una iniciativa política al bies, en transversal, para poder aprovechar todo el talento que hay en España, venga de donde venga. Un canal de participación para los muchísimos españoles que están deseando poner su talento y energía a disposición del país y que quieren hacerlo de una forma pragmática y no necesariamente con carga ideológica.

Opinión

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Yo soy de ideología liberal y por ello pienso que imponer controles y garantías al poder político es lo más crucial. Pero en España Mejor hay personas de ideologías muy distintas a las mías. De hecho, no podemos ser más diversos. En todo: venimos de distintos lugares de España, tenemos experiencias, edades y situaciones muy diferentes. Vemos las cosas de manera distinta. Pero hay algo que todos tenemos en común: el habernos comprometido a poner de lado nuestras diferencias para centrarnos en buscar soluciones políticas.

España Mejor está abierto a todo aquel que tenga una idea o quiera contribuir. No importa de donde vengas. O tu ideología. Siempre que estés dispuesto a trabajar en la búsqueda de soluciones políticas desde la transparencia, la racionalidad y el respeto, hay un sitio para ti en España Mejor.