La cuadratura del círculo del PP canario

El PP canario ha decidido ir a por el relato que tradicionalmente se asocia a Coalición Canaria. Los populares quieren colarse en el argumentario de CC, adentrarse en su discurso, invadir su espacio a golpe de mensajes que hasta el momento los nacionalistas abanderaban en régimen de monopolio. El PP de las islas ha concluido que debe apuntalar sus banderas sin renunciar a expandirse enarbolando aquellas que históricamente han sido consideradas patrimonio de Coalición.

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Algo ha cambiado en el archipiélago con la llegada a la presidencia del PP de Manuel Domínguez. Quien concurrirá en mayo como candidato a presidente del Gobierno canario se ha encargado de lanzar señales para evidenciar con decisiones, incorporaciones y declaraciones que describen otro registro —un cambio en el manual de estilo— cambios en las reglas del juego. La última bengala, aunque no la primera, vio la luz este último fin de semana. Con Mariano Rajoy como estrella invitada, Domínguez aprovechó el sábado un acto de apoyo a quien fuera estrecho colaborador del expresidente del Gobierno y en la actualidad senador y candidato a la alcaldía de Telde, en Gran Canaria, Sergio Ramos, para dar un paso con objetivo de pescar en caladeros de CC. El líder del PP canario se sintió cómodo con expresiones e ideas que a pie de calle están asociadas a los nacionalistas. Los populares quieren crecer adentrándose en territorios propios de Coalición, pretenden sacudirse el estigma de ser la muleta en la que CC se apoya cuando los pactos con el PSOE se les atragantan.

El PP no quiere que lo asocien a Coalición Canaria, a CC le preocupa que se hable demasiado de un posible acuerdo con el PSOE de Pedro Sánchez para gobernar en la siguiente legislatura autonómica —rumor que intentan combatir aunque no les ayude el apoyo de Coalición a los últimos Presupuestos Generales del Estado— y, completando el círculo, los populares reivindican la centralidad que hasta 2019 ocupó CC, protagonizando el PP algunos escarceos con los socialistas, como así ha ocurrido en el Cabildo de Tenerife, donde recientemente PSOE y PP han unido sus votos para aprobar los presupuestos de la corporación insular.

Ni contigo ni sin ti tienen los pactos remedio. Unos y otros hacen por alejarse de aquellos con quienes se disputan en mayor medida un espacio electoral puede que no calcado pero sí parecido, pero acto seguido quieren consolidar la idea de que podrían llegar a acuerdos con cualquiera, incluso con aquellos de los que reniegan —en público, al menos—. El trasvase de votos de Coalición al PP, y viceversa, exige que sus estrategas y coordinadores de campaña hilen fino para no dar ventajas al vecino. Y, en este punto, ambos partidos coinciden en que no pueden permitirse que el electorado los perciba como posibles socios, no ya de los socialistas canarios, sino de Pedro Sánchez, considerado por CC y PP la referencia de la que alejarse sin contemplaciones.

El PP se ve condenado a nadar entre dos discursos. Necesita romper con la idea de que si quieren ocupar posiciones de gobierno están condenados a pactar con Coalición Canaria, pero abrirse públicamente a la posibilidad de un posible acuerdo con el PSOE de Pedro Sánchez provocaría una fuga de votos hacia CC. Ser y no ser, esa es la cuestión. Deslizan la hipótesis de posibles pactos del PP con los socialistas en los ámbitos insulares o municipales, aunque cuando barajan a media voz ese escenario automáticamente remiten a las elecciones generales que se celebrarán poco después de las autonómicas y locales.

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¿Es imposible un pacto de PSOE y PP en el Gobierno de Canarias? No sería la primera vez que socialistas y populares exploran esa vía. A raíz de la ruptura del pacto CC-PSOE —a finales de 2016– se sucedieron conversaciones telefónicas y algunas reuniones en las que dirigentes de uno y otro partido trabajaron en una fórmula que llegó a la mesa de los principales órganos nacionales del PSOE. Nunca como en aquel momento se estuvo tan cerca de un pacto PSOE-PP en Canarias. Quedó en nada porque a las direcciones de ambos partidos se les pone cuesta arriba explicar a los suyos un acuerdo entre dichas formaciones, y si bien en las islas algunas voces lo defendieron —con el evidente objetivo de dejar a CC en la oposición instaurando un bipartidismo con matices en el archipiélago— en Madrid no lo vieron y dejaron morir aquellas conversaciones. ¿Cabe esa posibilidad después de mayo? La batalla que PSOE y PP libran a diario en la escena política nacional, confrontación que irá a más hasta las elecciones generales, convierten en una opción insostenible un pacto de esas características, no así en cabildos y ayuntamientos, donde socialistas y populares han tenido experiencias de gobierno que podrían multiplicarse en las corporaciones locales a partir del próximo verano.

Descartada esa posibilidad, al PP le queda la opción de buscar una mayoría de gobierno en la Cámara regional apoyándose, una vez más, en CC. Claro que esta vez los populares exigirán ocupar la presidencia del Gobierno que se les ofreció hace ahora cuatro años —con el senador Asier Antona como candidato— pero que finalmente se vio frustrada, dejando en el PP la sensación de que lo tuvieron a mano y la dejaron escapar. En esta ocasión será diferente. En palabras de un alto dirigente del PP canario, sería absurdo no exigir la presidencia si la aritmética parlamentaria les sopla a favor.

En cualquier caso, lo que ocurra en las islas conectará meses después con los resultados que arrojen las elecciones generales. Si el próximo Gobierno de España necesitara en el Congreso de los Diputados del voto o votos de Coalición Canaria los acuerdos que se alcancen en verano podrían verse alterados en otoño, una circunstancia que anima a algunas voces, entre otras las del ex presidente canario, Paulino Rivero, a considerar pactos transitorios o provisionales los que se firmen antes de las generales en los gobiernos regional, insulares y municipales.

En buena medida, las negociaciones de junio estarán marcadas por los resultados que PSOE y PP obtengan en otras Comunidades Autónomas y en los principales municipios del país. Los sondeos, luego, las expectativas de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo pesarán en los guiones de los principales partidos en el archipiélago. Cuando llegue el momento de las negociaciones las tácticas estarán muy marcadas por cómo les haya ido a PSOE y PP. El partido que cotice a la baja tendrá que negociar a la baja. Al otro lado, la formación que logre hacerse con el título honorífico de ganador de las primarias de mayo llegará a las reuniones más fuerte, consciente de que será quien más cartas tenga para ocupar los ministerios durante los próximos años, un elemento, este último, que en Canarias estará presente de forma más que significativa si el actual pacto autonómico no suma lo suficiente en la Cámara, porque si eso ocurre Coalición Canaria se inclinará por un pacto con socialistas o populares dependiendo de cómo pinte la siguiente legislatura en Madrid.

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A la espera de las ecuaciones que asomen en primavera y otoño, una vez cierren los colegios electorales, el PP de las islas irá a más en una dinámica diferente a la que ha seguido en Canarias en el transcurso de los últimos años. Son conscientes de que las dificultades con las que volvería a cruzarse un pacto PSOE-PP en el Gobierno regional dan ventaja a los nacionalistas en el deseado papel de bisagra, pero a diferencia de otras ocasiones esta vez van a colarse en el relato de Coalición Canaria porque, a juicio de los populares, pueden crecer electoralmente si se sacuden complejos y van a por el espacio de CC.