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Cuando Sánchez despertó, los jueces y Puigdemont seguían allí
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Alberto Pérez Giménez

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Cuando Sánchez despertó, los jueces y Puigdemont seguían allí

El PSOE y el presidente perdieron el relato la noche electoral por una mala gestión de expectativas en la última semana, cuando se vendió el empate para tapar los problemas judiciales de Begoña Gómez

Foto: Sánchez vota en las europeas, con Begoña Gómez en segundo plano. (EFE/Ballesteros)
Sánchez vota en las europeas, con Begoña Gómez en segundo plano. (EFE/Ballesteros)
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La noche del domingo caía sobre Génova con los peores augurios: en medio del apagón oficial sobre el escrutinio de las urnas en España -por una norma comunitaria estúpida que impide difundir datos hasta las 11 de la noche para que el votante de, pongamos por caso, Positano no se sienta influido por lo que consiguiera un tal Alvise en Murcia mientras Macron sí puede anunciar con los sondeos la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones-, en Génova, mientras tanto, la cúpula del PP no se acababa de creer el sondeo de Sigma Dos (empate técnico a escaños y apenas dos puntos sobre el PSOE) y se aferraba a "los trackings de Sociométrica y GAD3, que mantenían una ventaja cercana a los cinco puntos", cuenta una fuente presente en la noche del domingo en la sede nacional de los populares.

Una vez más, la "gestión de expectativas" y el "relato" iban a ser fundamentales para vender los resultados de las urnas. Y en la planta séptima de Génova escudriñaron sus proyecciones en busca de una cifra: tres puntos. "Teníamos claro esa tarde -dicen en el PP- que esa era la frontera que marcaba la diferencia entre el éxito y el fracaso. Una distancia del PP sobre el PSOE menor de 3 puntos iba a ser vendida por Pedro Sánchez como un empate técnico". El fantasma de la "dulce derrota" que anticipaba el sondeo de Sigma Dos volvía a cernirse sobre Feijóo. "Por eso, cuando a las 11 de la noche se conocieron los resultados oficiales, hubo aplausos". Y hasta la famosa foto con Borja Sémper desatado puño en alto mientras el resto de dirigentes aplaudían los datos que reflejaba la pantalla.

¿Por qué los tres puntos sobre el PSOE marcaban el rubicón de la victoria o la derrota? La estrategia de Génova era clara: "Tres puntos fue la distancia con la que perdió Alfredo Pérez Rubalcaba en las europeas de 2014 (las últimas que se celebraron en solitario, como las del pasado domingo) y decidió dimitir. Era -insisten en el PP- el argumento perfecto: si Rubalcaba había dejado la Secretaría General por perder por esa distancia, ¿cómo iba a vender Sánchez como empate técnico una derrota por cuatro puntos?". En Génova comenzó entonces la venta del relato.

La "gestión de expectativas" esta vez jugó en contra del PSOE y de Pedro Sánchez, lo que demuestra cómo está perdiendo el presidente del Gobierno su famosa 'baraka'. Hace dos meses, los sondeos hablaban de que Feijóo iba a ganar por goleada las europeas e incluso se disparaba la diferencia entre ambos partidos a casi diez puntos. Como habitualmente, la campaña se hizo larga para el PP, y se entró en la última semana con el PSOE acortando a pasos agigantados la distancia. Pero la citación de Begoña Gómez como imputada y la decisión de Sánchez de convertir las elecciones en un plebiscito sobre él, sobre la inocencia de su mujer y contra los jueces y los medios de comunicación, llevó al PSOE a "pasarse de frenada", según se lamenta uno de los escasos críticos con algo de peso provincial en el PSOE.

La "gestión de expectativas" esta vez jugó contra el PSOE y Sánchez, lo que demuestra cómo está perdiendo el presidente del Gobierno su 'baraka'

En Ferraz y la Moncloa, para tapar los problemas jurídicos de Begoña Gómez, se vendió sin rubor en la última semana que iba a "haber un empate técnico". Incluso, en la misma noche electoral, tras el sondeo, Ferraz jugaba una y otra vez con "la sorpresa". Pedro Sánchez cerraba los mítines del PSOE de la mano de Begoña, con María Jesús Montero aplaudiendo como si no hubiera un mañana y con el propio presidente "indultando" a una condena por corrupción como Magdalena Álvarez. "Hubo una sobreactuación excesiva", se queja este socialista.

Por si fuera poco, desde el cuartel general del PSOE -donde se había informado que aguardaba casi el Gobierno en pleno, incluido hasta Luis Planas- se filtraba la llegada de Pedro Sánchez para esperar los resultados oficiales y algunos voceros aseguraban que se estaba montando un escenario de urgencia para celebrar los datos. Cuando estos salieron a las once de la noche -cuatro puntos de distancia, 700.000 votos y dos escaños- lo que podría haberse vendido como un esprint final que casi produjo el 'milagro', se convirtió en una victoria clara de Feijóo. La "gestión de expectativas" que siempre habían manejado el PSOE y Pedro Sánchez con maestría, ponía en bandeja de plata al PP la venta del relato.

Foto: Sánchez en un mitin de la campaña de las europeas. (EP/Lorena Sopêna) Opinión

"Dicho y hecho- cuentan desde Génova-". Se facilitaron imágenes de Feijóo y la cúpula del partido aguardando los resultados oficiales en la terraza, en torno a una mesa con unas cañas -"mirad lo preocupados que estábamos con los sondeos", filtraron. Cuca Gamarra recordó algunos tuits de Sánchez, y Feijóo recordó que era la mayor victoria del PP sobre el PSOE en unas europeas "desde hace 25 años". El relato lo había perdido el PSOE por los excesos y los nervios de la última semana y las horas finales. Sánchez no apareció y se quedó sin salir de Ferraz: "No hay mejor dato sobre quién había perdido esa noche", contaba un 'barón' popular con mando en plaza.

Su hermano y su mujer, investigados. Illa -su único éxito electoral en 6 elecciones- pende de un hilo. Demasiado, incluso para Sánchez

Sánchez volvió a la Moncloa. Apenas unos minutos en coche. No hubo 'dulce derrota'. Y había que pensar ya en el día siguiente y cómo recuperar la agenda y "el relato". Pero no hubo tregua para el presidente del Gobierno.

Cuando Sánchez despertó el lunes, Puigdemont y los jueces seguían allí. En la Mesa del Parlament, Junts y ERC le birlaban la cartera con un pacto 'secreto' que daba la presidencia del Parlament a Josep Rull, escudero fiel de Puigdemont, y acercaba otra vez el fantasma de la repetición electoral. Y sin solución de continuidad, una juez en Badajoz abría diligencias de investigación por cinco presuntos delitos contra su hermano, David Sánchez Pérez-Castejón, mientras la Fiscalía Europea reclamaba todo el caso de Begoña Gómez. Su hermano y su mujer, investigados por los tribunales. Y en Cataluña, Illa -su único éxito en las seis últimas elecciones- pendiente de un hilo. Demasiado, incluso para Sánchez.

La noche del domingo caía sobre Génova con los peores augurios: en medio del apagón oficial sobre el escrutinio de las urnas en España -por una norma comunitaria estúpida que impide difundir datos hasta las 11 de la noche para que el votante de, pongamos por caso, Positano no se sienta influido por lo que consiguiera un tal Alvise en Murcia mientras Macron sí puede anunciar con los sondeos la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones-, en Génova, mientras tanto, la cúpula del PP no se acababa de creer el sondeo de Sigma Dos (empate técnico a escaños y apenas dos puntos sobre el PSOE) y se aferraba a "los trackings de Sociométrica y GAD3, que mantenían una ventaja cercana a los cinco puntos", cuenta una fuente presente en la noche del domingo en la sede nacional de los populares.

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