Casado, golpe de Estado o eyección

A los habitantes del Partido Popular no les hace gracia el chiste del golpe de Estado para explicar este congreso de Sevilla, que tiene el aire, como todos, de un país en miniatura donde se buscan, se saludan y se abrazan como vecinos los representantes de todas las Españas. No les hace gracia porque, quizá, son ellos los primeros que saben que lo que ha sucedido con Pablo Casado tiene muy pocos precedentes en la democracia española; quizá ninguno.

Ha habido muchos dirigentes políticos que se han marchado 'ipso facto' tras un mal resultado electoral, la misma noche de las elecciones, antes de que los suyos lo corrieran a gorrazos, pero a ninguno lo han quitado de en medio en 72 horas por un enfrentamiento interno con uno de los barones del partido. Menos aún en medio de una legislatura cuando, además, muchas encuestas le daban empate técnico con el PSOE, que ha ganado las últimas elecciones generales en España. ¿Qué nombre hay que ponerle a ese bofetón? A Casado le han hecho un Will Smith y ha salido rodando, escaleras abajo, por la sede de Génova. Si no se llama golpe de Estado, aceptemos eyección como animal de compañía; lo han botado del sillón de mando para salvar la nave y quitarse de encima al piloto.

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El único punto en común con todas las versiones es que, además de todo, lo ocurrido es una prueba clara de la debilidad política sobre la que se sustentaba la presidencia de Casado. Hay, de hecho, algunos ejemplos claros de esa anormalidad en este congreso que se detectan solo con ver el orden del día. Por ejemplo: Cuca Gamarra es la que presenta el informe de gestión del Comité Ejecutivo Nacional saliente. Es como encargarle a Bruto el informe de la autopsia de Julio César; entiéndase que los dos querían al apuñalado, pero participaron en la defenestración. Ya que se ha tenido la deferencia con Casado de mantenerlo incorrupto estas últimas cuatro o cinco semanas, lo normal hubiera sido que hubieran tenido la misma consideración con Teodoro García Egea, que fue escupido de la secretaría general como uno de los huesos que él tiraba de campeonato en su tierra.

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A Pablo Casado lo han tratado mejor en el Congreso, pero también con medidas cautelares: para que intervenga lo han empaquetado en un bloque, con turnos de media hora, junto a José María Aznar y a Mariano Rajoy. También eso es nuevo, un desdoblamiento borgiano: Casado tiene trato, al mismo tiempo, de presidente y de expresidente, como si transitara por el doble plano temporal de la adulación y el rechazo en los que se divide la política. Un escritor americano experto en 'coaching', Allan Percy, cuya lectura le vendría muy bien a alguno de los salientes, tiene un libro de reflexiones con frases de Franz Kafka y, de todas las que incluye, destaca una que podría servirnos para explicarnos muchos comportamientos humanos. “Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas, se encuentran en el perro”. Percy sostiene que, aunque nadie sabe bien por qué lo dijo Kafka, él se inclina a pensar que se refería a valores como la lealtad, la honestidad, la entrega… Si es eso, en política el poder del perro es otro. Decidido.