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Todo lo que desconocemos de Aldama
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Javier Caraballo

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Todo lo que desconocemos de Aldama

Lo ignoramos casi todo de este tipo que medraba por los clubes de fútbol hasta que comenzó a jugar en la gran liga de los Gobiernos nacionales, tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa

Foto: Víctor de Aldama. (EFE/Archivo/Rafa Alcaide)
Víctor de Aldama. (EFE/Archivo/Rafa Alcaide)
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Era la llave que abría todas las puertas y la persona que las conectaba, eso lo podemos presumir. La Guardia Civil lo califica en sus informes como “el nexo corruptor” del primer escándalo del Gobierno de Pedro Sánchez, el caso Koldo y, desde que conocimos de su existencia en este mundo, Víctor de Aldama ha adquirido la forma del perejil y el carácter del detonador. Si tirotearon su coche, tres tiros en la ventanilla del conductor, será porque alguien habrá querido advertirle sobre la importancia de su silencio. Dispararon contra su coche, cuando estaba aparcado, sin nadie dentro, en octubre pasado, a principios de mes, y a las pocas semanas lo mandaron a la cárcel, por otro escándalo distinto al de Koldo. La trama de fuel. Del silencio de las celdas surge esta decisión de ahora, solicitada por él mismo, para declarar voluntariamente ante el juez. Si la forma de perejil, el carácter de detonador, la balacera del coche, el silencio de la cárcel y la cita con el juez tienen alguna conexión entre sí, quizá no lo sepamos nunca. Pero en esas estamos; otro aspecto más que desconocemos de Víctor de Aldama.

De hecho, lo ignoramos casi todo de este tipo que medraba por los clubes de fútbol hasta que comenzó a jugar en la gran liga de los Gobiernos nacionales, tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. Y todo fue tan rápido que lo que asombra es el origen. ¿Quién fue el que presentó a Aldama, el que lo puso en contacto con el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos? ¿Cómo se convierte en un hombre de confianza del ministro de Fomento, la cartera que maneja las grandes inversiones de un Gobierno? ¿Conoce al mismo tiempo al presidente Pedro Sánchez y a su esposa, Begoña Gómez? Intentaremos contestar a algunas preguntas, porque no todas tienen respuesta aún.

Esas dudas son relevantes porque, como hemos subrayado en otras ocasiones, lo más impactante de estas corruptelas, con respecto a las cometidas durante Gobiernos anteriores, es la precocidad con la que se produce todo. Vamos a la primera cita de la que tenemos constancia: el 4 de febrero de 2019. De ese día tenemos la primera foto de Víctor de Aldama, sentado en una mesa de reuniones, acompañando al ministro Ábalos. Se trata de un viaje oficial del Ministerio de Fomento al estado mexicano de Oaxaca de Juárez. ¿Por qué motivo está incluido Víctor de Aldama en una delegación oficial del Gobierno de España?

Ahora vamos a eso, pero antes debemos saber también que el 4 de febrero de 2019 es la fecha de la primera foto que conocemos, pero no del primer encuentro. Según las pesquisas de la Guardia Civil, el primer contacto se produce el 31 de agosto de 2018. Y el punto de unión es Rubén Aldama, oficial de Policía, que formaba parte del equipo de escoltas del ministro de Fomento. A través de Koldo -pensemos en una sintonía entre colegas del mismo oficio-, Rubén logra que su hermano Víctor de Aldama y José Luis Ábalos queden a comer, se conozcan y que se caigan bien. “Vais a hacer grandes cosas juntos”, le dice Rubén a su hermano en uno de los mensajes de WhatsApp que ha recopilado la Guardia Civil.

Foto: Víctor de Aldama. (EFE/Miquel A. Borràs)

Detengámonos otra vez en esa fecha: el 31 de agosto de 2018. Es realmente sorprendente porque tan solo unos meses antes, nadie hubiera apostado jamás por un Gobierno de Pedro Sánchez. El líder socialista ni siquiera era en ese momento diputado en el Congreso y su partido contaba con tan solo 86 escaños. En junio se produce la moción de censura que, por primera vez, triunfa en la democracia española y, tan solo unas semanas después de que en julio se constituya un Gobierno inesperado, ya está Víctor de Aldama en la agenda de contactos del ministro de Fomento y de su asesor, Koldo García. La primera de las dudas formuladas antes se contesta, al menos por lo que sabemos ahora, con la mediación del policía Rubén de Aldama, pero las que surgen a continuación ya no tienen una respuesta fácil. Porque, por todo lo subrayado sobre la ‘bisoñez’ del Gobierno, resulta sorprendente cómo escala Víctor de Aldama en las influencias políticas del entorno socialista.

Es más, por la misma cadena de mensajes que la Guardia Civil interceptó en su móvil, da la sensación de que existía una especie de predestinación; es como un guion que ya estuviera escrito. “Hermano, tengo aquí armado muchas cosas, y con el nuevo Gobierno, lo que se quiera. Podemos hacer mucho (…) Ya con el ministro de Fomento lo tengo todo armado", le escribe Aldama poco después a un empresario mexicano, Pedro Miguel Haces, al que le promete inversiones y la apertura de una línea aérea nueva de Air Europa, para unir Madrid con Oaxaca.

Foto: Jéssica, la pareja de José Luis Ábalos, cuarta por la izquierda. (EC)

De forma inmediata, de hecho, se organiza un viaje oficial a México, en febrero de 2019, el de la primera foto, porque Víctor de Aldama ya figura como miembro de la delegación del Ministerio de Fomento. Antes de ese viaje, ese mismo mes de febrero, es cuando se hace otra foto, esta con Pedro Sánchez, que dio a conocer el diario El Mundo. También en 2019, en septiembre, es cuando se produce el viaje a San Petersburgo que reúne al CEO de Globalia, Javier Hidalgo, a Víctor de Aldama, que trabaja para él, y a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. Cuando El Confidencial dio a conocer ese encuentro, comenzó todo el escándalo que conocemos ahora, diversificado en varios frentes: saber que Begoña Gómez se desenvolvía en esos niveles, con empresas que contrataban y recibían ayudas millonarias del Gobierno que presidía su marido, Pedro Sánchez; esa sorpresa es la misma que se mantiene ahora, sin que exista una mínima explicación. Un muro de silencio y de hielo se interpone con todo lo anterior, para intentar alejar de todo a Víctor de Aldama. Como si no hubiera existido en sus vidas. Y eso, claro, ha acabado de sublevarlo.

Después del tiroteo, cuando Aldama se ve sólo en la cárcel, es lógico que se le retuerzan las tripas cuando piensa que lo quieren dejar tirado, que sea él quien se coma el marrón, como dicen los quinquis. Quienes le conocían de negociaciones anteriores o de relaciones ocasionales, coinciden al calificar a Víctor de Aldama como un tipo chulesco, embaucador y resolutivo, sin pudor alguno para aparentar títulos nobiliarios o diplomáticos inexistentes y hasta fortunas imaginarias. Pero también un tipo dispuesto a todo. Ya lo ha advertido, de hecho, en conversaciones y mensajes en los que se mostraba intratable: “Te juro por mi hija que monto un pollo de cojones”. Entre rejas, habrá visto algún telediario y alguna sonrisa de sus antiguos colegas le habrá soliviantado. La mística del apestado es terrible, “¡qué duros estos destierros!, ¡esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida!”. Todo lo que desconocemos de Víctor de Aldama es un cofre donde se guardan las medidas exactas de la dimensión judicial y política del caso de corrupción más precoz que se conoce en democracia.

Era la llave que abría todas las puertas y la persona que las conectaba, eso lo podemos presumir. La Guardia Civil lo califica en sus informes como “el nexo corruptor” del primer escándalo del Gobierno de Pedro Sánchez, el caso Koldo y, desde que conocimos de su existencia en este mundo, Víctor de Aldama ha adquirido la forma del perejil y el carácter del detonador. Si tirotearon su coche, tres tiros en la ventanilla del conductor, será porque alguien habrá querido advertirle sobre la importancia de su silencio. Dispararon contra su coche, cuando estaba aparcado, sin nadie dentro, en octubre pasado, a principios de mes, y a las pocas semanas lo mandaron a la cárcel, por otro escándalo distinto al de Koldo. La trama de fuel. Del silencio de las celdas surge esta decisión de ahora, solicitada por él mismo, para declarar voluntariamente ante el juez. Si la forma de perejil, el carácter de detonador, la balacera del coche, el silencio de la cárcel y la cita con el juez tienen alguna conexión entre sí, quizá no lo sepamos nunca. Pero en esas estamos; otro aspecto más que desconocemos de Víctor de Aldama.

Caso Koldo García
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