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Almodóvar, la bruja de Ayuso y los valientes
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Rubén Amón

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Almodóvar, la bruja de Ayuso y los valientes

El cineasta se ceba con la presidenta madrileña en la entrega de los Feroz y oficia un exorcismo ventajista y paródico que beneficia precisamente a la acusada

Foto: El director Pedro Almodóvar tras recibir el Feroz de Honor. (EFE/Javier Belver)
El director Pedro Almodóvar tras recibir el Feroz de Honor. (EFE/Javier Belver)
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Juan Carlos Ortega es un genio de la radio entre cuyas obras maestras impresiona la parodia que hizo de la progresía cultural. Me refiero al episodio de Los valientes (cadena SER). Y a la entrevista que concede un actor cinematográfico muy comprometido… con el compromiso.

Se llama Pablo Cantero el personaje. Y recorre durante la entrevista todos los clichés imaginables, desde la memoria histórica y el capitalismo hasta las alusiones recurrentes a nuestros médicos y enfermeras. “Me gustaría mandar un mensaje de apoyo a nuestros sanitarios…”, recuerda una y otra vez Cantero enfatizando en sus respuestas una fingida conmoción.

La parodia se ha convertido en realidad y en noticia con el discurso que protagonizó Almodóvar en la entrega de los premios Feroz. Bien está que se le concediera un premio honorífico, pero resultaba ventajista y embarazoso el discurso que emprendió contra la “barbarie” de la sanidad madrileña.

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Se trataba de señalar a Díaz Ayuso, claro. Y de organizarle un exorcismo al que se adhirieron los ministros del Gobierno allí presentes -Iceta, Yolanda-, los rostros habituales del bienpensar -Juan Diego Botto, Luis Tosar,-, las mujeres al borde de un ataque de nervios y los rapsodas de la izquierda cultureta, todos ellos hermanados en este gran akelarre de diseño.

Los valientes. Y el compromiso hueco de quienes prenden fuego a la bruja como si fuera un acto libertario. Y como si las alusiones a la barbarie pretendiera significar un acto de campaña a favor de Pedro Sánchez, ahora que resucita Franco y que prorrumpe el monstruo bicéfalo de la ultraderecha.

No se trataba de aplaudir a los sanitarios del foro, sino de abuchear a Díaz Ayuso en la caricatura del desmantelamiento del sistema sanitario

Claro que los sanitarios se merecen el aplauso y la decencia de sus condiciones. Lo que no se merecen es que se los utilice como munición de la progresía cultural. O como un cliché. O como un acto de buena conciencia gratuito. Demagogia de salón. Activismo paródico a favor de corriente.

Y el estupor que se desprende de un criterio acusador tan selectivo y arbitrario. Porque Almodóvar y sus costaleros identificaban el problema específicamente en la Comunidad de Madrid. Y no se trataba de aplaudir a los sanitarios del foro, sino de abuchear a Díaz Ayuso en la caricatura del desmantelamiento del sistema sanitario. Barbarie capitalista.

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Pedro Almodóvar bien podría haberse referido a la crisis sanitaria general. O a la que sacude a la comunidad aragonesa con el récord nacional de las listas de espera, ya que en Zaragoza estaba. Podría haber mencionado la huelga de médicos catalanes. A las crisis de Valencia. De Asturias.

Pero prevaleció el exorcismo de Ayuso. Y claro que Ayuso merece responder de la crisis sanitaria que castiga su comunidad y a la negligencia con que gestiona la huelga, y al oportunismo con que interpreta la conspiración de la izquierda, pero los sanitarios que tanto conmovieron a Pedro no fueron otra cosa que carnaza para buscar un antagonismo que beneficia más que a nadie a quien se pretende atacar. O sea, Díaz Ayuso, cuya notoriedad política y caudal electoral aumenta cada vez que le dan envergadura sus enemigos.

Juan Carlos Ortega es un genio de la radio entre cuyas obras maestras impresiona la parodia que hizo de la progresía cultural. Me refiero al episodio de Los valientes (cadena SER). Y a la entrevista que concede un actor cinematográfico muy comprometido… con el compromiso.

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