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Rubén Amón

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La política española toca fondo en el peor momento posible

Sánchez desprecia al PP y elude el escrutinio del Parlamento al tiempo que la extrema derecha y la extrema izquierda juegan a favor de Putin en una deriva irresponsable

Foto: Sánchez y Yolanda Díaz se reúnen para abordar el aumento del gasto en Defensa. (EFE/Moncloa)
Sánchez y Yolanda Díaz se reúnen para abordar el aumento del gasto en Defensa. (EFE/Moncloa)
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Debe fascinarle a Vladímir Putin la connivencia de la política española respecto a sus planes ucranianos. Y no solo porque Sánchez maltrata al único partido dispuesto a aprobar el escudo defensivo, sino porque los extremos del Parlamento simpatizan a su antojo con la brutalidad del zar.

Lo hace Vox suscribiendo a ciegas la afinidad de Washington y el Kremlin. Y lo hace la ultraizquierda con el discurso indecoroso del pacifismo. Todos queremos la paz y el amor, pero las palomas que han soltado Podemos y Sumar no hacen otra cosa que encubrir el vuelo de los halcones. Ucrania debe rendirse, capitular, renunciar a su territorio y a su dignidad. “La paz de los sepulcros”, escribe Schiller en el libelo histórico de Don Carlos.

No existe en Europa -y de Europa hablamos- un ejemplo más irresponsable y bochornoso del que se conduce en la política española. Empezando por la frivolidad de Sánchez en la gestión de las negociaciones monclovenses. El trato despectivo a Feijóo descuida las obligaciones elementales con un partido de Estado, mientras que el veto a Vox implica un desprecio a sus votantes. Debería recordarse Sánchez a sí mismo que es el presidente de todos los españoles y que el muro sugestiona la división de la sociedad, aunque ya sabemos que el propósito de la línea roja y de su antagonismo a Santiago Abascal consiste en reanimar a la ultraderecha.

Se trata de fomentar el victimismo, claro. Y de excitar la iracundia de “Diego Obescal” en el juego perverso que los retroalimenta. El problema es que Sánchez abomina de Vox al tiempo que tutea a Bildu, se humilla en presencia de Puigdemont y es incapaz de remediar el amotinamiento de sus presuntos aliados. El buenismo de Yolanda Díaz ha forzado un comunicado ininteligible que redunda en el putinismo implícito de la ultraizquierda, aunque se antoja más escandaloso el llamamiento a la paz con que Podemos e Izquierda Unida bendicen la agresión de Vladímir.

Foto: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz durante el acto de entrega de los XI Premios Cepyme. (EFE/Chema Moya)

Las condiciones del armisticio honran al victimario y homologan la pulsión imperialista de Putin. No sólo puede violarse un territorio soberano. También se legitiman ulteriores transgresiones fronterizas, sin olvidar que las conexiones perversas de la ultraizquierda y la ultraderecha españolas cobran especial vuelo cuando prevalece la comunión de las ideas antieuropeístas.

Ha tocado fondo la política española cuando más necesario resultaba un ejercicio de responsabilidad. Quizá porque interviene de nuevo el cálculo electoral. Porque Sánchez disimula el colapso de la legislatura. Porque los extremos se parecen como nunca. Y porque el PP se acomoda en el despecho de la Moncloa en lugar de proponer un apoyo incondicional a las exigencias presupuestarias que emanan de los acuerdos comunitarios.

No parecen valorarse la gravedad del expansionismo moscovita ni las implicaciones del cambio de eje en la Casa Blanca

No parecen valorarse la gravedad del expansionismo moscovita ni las implicaciones del cambio de eje en la Casa Blanca. Se diría que la guerra de Ucrania nos parece un escenario remoto. Y que Putin y Trump se han infiltrado en la política española hasta el extremo de sabotearla.

Pedro Sánchez reacciona sin reaccionar y apura los vericuetos de la ingeniería financiera y fiscal para eludir el escrutinio del debate parlamentario. Tratar como adultos a los diputados y a los españoles supondría admitir que la coalición gubernamental agoniza y que únicamente el PP se avendría a respaldar el incremento del gasto militar. Sánchez prefiere aislar a Feijóo que rubricar un gran acuerdo de Estado. Antepone el castigo a la oposición frente a la idoneidad del pacto bipartidista.

Foto: Yolanda Díaz junto con el líder del PCE, Enrique Santiago, en el Congreso de los Diputados. (EFE / Mariscal)

Es probable que Génova 13 haya sopesado el interés electoralista de semejante discriminación. Y que los populares entiendan beneficioso el antagonismo sistemático que ejerce el matador de la Moncloa, de manera que estamos a la espera de otro ingenioso vídeo concebido con inteligencia artificial ahora que tanto escasea en el PP la inteligencia humana.

Debe fascinarle a Vladímir Putin la connivencia de la política española respecto a sus planes ucranianos. Y no solo porque Sánchez maltrata al único partido dispuesto a aprobar el escudo defensivo, sino porque los extremos del Parlamento simpatizan a su antojo con la brutalidad del zar.

Partido Popular (PP) Pedro Sánchez Vladimir Putin Sumar Yolanda Díaz
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