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Trump (y Sánchez) y la sombra de la década más atroz de la historia
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José Antonio Zarzalejos

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Trump (y Sánchez) y la sombra de la década más atroz de la historia

Mañana comienza la segunda era Trump, con evocaciones al período de entreguerras (1933-1945), tecnoligarcas a los mandos, libertades en declive y España en democracia menguante

Foto: Abascal y Trump, en una imagen de archivo. (EFE)
Abascal y Trump, en una imagen de archivo. (EFE)
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Este es el diagnóstico —hay otro optimista, pero también más improbable— del informe anual España en el mundo en 2025: perspectivas y desafíos coordinado por los investigadores principales del Real Instituto Elcano, Ignacio Molina y Pablo del Amo, hecho público el pasado día 16: "Se despliega la hostilidad del presidente Donald Trump hacia la UE en general (a través de la imposición de aranceles y menos apoyo en relación con Ucrania) y hacia España en particular, considerando su reducido gasto militar, el reciente reconocimiento de Palestina y la acción diplomática hacia Cuba y Venezuela, que no se considera suficientemente agresiva."

Y añaden: "La presión de EEUU dificulta y reduce los márgenes de la política exterior [española], lo que perjudica la gestión de las delicadas relaciones con Marruecos y la finalización del acuerdo con el Reino Unido sobre Gibraltar. Por otro lado, la falta de unidad entre los Veintisiete (donde siguen subiendo las fuerzas euroescépticas) y el hecho de que el gobierno sea débil y esté situado a la izquierda de la tendencia hegemónica en Europa arrincona las posiciones de España en Bruselas. A nivel interno, la inestabilidad parlamentaria del gobierno, el no contar con nuevo presupuesto, y el fuerte disenso entre el PP y el PSOE impiden afirmar una posición coherente ante todos esos retos, afectando a la influencia y el prestigio internacional de España."

Europa, débil y a la defensiva

Este planteamiento del think tank institucional más importante de España, muy preocupante, es coherente con el sondeo de la European Council on Foreign Relations (ECFR) presentado esta semana por Mark Leonard, Ivan Krastev y Timothy Garton Ash, que Ángel Villarino explicó en El Confidencial el pasado viernes. La encuesta permite contemplar una Europa que se observa a sí misma decaída, en retirada y repleta de incertidumbres, hasta el punto de que Krastev llegó a afirmar que "las democracias liberales tienen muy difícil su supervivencia".

La segunda era Trump, que se iniciará mañana con su toma de posesión en Washington, está causando, además de inquietudes por las incertidumbres de sus anunciadas políticas, una convulsión en las democracias liberales que se deslizan hacia las llamadas 'electorales', conducidas por 'líderes autoritarios', en expresión de gran periodista norteamericano Gideon Rachman. Son políticos que una vez alcanzado el poder por procedimientos legítimos deconstruyen el sistema institucional y lo convierten, por la vía de los hechos y de las mutaciones constitucionales, en modelos autocráticos. Son los populismos de nuevo cuño: democracia formal, pero reducida, acotada y sin contrapesos.

Recuerdo de la República de Weimar (1918-1933)

Y así cayó, tramposa y taimadamente, la República de Weimar cuando Hitler fue nombrado su canciller en 1933. Lo evoca el periodista italiano de origen turco Siegmund Ginzbergh en un escalofriante ensayo titulado Síndrome 1933 en el que radiografía lo que ocurrió ese año fatídico. Advierte el autor en su intencional 'nota a la edición española' que "las analogías siempre son un terreno resbaladizo" pero que "también han sido siempre una herramienta para entender el mundo". Ginzbergh constata que "al Hitler consagrado en 1933 no lo vieron venir" y, aunque niega que Trump, Meloni, Milei, Orban o Abascal —a los que menciona expresamente— "sean nazis", todo su relato establece un paralelismo entre aquel año iniciático de una década infernal y la emergencia actual de dirigentes iliberales.

Foto: Peter Thiel, cofundador de Paypal, habla en la Convención Nacional Republicana en Cleveland, Ohio, EE.UU. (Reuters/Jonathan Ernst)

Por alguna razón, en ese prólogo para españoles, el periodista recuerda que en la breve entrevista entre el Papa Francisco y Pedro Sánchez en octubre de 2020, el pontífice se refirió a su libro y afirmó ante el presidente español, recordando la Constitución de Weimar, lo siguiente: "quienes gobiernan deben hacer progresar el país, consolidar la nación y construir la patria, pero una patria de todos". Ginzbergh apostilla la cita con esta reflexión: "en el mundo entero, la política se encuentra en uno de sus momentos más bajos, exactamente igual que en la República de Weimar." Ante aquella previsible catástrofe, casi simultánea a la que protagonizaba el estalinismo en la Unión Soviética, parecía que nadie atisbaba el peligro, que las amenazas eran banales. Fue el más grave error de la historia.

La advertencia de Roca Junyent

Uno de los padres de la Constitución española de 1978, Miquel Roca Junyent, ha expresado en un inquietante artículo (Esto no es una broma, en La Vanguardia del pasado día 14 de enero) las mismas evocaciones que el autor de Síndrome 1993. El político y jurista catalán, lúcido y agudo a sus 85 años, escribe que "la situación nos recuerda a otros momentos de nuestra historia". Y se refiere a la dialéctica expansionista de Trump sobre Groenlandia y Panamá como una reverberación de la de Hitler sobre Austria, Checoslovaquia y Polonia. Incluso establece una analogía entre el pacto de 1939 de los genocidas alemán y soviético con el muy posible entendimiento entre Trump y Putin a propósito de las apetencias de Moscú sobre territorios invadidos de Ucrania. La denuncia del articulista a la extrema derecha es inequívoca, pero va mucho más allá porque Roca hace un reproche completo a la irresponsabilidad de los partidos democráticos incapaces de entenderse hasta que no se produce "la catástrofe".

Populismo digital y los tecnoligarcas

En 2016, con la primera elección de Trump y el referéndum del Brexit, se produjo un movimiento sísmico en todo el occidente democrático. El sistema estadounidense entraba en una época de debilidad —confirmada luego por el sedicioso asalto al Capitolio por los partidarios del republicano el 6 de enero de 2021— y lo hacía de la mano de la tecnología digital que rompió la intermediación periodística, abrió de par en par las puertas a un nuevo ciclo de relatos alternativos, ya conocido en los regímenes nazi y estalinista, y consagró la verdad "como una opinión", relativizándola por completo, como ha descrito Matthew d'Ancona en su necesario ensayo Posverdad. La nueva guerra contra la verdad y cómo combatirla.

Foto: El asalto de los 'tecnoligarcas' al poder. (L. M.)
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La coalición entre los magnates tecnológicos estadounidenses, auténticos poderes fácticos, está creando al amparo de Trump una nueva oligarquía, fuera de todo control, pero al servicio un propósito que se perfila como alternativo a la democracia liberal, un fenómeno exhaustivamente explicado en este reportaje de El Confidencial sobre los tecnoligarcas.

Aquellos dos acontecimientos en Estados Unidos y el Reino Unido, hace casi nueve años, no fueron fugaces ni pasajeros. Lo confirma la reelección de Donald Trump en noviembre pasado y, tras el fracaso de Boris Johnson, la radicalización del Partido Conservador, referente de las derechas en Europa, y la de los partidos socialcristianos alemán y bávaro, CDU y CSU, ambos expulsados del poder, pero con el propósito de retomarlo en las elecciones del mes que viene esgrimiendo ahora criterios ideológicos poco comparables a los de Angela Merkel, paradigma del fracaso de la moderación liberal-conservadora en el viejo continente. La izquierda socialdemócrata está hundida.

El ocaso de las democracias

Entre 2016 y 2025, y a pesar de advertencias intelectuales sobre Cómo mueren las democracias y sobre La dictadura de la minoría, ambas obras de los politólogos Steven Levitsky y Daniel Ziblatt o los relatos de la periodista Anne Applebaum sobre El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo y acerca de La autocracia S.A. Los dictadores que quieren gobernar el mundo, entre otras decenas de ensayos en similar línea de análisis de presente y prospectivo, las derivas de los sistemas constitucionales liberales han facilitado la normalización de las autocracias y las dictaduras.

Rusia y China, Venezuela y Nicaragua, entre otras, son dictaduras sin paliativos, y autocracias como la de India se asemejan a otras europeas en las que el nacionalismo, por un lado, y una férrea concepción y ejercicio del poder de sus dirigentes, por otro, extienden la sensación de que los paradigmas de las libertades constitucionales son prescindibles, ineficaces e innecesarios.

España, Sánchez y su democracia menguante

El caso de éxito más conspicuo del siglo pasado en el tránsito de una dictadura a una democracia fue el de España. Pero también ha perdido breada. La llegada al poder de Pedro Sánchez, por medios legítimos, pero inéditos (moción de censura, primer gobierno de coalición y segundo sin lograr el PSOE ganar las elecciones de julio de 2023), se ha producido mediante acuerdos con fuerzas que rechazan el marco constitucional de modo expreso y militante (extrema izquierda, secesionistas, sucesores de la trama civil del terrorismo de ETA), pactos que han alterado la naturaleza del socialismo español hasta convertirlo en un movimiento caudillista de carácter populista, amasado en el discurso del mayoritarismo y con los típicos síntomas de las derivas autocráticas: aplastamiento del poder legislativo, deslegitimación del judicial, impugnación de los medios de comunicación críticos, colonización de las instituciones de control (el Tribunal Constitucional) y revisionismo histórico con la resucitación de un franquismo superado, pero con capacidad aún de comportarse como un estimulante de la polarización que es el presupuesto sociopolítico del actual presidente del Gobierno para mantenerse en el poder. La aparición reactiva de Vox tras el golpe en Cataluña ('golpe posmoderno' en brillante versión de Daniel Gascón), ha establecido una relación hostil con el PSOE que le sirve a Sánchez para sostener su discurso confrontativo. Santiago Abascal está invitado a la toma de posesión de Trump en su condición de presidente del grupo europeo denominado Patriotas. Significativo.

Todo este proceso político en España responde a un modelo trumpista porque, con propósitos diferentes, se llega al mismo resultado que aquel pretende: la hipertrofia del liderazgo, la supresión progresiva de los contrapoderes, el arraigo de la dinámica amigo-enemigo y la relativización de la ley y de la verdad, siendo la primera sustituida por la apelación al "pueblo" y la "gente, y la segunda por la verosimilitud, sea o no verificable". Le faltaba el salto atrás de regreso a la fecha de la muerte del dictador para percibir también aquí la sombra del período de entreguerras.

Todo este proceso político en España responde a un modelo trumpista porque se llega al mismo resultado: la hipertrofia del liderazgo

España, como destaca el escenario pesimista del Real Instituto Elcano, entra en esta nueva era con las peores cartas de todos los países de una Unión Europea que contiene el aliento y parece débil, quebradiza, apenas sin energía para contener las versiones distintas pero convergentes del populismo. La nuestra es una 'democracia menguante' como explican hasta una docena de acreditados académicos de distinta militancia ideológica y actividad profesional.

La derecha débil y la izquierda radicalizada son la causa de la causa de lo que está ocurriendo y es de temer que solo la conclusión de un largo ciclo que llega a su pico de éxito mañana en el Capitolio federal norteamericano nos termine librando de la sombra de la década ominosa, aquella que entre el año 1933 y 1945, prolongada en la Unión Soviética hasta su disolución entre 1988 y 1991, escribió las peores páginas de la historia de la Humanidad.

Este es el diagnóstico —hay otro optimista, pero también más improbable— del informe anual España en el mundo en 2025: perspectivas y desafíos coordinado por los investigadores principales del Real Instituto Elcano, Ignacio Molina y Pablo del Amo, hecho público el pasado día 16: "Se despliega la hostilidad del presidente Donald Trump hacia la UE en general (a través de la imposición de aranceles y menos apoyo en relación con Ucrania) y hacia España en particular, considerando su reducido gasto militar, el reciente reconocimiento de Palestina y la acción diplomática hacia Cuba y Venezuela, que no se considera suficientemente agresiva."

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