Palo Alto
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Cuando el Ibex era cosa de Rivera
He oído tronar a Iglesias, Echenique, Mayoral, la otrora Bescansa, contra los patrones a los que ahora ellos y su teórico jefe piden ayuda para salir del enorme atolladero en el que estamos
Resultó enternecedor ver el pasado lunes juntos a los ministros de Podemos con los presidentes de los grandes empresarios del Ibex 35. A Pablo Iglesias junto a Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola y el hombre que teóricamente contrató al excomisario Villarejo, la bestia negra podemita.
La inseparable ministra de Igualdad charlando animadamente con Ana Patricia Botín, una pobre de solemnidad como todo el mundo sabe. Algo es algo. Vamos avanzando. Lo recuerdo porque durante mucho tiempo, quizá demasiado, los portavoces de la formación morada, hoy fervientes progubernamentales, obvio, hicieron ver a sus militantes y votantes que la solución a todos los males que sufre la "patria" —Iglesias es el único que se atreve a pronunciar la palabra en cuestión— pasaba por la liquidación de los empresarios y poner en jaque a la Corona.
Opinión Si la memoria no me falla, y no me falla, he oído tronar a Iglesias, Echenique, Mayoral, la otrora Bescansa, contra los patrones a los que ahora ellos y su teórico jefe piden ayuda para salir del enorme atolladero en el que estamos chapoteando con enorme fatiga.
Recuerdo también con precisión que era Albert Rivera, entonces comandante en jefe de Ciudadanos, el descalificado en sede parlamentaria por suponer —ignoro con qué pruebas— que era el quintacolumnista del genérico y manido Ibex 35 como si ese conglomerado empresarial no fuera un grupo de intereses en ocasiones contrapuestos.
Puedo intuir la cara que se le habrá quedado al fundador de Ciudadanos cuando viera las expresivas y reveladores imágenes en televisión y resto de los medios de información.
La vida política, y la otra, suele dar muchas vueltas; supongo que aquellos jóvenes descamisados que bebían agua, ahora en viaje en coche oficial, escoltas, gastos reservados y demás, no tendrán más remedio que asombrarse de ellos mismos.
Ya lo dejó claro Manuela Carmena: todos son los mismos y todavía se había sustanciado lo de los sobresueldos, la caja B y el nepotismo iba solo de señal.