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El asesinato parlamentario de Laura Borràs y otros vodeviles 'indepes'
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Josep Martí Blanch

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El asesinato parlamentario de Laura Borràs y otros vodeviles 'indepes'

Por qué el secesionismo ya no es nada más que una pose táctica, ha dejado de creer que puede alcanzar lo que teóricamente ambiciona y ensaya con otros guiones

Foto: Laura Borràs. (EFE/Marta Pérez)
Laura Borràs. (EFE/Marta Pérez)
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La actualidad ha querido proporcionarnos cuatro escenas de alto valor pedagógico para entender, antes del inicio de las vacaciones, por qué puede afirmarse que el independentismo catalán está de regreso casi definitivo al autonomismo político. O, si prefieren decirlo de otro modo, por qué el secesionismo ya no es nada más que una pose táctica, ha dejado de creer que puede alcanzar lo que teóricamente ambiciona y ensaya con otros guiones:

Escena 1: jueves. Asesinato de Laura Borràs como presidenta del Parlament de Cataluña. La facción más montaraz del independentismo pierde a su último baluarte institucional. A partir de ahora, solo los más pragmáticos de JxCAT tienen altavoces institucionales, descontando alguna figura de segunda o tercera línea.

ERC, CUP y socialistas juntaron sus votos en la Mesa del Parlament para suspender a Laura Borràs de sus funciones una vez abierto formalmente el juicio oral por corrupción que la afecta. Pero lo sustancial no es quién la ha echado de la presidencia del Parlament, si no la postura del partido que ella preside: JxCAT. Había una manifestación de apoyo convocada a las puertas del hemiciclo a la que asistieron poco más de un centenar de personas. De JxCAT, no estuvo ni el tato. Quien no tenía agenda la improvisó para evitarse la foto con Borràs y con los manifestantes. Estaba Quim Torra, eso sí; lo que a la postre es lo mismo que afirmar que políticamente no había nadie.

JxCAT deja caer a la presidenta de su partido, que, refugiada en las siglas, irá perdiendo protagonismo. El partido que fundó Puigdemont está intentando rearmarse ideológicamente y van ganando peso actitudes políticas como la del consejero de economía, Jaume Giró, que anticipan una nueva etapa para esas siglas.

Foto: Laura Borràs (d), junto al secretario de JxCAT, Jordi Turull. (EFE/Quique García)

Nadie en JxCAT, excepto los fans de Borràs, que son pocos y cada vez más debilitados, vestirá luto por su muerte institucional. JxCAT no se plantea abandonar el Gobierno catalán a pesar de que el puñal de ERC ha sido imprescindible para acabar en el Parlament con su presidenta. Su finiquito era necesario para que el partido pueda seguir virando hasta que el rumbo apunte hacia donde quiere navegar: al pragmatismo nacionalista —aunque dialectalmente intenso— con una oferta sectorial de centro, derecha y liberal diferenciada de la de ERC. Un partido independentista realista o, por decirlo más claramente, independentista de palabra pero no de hechos.

Escena 2: miércoles. Reunión de la mesa de negociación Estado-Generalitat. Acuerdos sobre la protección del catalán —concretos— y sobre la desjudicialización del proceso —difusos—. ERC vendió la mesa como el lugar donde se hablaría de autodeterminación y amnistía para justificar la investidura de Pedro Sánchez. Los dos conceptos no han aparecido ni una sola vez después de tres reuniones del artefacto. La mesa se ha convertido en el lugar donde el presidente de España y Pere Aragonès se garantizan la cobertura de sus espaldas parlamentarias. Pero no va a salir nada de ahí que no pudiese negociarse a la manera clásica entre partidos y sin tanto 'bomboplatilleo'. ERC tiene en el PSOE un compañero de largo recorrido y viceversa. Es una relación asentada en el interés mutuo que, con la connivencia de ERC, orilla la cuestión nuclear que dio origen a la explosión independentista. Independentismo de palabras, no de hechos, también en ERC.

Escena 3: miércoles. La otrora todopoderosa Asamblea Nacional Catalana presenta el recorrido de la marcha independentista del próximo 11 de septiembre. Prevén menos gente que el año anterior, que ya nada tuvo que ver con las grandes manifestaciones del pasado. La manifestación se convoca formalmente contra los partidos políticos independentistas, a los que la entidad considera traidores por haber regresado a posiciones autonomistas. La ACN es un cadáver cada vez más empequeñecido desde el punto de vista político: la expresión más clara del derrumbe independentista.

Escena 4: de vuelta al jueves. Para entender mejor todo lo anterior. El CEO (el CIS de la Generalitat) presenta proyecciones de voto y representación parlamentaria en unas hipotéticas elecciones catalanas. Según los datos presentados, el apoyo a la independencia es el más bajo de los últimos ocho años —y en tendencia descendente— con un 41% a favor, por un 52% en contra (los contrarios han sumado cuatro puntos desde el pasado mes de marzo).

Foto: Anna Gabriel, en una fotografía de archivo. (EFE/Salvatore Di Nolfi)

El PSC ganaría las elecciones con claridad y el bloque independentista no tendría garantizada la mayoría absoluta por el desplome de JxCAT. El efecto Feijóo empuja a los populares a posiciones de ensueño, teniendo en cuenta que ahora están con tres diputados en el Parlamento y que la encuesta les da entre nueve y 14 (recogen los escombros de Cs y la corrección a la baja de Vox). Solo uno de cada tres catalanes aprueba al Gobierno de Pere Aragonès.

Con estas escenas se arma un puzle infantil de cuatro piezas que muestra la foto del momento con todo detalle. Aunque, como siempre, advertimos a modo de cobertura de que el presente no dibuja el futuro. Pero así están y son las cosas hoy. La partida catalana está acabada por un tiempo largo. Se avecinan escenarios de corte más clásico.

La actualidad ha querido proporcionarnos cuatro escenas de alto valor pedagógico para entender, antes del inicio de las vacaciones, por qué puede afirmarse que el independentismo catalán está de regreso casi definitivo al autonomismo político. O, si prefieren decirlo de otro modo, por qué el secesionismo ya no es nada más que una pose táctica, ha dejado de creer que puede alcanzar lo que teóricamente ambiciona y ensaya con otros guiones:

Laura Borràs
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