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Del balón y la chochona al Interrail y los avales. La tómbola electoral de Pedro Sánchez
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Josep Martí Blanch

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Del balón y la chochona al Interrail y los avales. La tómbola electoral de Pedro Sánchez

La tómbola de las municipales funciona a todo trapo. Hay que activar como sea el voto joven

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Ramón de la Rocha)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Ramón de la Rocha)
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Tom, tom, tómbola. Perrito piloto o muñeca chochona. Estamos en campaña y siempre toca. Si no es el pito, será la pelota. Pedro Sánchez es un primor en el papel de feriante. Maneja el verseo de fiesta mayor como nadie. No hay acto del PSOE en el que no nos regale una promesa electoral en forma de pareado. ¿Qué sería de la tómbola sin la rima consonante? “Otro jamón de la bodega de Ramón”, “Para usted la barra de pan, la de mi primo Julián”, “Y ahora regalamos el vino, el de mi hermano Marcelino”.

El sábado, Pedro Sánchez anunció el Interrail a mitad de precio para los jóvenes de hasta 35 años. Y el domingo, aval de hasta el 20% del precio de adquisición de una vivienda para familias con menores a cargo y jóvenes también hasta los 35. La tómbola de las municipales funciona a todo trapo. Hay que activar como sea el voto joven. Pero si ya estamos así con las municipales y autonómicas, para cuando lleguemos a las generales vayamos preparándonos para una oferta electoral que incluya mantelería, vajilla, cristalería y edredón nórdico con las mejores plumas para estar bien calentitos durante las noches de invierno.

Foto: Protestas en Madrid. (Sergio Beleña)

Lo del Interrail no es en realidad nada nuevo, salvo que quien lo oferta ahora es el propio presidente del Gobierno. Así que se supone que la diferencia entre el precio real y el bonificado correrá esta vez a cargo del contribuyente. Pero, sin ir más lejos, el año pasado ya se aplicó esa misma reducción del 50% a los billetes que los jóvenes compraron para viajar con este título de transporte por Europa. Bastaba con aprovechar para comprar los títulos habilitantes durante el periodo de vigencia de la oferta.

En la web de Interrail se podían leer ayer dos testimonios de jóvenes que han utilizado el pase Interrail para viajar recientemente. Uno de ellos, el de dos amigas, resulta insustancial. Se limitan a señalar que gracias a ese billete visitaron 16 ciudades y 10 países en dos meses. Pero el otro, el de un tal Marcel, pretende ser más trascendente. El joven nos cuenta que quería salir de su zona de confort y eso es lo que le llevó a viajar por Europa en tren.

Uno ya tiene una edad, pero hasta donde le alcanza la vista no atina a convencerse de que “escapar de la zona de confort” sea un problema de la juventud española que deba merecer atención por parte del Gobierno. Más bien todo parece indicar todo lo contrario. La inexistencia de esa zona de confort entre los más jóvenes que la política y el Gobierno deberían ayudar a crear.

Hay tantas zonas de sombra para los jóvenes españoles —a la cabeza en el número de parados de los países europeos, bajos salarios, becas escasas y magras, falta de posibilidades de emancipación en las grandes ciudades y dificultades para armar un proyecto de vida en la España vaciada o la que está en vías de estarlo, etc.— que lo de sufragar la mitad del Interrail se asemeja a una broma de mal gusto. Sobre todo por lo desproporcionado del anuncio. Hágase. A fin de cuentas, es una práctica más que común, esta de los descuentos. Y cuesta poco dinero. Pero no lo vendan como la demostración de que la juventud le quita el sueño al presidente del Gobierno. Si así fuera, y sin salir del mundo de los trenes, la verdadera obsesión del Gobierno debiera ser cumplir con los compromisos de inversión en cercanías y regionales. Pero en algunos asuntos, y este es uno, la política española hace bueno lo de que no teniendo para pan, sí tenemos para bollos. Al menos, en periodo electoral.

Foto: Una joven ejerce su derecho a voto en las elecciones autonómicas de Madrid, en mayo de 2021. (EFE/Fernando Villar)

Mayor impacto tiene el anuncio de que el Gobierno aprobará hoy que el ICO avale hasta el 20% del importe de la hipoteca de una primera vivienda para los también menores de 35 años con ingresos por debajo de los 37.800 euros y para familias con niños a cargo. Buenas noticias para los promotores, las agencias inmobiliarias y los bancos. Para los compradores, regalamos el consejo de un amigo que se negó a avalarme hace ya muchos años, en el momento de adquirir mi primera vivienda: “Si necesitas avales, no es el piso que puedes pagarte”. El Estado será a partir de ahora supuestamente mejor amigo de lo que lo fue el mío en su momento. Solo que aquel buen hombre llevaba razón. Que el Gobierno se sume a empujar hacia el exceso de deuda a sus ciudadanos no va en la línea de solucionar la “emergencia habitacional”, como dice Sánchez, sino simplemente a chutar la pelota hacia delante y dios proveerá. Con mayor motivo cuando la prueba empírica de esta iniciativa ya indica su fracaso allí donde se ha testado, como este mismo periódico informaba en su edición de ayer en referencia al caso de Londres.

Toca estar pendientes de la letra pequeña de la nueva improvisación gubernamental. Pero si el Ejecutivo quiere incentivar el acceso a la propiedad de los jóvenes y las familias con menores a cargo con unas rentas muy determinadas, hay otras decisiones que no pasan por incentivar el hecho de lograr endeudarse hasta donde sea posible —aunque sea con un aval del Estado—, sino por reducir el desembolso al que hay que hacer frente y así tener que tomar menos prestado.

A esos jóvenes y familias con menores a cargo que aún no son propietarios les sentaría mucho mejor que el aval o, en paralelo, que el importe total a pagar por ingresar en el club de propietarios fuese menor. Así pues, ¿qué tal un IVA superreducido, actualmente solo aplicable a las viviendas de protección oficial? ¿Qué tal la exención total del impuesto de transmisiones patrimoniales, al margen de las bonificaciones que ya vienen aplicando muchas CCAA? ¿Qué tal liberarlos del pago del impuesto de actos jurídicos documentados?

Esos caminos no se explorarán. Sería una violación de la más sagrada norma de la tradición del feriante: que el premio que sirve de reclamo sea tan vistoso como de mala calidad. Exactamente igual que las ofertas en campaña electoral.

Tom, tom, tómbola. Perrito piloto o muñeca chochona. Estamos en campaña y siempre toca. Si no es el pito, será la pelota. Pedro Sánchez es un primor en el papel de feriante. Maneja el verseo de fiesta mayor como nadie. No hay acto del PSOE en el que no nos regale una promesa electoral en forma de pareado. ¿Qué sería de la tómbola sin la rima consonante? “Otro jamón de la bodega de Ramón”, “Para usted la barra de pan, la de mi primo Julián”, “Y ahora regalamos el vino, el de mi hermano Marcelino”.

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