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Josep Martí Blanch

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Orgulloso analfabetismo al poder

El Gobierno valenciano quiere hacer del valenciano un 'patois' si eso sirve para diferenciarlo del catalán

Foto: El 'president' de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón. (EFE/Biel Aliño)
El 'president' de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón. (EFE/Biel Aliño)
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Ser un ignorante no tiene por qué resultar vergonzante, pero alardear de ello sí lo es. Y en el Gobierno de la Comunidad Valenciana sacar pecho por el analfabetismo lingüístico de algunos de sus integrantes se ha convertido en motivo de orgullo. Ver para creer.

El pacto para la constitución de la Mesa del Congreso, que contempla la utilización del catalán, vasco y gallego en la Cámara, soliviantó al Gobierno valenciano. El Ejecutivo levantino vivió el anuncio como una afrenta, al entender que ese acuerdo no incluía al valenciano. En el fondo, no estamos más que ante una cuestión nominal, puesto que se trata de la misma lengua. En todo caso, para calmar los ánimos, el anterior presidente valenciano, Ximo Puig, y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, alinearon posiciones para que la fórmula final del acuerdo fuese algo así como que lo que se podrá utilizar en el Congreso será el catalán/valenciano, apelativo que en teoría ya no debería resultar excluyente para nadie.

Foto: Francina Armengol, con Felipe VI en Zarzuela. (EFE / Chema Moya)

Pero en realidad eso da igual. Porque para Vox y parte del PP valenciano lo sustancial no es la denominación de la lengua: valenciano en Valencia, catalán en Cataluña y Baleares (como reconoce la propia Academia Valenciana de la Lengua); sino negar la realidad de que estamos ante un mismo idioma con denominaciones diferentes.

Eduardo Zaplana creó en 2001 la Academia Valenciana de la Lengua (AVL). La institución viene recogida en el estatuto valenciano y es la encargada de fijar las normas por las que debe regirse esta lengua. En el diccionario normativo del valenciano, elaborado por esta institución, la definición de esta lengua es la que sigue: lengua románica hablada en la Comunidad Valenciana, así como en Cataluña, las Islas Baleares, el departamento francés de los Pirineos Orientales, el Principado de Andorra, la franja oriental de Aragón y la ciudad sarda del Alguer, lugares donde recibe el nombre de catalán. Ergo, para la AVL valenciano y catalán son la misma lengua.

Para la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), creada por Zaplana, el catalán y el valenciano son la misma lengua

Pero la política está para construir su propia verdad, con independencia de los hechos. Y a eso juega el nuevo Gobierno PP-Vox de la Comunidad Valenciana. Aplicando la plantilla ideológica de Vox, y de una parte del PP valenciano, ambas lenguas —valenciano y catalán— han de ser diferentes, aunque sean la misma.

Y a ello han empezado a dedicar sus esfuerzos algunos miembros del Ejecutivo autonómico. Aunque para ello deban convertir el valenciano en un simple patois, escrito al gusto del hablante y sin corpus normativo reconocido. Imagínense ustedes que el Gobierno español decidiera que la Real Academia de la Lengua no es más que una agrupación de pedantes que se creen en posesión de la verdad respecto a la lengua española y que no hay que hacer caso a sus indicaciones porque cada hablante ha de poder escribir como le dé la real gana. Imaginen que, haciendo caso a esta absurdidad, las comunicaciones oficiales de la Moncloa empezasen a redactarse con faltas de ortografía. Pues bien, eso es lo que está ocurriendo en la Comunidad Valenciana.

Foto: Manifestación en Orihuela contra la ley de Plurilingüismo, el año pasado. (EFE)

Empezó el consejero de Agricultura, José Luis Aguirre Larrauri (Vox), con un tuit en la cuenta de su departamento que parecía escrito por un semianalfabeto. Las críticas a las faltas de ortografía hicieron que finalmente se retirara el texto de las redes.

Pero el consejero de Educación, Universidades y Ocupación, José Antonio Rovira (PP), salió en defensa de su compañero de gabinete con el argumento de que cada uno “utilice el valenciano como estime conveniente”. Curiosa afirmación, viniendo de un responsable de educación que tiene bajo su mando los centros educativos donde debe enseñarse a usar correctamente la lengua.

Foto: Varias personas pasean por el paseo Marítimo de Valencia. (EFE/Manuel Bruque)

A partir de ahora, es de suponer que los alumnos valencianos aprobarán automáticamente las asignaturas de idiomas, los que sean, ya que el responsable político de educación defiende que cada individuo puede escribir como le salga de las narices. También la presidenta de las Cortes, María de los Llanos Massó (Vox), ha salido a menospreciar la labor de la AVL y a defender tesis similares sobre el libre albedrío a la hora de escribir en valenciano. En fin, ya se ve claro que estamos ante un total despropósito. Un festival de la estulticia, de la que además se presume abiertamente.

Terraplanismo puro y duro con un objetivo político: quebrar la unidad lingüística de los territorios en los que se habla catalán o valenciano. A Vox y a la parte del PP que comparte esta visión, la lengua valenciana en realidad les importa no un comino, sino medio.

No hay mejor manera de convertir una lengua en algo inservible que negarle autoridad a quien fija las reglas sobre su uso

Su único objetivo es insistir en que valenciano y catalán no son lo mismo, de ahí su obsesión contra la AVL y su querencia por que cada hablante escriba como se le antoje. Puesto que no hay mejor manera de convertir una lengua en algo inservible, más allá de las cuatro paredes del propio domicilio, que negarle autoridad a quien fija las reglas sobre su uso.

Alejar el valenciano del catalán tanto como sea posible a cambio de convertirlo en algo inservible. Una lengua de tercera división que solo puede resultar útil en el ámbito doméstico y en el registro informal. Eso es lo que Vox y algunas voces del PP quieren que sea el valenciano.

Ser un ignorante no tiene por qué resultar vergonzante, pero alardear de ello sí lo es. Y en el Gobierno de la Comunidad Valenciana sacar pecho por el analfabetismo lingüístico de algunos de sus integrantes se ha convertido en motivo de orgullo. Ver para creer.

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