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Por si acaso
Por
Electricidad cara en verano
El precio de la electricidad en el mercado mayorista se ha más que duplicado este verano respecto a los meses de comienzo de la primavera
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El precio de la electricidad en el mercado mayorista se ha más que duplicado este verano respecto a los meses de comienzo de la primavera. En agosto, el precio medio diario en los días laborables se ha situado de forma habitual por encima de los cien euros por megavatio hora. Las razones son la diferente estructura de la generación eléctrica en verano -menos viento y menos lluvia- y el precio del gas. En España, con una participación creciente de las energías renovables en la producción de energía eléctrica, debemos acostumbrarnos a precios de la electricidad más baratos en primavera y otoño y más caros en verano e invierno. La comparación entre los precios y la estructura de generación entre los meses de marzo y abril y julio y agosto es clara.
La mayor diferencia cuando se comparan los meses primaverales con los veraniegos es la reducción de la generación hidráulica y eólica y su sustitución por energía nuclear y por la electricidad producida por los ciclos combinados de gas natural. Llama la atención la capacidad de regulación de las centrales nucleares, que son capaces -dentro de ciertos límites- de producir menos cuando los precios se sitúan por debajo de sus costes de producción, que con las cargas fiscales actuales oscilan en torno a los sesenta euros por megavatio hora. La generación con gas es la que tiene más incidencia en la subida de precios por tres razones: ha sido necesaria una mayor producción, ha subido el precio del gas y ha subido también el precio de los derechos de CO2.
La mayor necesidad de producir con gas es debida no sólo al descenso de la eólica y de la hidráulica, sino también al hecho de que la fotovoltaica sólo funciona en horas de sol. En cuanto cae la noche, desaparece la generación solar y como la demanda es todavía alta en esas primeras horas nocturnas, con menos agua y viento, entra el gas y se suelen alcanzar los precios más altos del día. La segunda razón es la subida del precio del gas. Entre finales de febrero, días en los que el precio del gas europeo alcanzó un mínimo de 23,19 euros por megavatio hora, y finales de agosto, con un precio de 36,42 euros, se ha producido una subida del 57%. Algo parecido ha ocurrido con los derechos de emisión, cuyo precio ha pasado de 54 euros por tonelada de CO2 emitida a finales de febrero, a más de 70 a finales de agosto.
La estructura de abastecimiento del mercado europeo de gas ha cambiado tras la crisis provocada por la guerra de Ucrania. Ahora nuestro primer proveedor es Noruega (30%), que nos vende a través de tubería y también -aunque en menores cantidades- por barco en forma de gas natural licuado (GNL). El segundo es Estados Unidos, que nos vende sólo GNL (20%) y el tercer proveedor sigue siendo Rusia (15%). Este mes de agosto, como cada año, se acometen los trabajos de mantenimiento de los grandes campos productores de gas de Noruega. La idea es que todo funcione a la perfección en los meses invernales, cuando la demanda de gas es más alta, pero la volatilidad del mercado crece, porque cualquier problema que pueda alargar las labores de mantenimiento tendría una incidencia notable en el abastecimiento europeo. La incertidumbre en el caso de Estados Unidos se debe a la próxima temporada de huracanes, que suele tener lugar a final del verano y principios de otoño y que afecta al área del Golfo de México, zona en la que se ubican las grandes terminales de exportación a Europa.
El suministro ruso por tubería a Europa todavía se mantiene a través de Turquía y, sorprendentemente, a través de Ucrania. La reciente incursión en territorio ruso del ejército ucraniano se ha producido en el área por la que el gasoducto ruso que todavía funciona entra en Ucrania. Por otra parte, el soporte contractual de este tránsito termina a finales de 2024 y su renovación no parece factible. La Unión Europea pretende prohibir cualquier suministro ruso a partir de 2027. Todas estas variables, junto a una subida de precio en Estados Unidos, están detrás del incremento de precios del gas que ha incidido en los precios de la electricidad. Según se vayan despejando estas incógnitas y evolucione la demanda invernal de gas en Europa, veremos cómo se comporta el precio del gas. La volatilidad permanecerá, pero es posible que el precio se acerque más a los 30 que a los 40 euros por megavatio hora. Los equilibrios del mercado de gas en Europa son, desde la guerra, siempre precarios.
Nuestro primer proveedor es Noruega (30%), que nos vende a través de tubería y también por barco en forma de gas natural licuado (GNL)
Los precios de la electricidad en España, este otoño, dependerán de la lluvia y el viento. Se reducirá progresivamente el aporte de la producción fotovoltaica al ir disminuyendo las horas de sol. Si no llueve ni hace viento, los precios se mantendrán en la línea de julio y agosto. En caso contrario, podemos disfrutar, gracias a una mayor producción hidráulica y eólica, de precios más bajos. Si queremos contar con precios reducidos de manera más permanente, son varias las tareas que debemos acometer. La primera es seguir invirtiendo en renovables. Con mayor capacidad instalada, unas condiciones climatológicas adecuadas pueden proporcionar un mayor volumen de electricidad a precios bajos.
Los inversores tienen que afinar el lápiz, porque la rentabilidad será menor al disminuir los precios, pero aún hay margen, sobre todo si descienden los tipos de interés. La segunda cuestión es invertir en almacenamiento, tanto en baterías como en bombeo hidráulico, de forma que podamos contar con electricidad barata de origen renovable un número creciente de horas. La tercera iniciativa debería ser retrasar el cierre nuclear. Sólo podríamos planteárnoslo con mucha más producción renovable y, sobre todo, muchísimo más almacenamiento. Si no contamos con estos dos elementos, la sustitución de la electricidad nuclear sólo podría hacerse incrementando el consumo de gas. Tendríamos una electricidad más cara, con más emisiones y más dependiente de un mercado internacional cuyos equilibrios están cogidos con alfileres.
El precio de la electricidad en el mercado mayorista se ha más que duplicado este verano respecto a los meses de comienzo de la primavera. En agosto, el precio medio diario en los días laborables se ha situado de forma habitual por encima de los cien euros por megavatio hora. Las razones son la diferente estructura de la generación eléctrica en verano -menos viento y menos lluvia- y el precio del gas. En España, con una participación creciente de las energías renovables en la producción de energía eléctrica, debemos acostumbrarnos a precios de la electricidad más baratos en primavera y otoño y más caros en verano e invierno. La comparación entre los precios y la estructura de generación entre los meses de marzo y abril y julio y agosto es clara.