Es noticia
Los madrileños y las prisas
  1. España
  2. Segundo Párrafo
Marta García Aller

Segundo Párrafo

Por

Los madrileños y las prisas

Si últimamente echan de menos a algún madrileño, seguramente siga atrapado en un atasco, que es donde vivimos ahora

Foto: Atasco en Madrid en el puente de los santos. (EFE)
Atasco en Madrid en el puente de los santos. (EFE)

Qué mejor que en un AVE camino de Málaga para empezar a escribir sobre Madrid. Pocas cosas hay más madrileñas que irse a la playa, que es algo que quien vive cerca de ella no tiene que molestarse en hacer y mucho menos en decir. Muy madrileño es también asegurarse de contárselo a todo el mundo. Los madrileños pensamos que a todo el mundo le interesa lo que nos pasa, sobre todo si lo que nos pasa es el mar. Entiéndalo, estamos malacostumbrados a que un simple atasco nuestro abra los telediarios.

A veces fuera de Madrid se descubren más cosas sobre Madrid que dentro. A mí ni se me había ocurrido que yo era madrileña hasta que me lo llamaron en mi pueblo, que es como los madrileños llamamos al sitio en el que nacieron nuestros padres. Madrileñas es como en el pueblo nos llamaban a las que en verano pasábamos por allí creyéndonos que su pueblo era el nuestro. Aunque no terminamos de entender por qué, cuando por ahí nos llaman madrileños no suele ser un halago.

Foto: La plaza Mayor de Madrid. (EFE)
TE PUEDE INTERESAR
El Confidencial lanza su nueva sección de Madrid
El Confidencial

Otra cosa de la capital que se entiende mejor desde fuera es que en Madrid también tenemos acento. En la capital se mezclan muchos acentos, puede que todos, entre ellos, el propio. Algunos madrileños, sin embargo, todavía ni sospechan que tienen acento, porque cuando ponen la tele casi todo el mundo habla igual que ellos. Cuando van a la playa, también. Porque en Madrid no tendremos mar, pero no hay playa que no se llene de madrileños. ¿Les he dicho ya que voy camino de Málaga?

Más que por el acento, al madrileño en realidad se le identifica rápidamente cuando sale de Madrid porque siempre tiene prisa. Da igual que esté jubilado o de vacaciones. Por supuesto, da igual donde haya nacido el madrileño en cuestión. Eso siempre ha sido lo de menos para cualquier madrileño. Es la prisa lo que le delata. Un madrileño siempre tiene prisa porque le traigan de una vez ese café. Aunque después de tomarlo no tenga nada que hacer.

Ya hay más atascos en la capital que antes de la pandemia. Y cuantos más atascos, más prisas y más tentación de ir en coche

Salimos de la pandemia con más prisas que nunca. Serán las ganas de recuperar el tiempo perdido. Lo malo es que nada más salir, los madrileños nos hemos vuelto a confinar sin darnos cuenta. Esta vez en la M-30. Ya hay más atascos en la capital que antes de la pandemia. Y cuantos más atascos, más prisas acumuladas. Y cuantas más prisas, más tentación de ir en coche. Si últimamente echan de menos a algún madrileño, seguramente siga atrapado en el atasco del martes pasado, que es donde vivimos ahora.

Foto: Atasco en la M-30 en un día de lluvia. (EFE)

Para los atascos, el alcalde de Madrid ha tenido una idea. Bueno, ha tenido varias. Algunas a favor y otras en contra. Esta última idea parece que es contra de los atascos, lo que no parece es pensada. La solución de urgencia para el tráfico propuesta por Almeida es distribuir por toda la ciudad varias “grúas gigantescas”. Lo dijo el otro día, parece que en serio, cuando salió a pedir disculpas por las retenciones de más de 20 kilómetros que paralizaron la ciudad a raíz de un accidente.

En aquella hilera de luces sin fin de gente con prisa que no se movía, pensé que lo que Almeida se proponía era traernos unos Transformers

Estaba atrapada en aquel atasco, a punto de empadronarme en él, cuando le oí por la radio al alcalde anunciar lo de las grúas gigantes. Por un momento, en aquella hilera de luces sin fin de gente con prisa que no se movía, pensé que lo que Almeida se proponía era traernos unos Transformers. Imaginé unos robots gigantes nos sacarían a los madrileños de los atascos por los aires extirpando aleatoriamente unos cuantos coches, averiados o no, y cada día llevarían en volandas a la oficina a unos cuantos elegidos. En la desesperación de los atascos conviene dejar volar la imaginación para no darse de cabezazos contra el volante.

Al final resultó que no era eso. Nada de Transformers, menuda decepción. Almeida se refería a unas grúas grandes, normales y corrientes, como las que ya tiene el ayuntamiento para los días de lluvia por si se estropea un autobús, solo que ahora las sacarán más a menudo en caso de accidente. No parece una medida muy convincente para solucionar un problema estructural que cada día va a peor. Parece, más bien, una ocurrencia improvisada fruto de las prisas.

Les podría hablar ahora de las carencias del transporte público en Madrid y de las obras que tienen la ciudad patas arriba, pero el AVE anuncia que entramos en Málaga. Qué rápido. Hay días que se tarda menos a la orilla del mar desde Atocha que en llegar a trabajar. Venga. A ver dónde está ese café.

Qué mejor que en un AVE camino de Málaga para empezar a escribir sobre Madrid. Pocas cosas hay más madrileñas que irse a la playa, que es algo que quien vive cerca de ella no tiene que molestarse en hacer y mucho menos en decir. Muy madrileño es también asegurarse de contárselo a todo el mundo. Los madrileños pensamos que a todo el mundo le interesa lo que nos pasa, sobre todo si lo que nos pasa es el mar. Entiéndalo, estamos malacostumbrados a que un simple atasco nuestro abra los telediarios.

Madrid Málaga
El redactor recomienda