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Marta García Aller

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Andalucía frena a Vox

El PP de Juanma Moreno hunde a la izquierda y deja a Vox en la irrelevancia tras absorber a Cs. La estrategia ganadora no ha sido escorarse a su derecha, sino girar al centro

Foto: El líder nacional de Vox, Santiago Abascal, acompaña a la candidata a la presidencia de la Junta, Macarena Olona. (EFE/Raúl Caro)
El líder nacional de Vox, Santiago Abascal, acompaña a la candidata a la presidencia de la Junta, Macarena Olona. (EFE/Raúl Caro)
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El PP ha arrasado en Andalucía. La mayoría rotundísima de Juanma Moreno no solo hunde al PSOE y borra por completo a Cs (Podemos ya se había borrado él solito). Los 58 escaños del PP también despejan la verdadera incógnita de estas elecciones, que era si lograría o no gobernar en solitario, y relegan a Vox a la irrelevancia en Andalucía. Macarena Olona les había dicho a los andaluces que quería gobernar para "cambiar por completo" el rumbo de Andalucía, pero Andalucía no quería tanto cambio. Ni tanto Vox.

Santiago Abascal calculaba que con el 'efecto Olona' duplicaría el peso del partido hasta los 24-26 escaños, por eso la mandó a empadronarse en Salobreña en una campaña dirigida al milímetro desde Madrid. Pero la alicantina no ha conseguido el impulso esperado. Vox solo suma dos escaños. Toda una decepción para la candidata que se esperaba tener la llave de gobierno y convertirse en vicepresidenta de la Junta. El 'macarenazo' ha sido una decepción para sus votantes. Es la primera vez que Vox saca peores resultados de lo que le vaticinaban las encuestas.

Foto: La candidata de Vox, Macarena Olona. (EFE/Raúl Caro)
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Las urnas le han parado los pies a Vox precisamente en el sitio donde empezó su ascenso. Fue en el Parlamento andaluz donde hace cuatro años Vox consiguió por primera vez representación parlamentaria. Los 12 escaños que sacó entonces pintaban más que sus 14 de ahora, porque en 2018 la formación fue fundamental para que a Moreno le salieran las cuentas en San Telmo. Pero ahora el PP va sobrado con el mejor resultado de su historia, que es también el peor de los socialistas.

Desde que llegó a las instituciones, Vox no había parado de venirse arriba. Llegó a soñar incluso con el sorpaso al PP. En las últimas generales, las de noviembre del 19, Vox y PP prácticamente empataron en votos y los de Abascal superaron al PP en muchas circunscripciones, entre ellas Sevilla. Pero el 19-J Juanma Moreno ha frenado a Vox y a la izquierda al mismo tiempo. Para sumar 58 escaños en un feudo tradicionalmente socialista, el PP ha atraído no solo a los votantes de Cs, también a los votantes desencantados con el PSOE de Sánchez, que han creído en su mensaje de moderación. Con la izquierda fragmentada e incapaz de ilusionar, Moreno ha logrado transmitir que el voto útil para dejar a Vox fuera de las instituciones era él. Un voto útil que, paradójicamente, también ha seducido a votantes de Vox.

El gatillazo de Vox

Cuando Vox consiguió hace tres meses entrar por primera vez en un Gobierno, el de Castilla y León, Abascal esperaba que aquella vicepresidencia fuera la primera de muchas, un antes y un después. Pero, de momento, en vez de cambio de ciclo, la vicepresidencia de Juan Gallardo se queda en anomalía.

La mayoría absolutísima de Juanma Moreno consagra la estrategia de moderación de Feijóo y le ahorra tener que demostrar qué haría si tuviera que elegir entre sus principios y la gobernabilidad. Moreno frena a Vox con más contundencia, incluso, de aquella con la que Ayuso se impuso el 4-M en Madrid. Y no manda el mismo mensaje frenar a los de Abascal imitando su discurso que distanciándose de él, como ha hecho el presidente andaluz en una campaña que ha huido de guerras culturales para centrarse en sacar pecho de la gestión.

Juanma Moreno quiso que en campaña su nombre eclipsara las siglas del PP y cambió el azul del Partido Popular por el verde de Andalucía. La estrategia ha funcionado. Las banderas del PP ni siquiera ondeaban la noche electoral en la sede del partido ganador cuando el presidente Moreno salió eufórico a agradecer a los andaluces que le permitan gobernar en solitario. Solo se veían banderas andaluzas y de España. Tampoco le acompañó Feijóo, que dejó verse únicamente en una foto desde Génova alegrándose con su equipo de la victoria andaluza, pero viéndola por televisión.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (Reuters/Marcelo del Pozo)

De hecho, la estrategia Feijóo de dejar a los barones decidir su propio camino funciona mejor que la de la anterior dirección, que dirigió la campaña de Mañueco desde Génova. Funciona desde luego mejor que la estrategia del PSOE, que ha apostado por una campaña de Juan Espadas en clave nacional para luego dejarle solo en la estrepitosa derrota. Un Vox debilitado también es mala noticia para Sánchez. La alerta antifascista como argumento electoral desaparece cuando paradójicamente es el PP el que ha parado a Abascal en Andalucía. Vox está dejando de asustar, que era su principal combustible electoral. La mejor prueba de que es un partido más es que está empezando a decepcionar a sus propios votantes.

El PP ha arrasado en Andalucía. La mayoría rotundísima de Juanma Moreno no solo hunde al PSOE y borra por completo a Cs (Podemos ya se había borrado él solito). Los 58 escaños del PP también despejan la verdadera incógnita de estas elecciones, que era si lograría o no gobernar en solitario, y relegan a Vox a la irrelevancia en Andalucía. Macarena Olona les había dicho a los andaluces que quería gobernar para "cambiar por completo" el rumbo de Andalucía, pero Andalucía no quería tanto cambio. Ni tanto Vox.

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