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Los cambios que necesita Sánchez
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Marta García Aller

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Los cambios que necesita Sánchez

Al presidente no le hace falta cambiar los muebles para cambiar de aires, él es más de mover nombres de sitio

Foto: Pedro Sánchez. (EFE/Lavandeira jr.)
Pedro Sánchez. (EFE/Lavandeira jr.)
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Ikea tiene un ejército de antropólogos que van por las casas libreta en mano observando cómo vive la gente. Ese trabajo de campo familiar es el que les permite saber qué tipo de abridor España necesita o si a las familias andaluzas les gusta más cenar en la cocina o en el salón que a las asturianas. Así calculan el mobiliario que más vende en cada zona. Estos Malinowski de la vida cotidiana tienen muy estudiado que los grandes cambios vitales los hacemos, aproximadamente, cada siete años. Cuando no es por un divorcio, es un hijo que se emancipa u otro embarazo que deja la casa pequeña. Cada siete años, redecoramos la vida.

Si Moncloa estuviera amueblada con la firma sueca, estropearía la media. Con Pedro Sánchez, los grandes cambios de puertas para dentro no se demoran tanto. Hace solo un año que cambió las sillas del Consejo de Ministros y ya se barrunta otra redecoración, ya veremos si de Gobierno o de partido, valga la redundancia. Ya veremos si en dos tiempos.

Al presidente no le hace falta cambiar los muebles para cambiar de aires, él es más de mover nombres de sitio. No necesariamente sirve para arreglar los problemas, igual que una casa no gana metros por cambiar la decoración, pero tal vez mejore el ambiente con el cambio de estación.

Foto: Ropa tendida. (Pixabay) Opinión
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Sus gabinetes, igual que sus ideas, son fácilmente desmontables. De quita y pon. En la Moncloa de Sánchez, lo mismo una temporada se lleva el pacto con el independentismo que otra se hace más militarista que nadie, duplicando el gasto en Defensa; puede ser más proinmigración que los del Aquarius o hablar de los sudaneses que saltan desesperados la valla de Melilla como una amenaza para la integridad territorial.

Igual que quitó a Iván Redondo y puso a Félix Bolaños, o cambió a Adriana Lastra por Héctor Gómez, lo mismo de repente puede decidir que no le están funcionando ninguno de los dos. Las personas que rodean al presidente a estas alturas ya saben que le resultan igual de prescindibles que la coherencia.

Como las encuestas le van tan mal a su partido como los indicadores económicos al país, entre los socialistas cunde la sensación de que hacen falta cambios. En el partido, hay mucha expectación por saber a quién le toca esta vez. En la sociedad, no parece tanta. Que levanten la mano los que estén en vilo por el futuro de Felipe Sicilia.

Foto: El presidente turco (c), la primera ministra sueca, Magdalena Andersson (d), el secretario general de la OTAN (2i), el presidente de Finlandia (2d) y el ministro de Asuntos Exteriores turco. (Reuters/Violeta Santos Moura) Opinión

Algunos de los nombres que cambió el año pasado todavía no han fraguado lo suficiente como para que su sustitución suponga el bombazo informativo que fue prescindir hace un año de figuras tan emblemáticas como Carmen Calvo o José Luis Ábalos. Para echar de menos a ministros como el de Universidades, la de Ciencia o la de Transportes, la gente tendría al menos que haberse aprendido sus nombres. Si lo que busca es un golpe de efecto, presidente, estos no le sirven.

Para esta estación, los decoradores recomiendan los colores claros, pero al presidente últimamente le ha dado más por el oscuro. Cargar contra "los poderes oscuros" es lo que se lleva en Moncloa este verano. Volvió a insistir en ello el presidente en su entrevista de este fin de semana en 'El País'. A esos poderes oscuros, que tan bien combinan con un discurso populista, los define el presidente como "un dinero que atrae mucho poder". Para que no digan que después del batacazo de las andaluzas no está tomando medidas.

Este mensaje de ellos, los poderosos, contra nosotros, la verdadera izquierda, se llevó mucho en 2015 y la Moncloa está empeñada en que vuelva a ser tendencia este verano. Lo de los poderes oscuros se parece tanto al Podemos que hablaba de la casta como llamar amenaza a los migrantes que huyen del hambre recuerda a Vox. Si en vez de cambiando el discurso el presidente estuviera cambiando las cortinas, le iba a quedar un pastiche de colores que ni Ágata Ruiz de la Prada. Redecora tu ideología.

Ikea tiene un ejército de antropólogos que van por las casas libreta en mano observando cómo vive la gente. Ese trabajo de campo familiar es el que les permite saber qué tipo de abridor España necesita o si a las familias andaluzas les gusta más cenar en la cocina o en el salón que a las asturianas. Así calculan el mobiliario que más vende en cada zona. Estos Malinowski de la vida cotidiana tienen muy estudiado que los grandes cambios vitales los hacemos, aproximadamente, cada siete años. Cuando no es por un divorcio, es un hijo que se emancipa u otro embarazo que deja la casa pequeña. Cada siete años, redecoramos la vida.

Pedro Sánchez Moncloa