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De la ola de calor al peligro del invierno ruso
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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De la ola de calor al peligro del invierno ruso

Antes de pedir a los ciudadanos que ahorren energía en casa, qué menos deberían los gobiernos que predicar con el ejemplo

Foto: Rusia amenaza con un corte de gas. (Reuters/Hannibal Hanschke)
Rusia amenaza con un corte de gas. (Reuters/Hannibal Hanschke)
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No es fácil empezar a prepararse para el invierno cuando en la calle hay termómetros que marcan más de 45º. Pero ante la perspectiva de que Putin vaya a cortar el gas a Europa para utilizar el frío como arma de guerra, ya estamos tardando.

Ya hay 12 países de la UE que han sufrido cortes del gas ruso y la semana pasada el Kremlin dio orden de cerrar el gasoducto Nórdico Stream 1, se supone que por razones de mantenimiento, pero que se teme que sirvan de coartada a Putin para extender el cierre del gas a Europa a su antojo.

Foto: Paolo Gentiloni, comisario de Economía. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

La Comisión Europea hace tiempo que está insistiendo en la importancia de ahorrar energía en la vida cotidiana por esta amenaza rusa. El objetivo prioritario del último verano antes del que puede ser el invierno más frío es aumentar las reservas de gas. Sin embargo, a falta de concretar una política común, de momento la decisión corresponde a los gobiernos de cada país.

España no ha impuesto aún ninguna medida concreta de ahorro energético, como ya están haciendo países vecinos. De momento, solo son recomendaciones genéricas, como subir algún grado el aire acondicionado, que ni siquiera están aplicándose en ministerios ni comunidades ni ayuntamientos de manera generalizada. Antes de pedir a los ciudadanos que ahorren energía en sus casas para ayudar al país a reducir la dependencia energética y frenar la inflación, qué menos que predicar con el ejemplo.

Italia hace semanas que puso en marcha la ‘Operación termostato’ para que el aire acondicionado de los edificios públicos del país no pueda bajar de 27 grados y en invierno la calefacción no supere los 19 grados en los edificios públicos, con la sola excepción de los hospitales.

Foto: asi-europa-convertido-adicta-gas-ruso

En Alemania muchos municipios hace semanas que están bajando la intensidad de las farolas y restringiendo el agua caliente en algunos edificios públicos o subiendo el termostato del agua de las piscinas. Cualquier medida que contribuya al ahorro energético es bienvenida ante el riesgo de que Rusia cierre el grifo del gas del que depende un tercio de consumo nacional. Contribuyen al ahorro, también a la inspiración.

A los alemanes ya les han pedido hasta que reduzcan el tiempo en la ducha. Ya no es una cuestión de confort ni de gestos simbólicos, es una emergencia. A medida que la amenaza del corte ruso del gas se vuelve cada vez más plausible y los precios siguen subiendo, va haciéndose evidente que esto solo es el primer paso. Hay irse preparando para la amenaza del invierno ruso.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera (c), y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz (d). (EFE/Chema Moya)

Los sacrificios energéticos y la urgencia de aumentar el ahorro no han aparecido de repente. El gobierno alemán también lleva meses subvencionando todo el transporte público con un abono de nueve euros al mes para reducir el consumo de combustible y desincentivar el uso del coche, en España lo único parecido es la gratuidad del cercanías que acaba de anunciar el gobierno que empezará en septiembre y que no va acompañado de momento de ninguna otra medida para incentivar la reducción de desplazamientos en coche privado.

Además de moderar los termostatos y la iluminación, hay muchas otras iniciativas que se podrían estar impulsando ya para fomentar el ahorro energético en España, tanto desde el gobierno como desde las empresas. Desde fomentar el teletrabajo, como se hizo durante la pandemia, a promover el coche compartido y el uso de la bicicleta.

El frío no es el único peligro

A las pocas semanas de que Rusia invadiera Ucrania, casi el 60% de los europeos decía que estaba de acuerdo en defender los valores como la libertad y la democracia en Europa, aunque ello conllevara un aumento del coste de la vida. Sin embargo, el apoyo era más alto entre la gente con mayores ingresos que entre quienes tenían ya dificultades para pagar las facturas.

Así que tampoco vendría mal que los mensajes dirigidos a ahorrar energía tengan en cuenta las desigualdades con las que la población afrontará semejante desafío. Para muchos europeos, reducir el tiempo de la ducha o aguantarse las ganas de encender el aire acondicionado no es solo una opción ni un gesto patriótico, sino una necesidad para llegar a fin de mes. España es además uno de los países con mayores tasas de pobreza energética de toda la UE. El encarecimiento de la energía hace que para muchos el ahorro no sea opcional ni un gesto de buena voluntad. Para concienciar a la población de que hace falta arrimar el hombro y ahorrar energía, habrá que tener más presentes que nunca a los hogares que ya no pueden pagarla.

Foto: Abonos transportes antiguos de la EMT. Opinión
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Y a medida que aumentan los precios, y cada vez más gente sufre penurias derivadas de los efectos de la inflación, la capacidad de aguante a los sacrificios derivados de la guerra puede disminuir. De ahí que el invierno como arma de guerra rusa no solo amenace con el frío, también con la erosión de la cohesión social.

Ante la posibilidad de que este invierno la escasez imponga en varios países restricciones sin remedio, transmitir la necesidad del ahorro energético se va volviendo prioritario en toda Europa. También en países como España, por mucho que seamos menos dependientes del mercado ruso, porque somos igualmente interdependientes a los precios globales de la energía y a las incertidumbres de las demás economías europeas. Por mucho calor que haga, urge irse preparando para el frío.

No es fácil empezar a prepararse para el invierno cuando en la calle hay termómetros que marcan más de 45º. Pero ante la perspectiva de que Putin vaya a cortar el gas a Europa para utilizar el frío como arma de guerra, ya estamos tardando.

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