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Verónica Fumanal

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Ayuso, cada día más lejos del liderazgo nacional

El 'procés' madrileño colisiona con los intereses de otros territorios, aunque en el PP nadie se atreva a ponerle una coma a las soflamas de la presidenta

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Europa Press/Fernando Sánchez)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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Me imagino los gabinetes presidenciales de Moreno, Rueda, Mazón, Guardiola et al. recibiendo la alerta de los medios de comunicación a las 10 de la mañana de este lunes: “Ayuso confirma que no irá a la reunión prevista con Pedro Sánchez este próximo viernes”. Y ahora qué. Van a tener que reaccionar. Todos los presidentes y presidentas suelen tener agenda mediática diariamente y van a preguntarles. De nuevo, da igual si Rueda iba a anunciar una ayuda, si Mazón quería poner un titular sobre el follón ferroviario o si Guardiola quería hablar de su falta de infraestructuras aupada en la agenda nacional. Todos otra vez a rebufo, sin capacidad para explicar por qué ellos decidieron asistir y la lideresa de la derecha madrileña no; sin valentía para criticar a la que dirige el cotarro de la opinión publicada en la villa y corte. Mejor se cancelan las preguntas a periodistas durante unos días, porque no hay cómo contestar a la pregunta "¿qué le parece el portazo de Ayuso a Sánchez?" diciendo algo serio y sin meterte en un charco orgánico. Ya sabemos cómo acabó Casado.

No es la primera vez, ni será la última, que Ayuso se cierra cualquier puerta a liderar el PP nacional. Su madrileñismo político le puede y, por ello, lo impone a cualquier estrategia coordinada con el resto de barones del PP. Lo hizo cuando invitó a todos los presidentes a no dejarse “sobornar” aceptando una quita de la deuda del Fondo de Liquidación Autonómica, porque Madrid nunca se ha financiado a través de ese mecanismo. Y sí, la Comunidad de Madrid también tiene deuda pública de más de 35.875 millones que, según el Banco de España en marzo de 2024, está repartida entre el mercado libre: instituciones financieras (42,1%) y las emisiones de deuda (57,9%), algo que obliga a los madrileños a pagar un tipo más alto de interés que las endeudadas con el FLA: 2,33% frente al 1,4% de media.

El arrastre narrativo madrileño suele ser pernicioso para el resto. Cada vez que Ayuso, gracias al efecto capitalidad del gran Madrid DF, anuncia bajadas de impuestos que sufraga mediante la atracción de empresas y grandes capitales disfrutando del poder mediático, empresarial, bancario y político que se concentra en Madrid, obliga a sus compañeros de partido a emprender esa competición impositiva a la baja que muchos no pueden permitirse. En primer lugar, porque deben pagar una red de servicios públicos mucho más cara y, en segundo lugar, porque en la España despoblada la educación y la sanidad privada no tiene suficientes usuarios como para ser rentable y, por lo tanto, es lo público lo que debe llegar a todo. Es igual, ella habla desde Sol y sube el pan en todos sus dominios ideológicos.

Este sentimiento de agravio respecto de la gran capital que lo quiere todo para ella alentó el debate que Ximo Puig, como presidente de la Comunidad Valenciana, quiso introducir en la agenda pública: cómo balancear el efecto capitalidad o la gran aspiradora de recursos madrileña. Para ello, propuso el progresivo reparto de instituciones públicas importantes por el resto del territorio nacional. A modo de ejemplo: el Senado a Barcelona, el Tribunal Constitucional a Cádiz, la Agencia Española de Medicamentos a Alicante, la de Protección de Datos a Huesca o el Tribunal de Cuentas a Valladolid. Obviamente, este tipo de proyecto tendría que ser a largo plazo y con el concurso de todo el territorio. Pero Ayuso en seguida empezó a tachar de madrileñofobia este tipo de iniciativa, incapacitando la posibilidad de que sus compañeros de partido reclamaran instituciones para sus territorios que no solo traen personal cualificado, sino prestigio, presencia mediática y mayor reparto de los recursos públicos. De nuevo, todo para Madrid, desde Madrid y por Madrid. Y nadie puede moverse.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el XXVII Congreso Nacional de la Empresa Familiar celebrado en Santander. (Europa Press/Juanma Serrano)

Alberto Núñez Feijóo cada día se atreve menos a dar su opinión, por si acaso entra en contradicción con alguna futura de Ayuso. Y para muestra, la entrevista ofrecida en el 8 de septiembre a Lamet y Manso, en la que textualmente afirmó: “Si un presidente no acude a la Moncloa, comete un error. Ayuso conoce bien su responsabilidad”. Tomando las palabras del presidente del PP nacional, la de Chamberí queda en bastante mal lugar. ¿Cuánto tardará en automatizarse para que no lo maticen desde Sol? El resto del Ejecutivo madrileño sigue con su agenda con el Gobierno de Sánchez y el consejero Carlos Novillo mantiene su reunión de esta semana con el Francisco Martín, el delegado del Gobierno en Madrid. Pero eso a Ayuso no le importa, porque dato no mata relato y el relato es ella.

Pero este relato de Madrid, Madrid, Madrid está achicando las posibilidades de Isabel Díaz Ayuso de liderar el partido a nivel nacional. El procés madrileño colisiona con los intereses de otros territorios, aunque en el PP nadie se atreva a ponerle una coma a las soflamas de la presidenta. La burbuja mediática en la que vive España impone que las necesidades de la capital son las de todo el territorio. Pero, como toda burbuja, es un espejismo, porque cada autonomía, cada provincia, tienen sus dinámicas y necesidades, bien distintas de la capital. Cada vez que Ayuso habla, todos los gabinetes presidenciales del resto de comunidades del PP mantienen la respiración, toca evitar la polémica que ella crea para dañar a Sánchez, al mismo tiempo, daña sus opciones de futuro.

Me imagino los gabinetes presidenciales de Moreno, Rueda, Mazón, Guardiola et al. recibiendo la alerta de los medios de comunicación a las 10 de la mañana de este lunes: “Ayuso confirma que no irá a la reunión prevista con Pedro Sánchez este próximo viernes”. Y ahora qué. Van a tener que reaccionar. Todos los presidentes y presidentas suelen tener agenda mediática diariamente y van a preguntarles. De nuevo, da igual si Rueda iba a anunciar una ayuda, si Mazón quería poner un titular sobre el follón ferroviario o si Guardiola quería hablar de su falta de infraestructuras aupada en la agenda nacional. Todos otra vez a rebufo, sin capacidad para explicar por qué ellos decidieron asistir y la lideresa de la derecha madrileña no; sin valentía para criticar a la que dirige el cotarro de la opinión publicada en la villa y corte. Mejor se cancelan las preguntas a periodistas durante unos días, porque no hay cómo contestar a la pregunta "¿qué le parece el portazo de Ayuso a Sánchez?" diciendo algo serio y sin meterte en un charco orgánico. Ya sabemos cómo acabó Casado.

Isabel Díaz Ayuso
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