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'La ciudad del calzado' vs 'La capital del mueble': historia de dos ciudades pequeñas
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Sergio Andrés Cabello

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'La ciudad del calzado' vs 'La capital del mueble': historia de dos ciudades pequeñas

Nájera y Arnedo nos cuentan una historia protagonizada por personas que quieren desarrollar sus proyectos de vida en unos lugares que, en ocasiones, han perdido los medios que permitían hacerlo

Foto: Un empleado de la empresa Calzados FAL en Arnedo. (EFE/Raquel Manzanares)
Un empleado de la empresa Calzados FAL en Arnedo. (EFE/Raquel Manzanares)

Nuestro país está jalonado de numerosas localidades y ciudades, pequeñas y medianas, que estructuran el territorio. Dependiendo de cada región o zona, las organizaciones varían, tienen unas dimensiones y lo que en unos lugares es un "pueblo grande", en otros es una "ciudad pequeña". Pero, de lo que no cabe duda es que son localidades que desempeñan un rol determinante, donde vive y trabaja una buena parte de la población. No suelen salir en los medios de comunicación nacionales, solemos pasar por ellas en no pocas ocasiones, bordeándolas por las autovías y autopistas, o vemos sus estaciones si vamos en tren. Muchas nos suenan, pero igual no las sabemos ubicar en los mapas provinciales y autonómicos. No son capitales, en cualquiera de los dos ámbitos, pero sí que son cabeceras de comarca, por ejemplo, vertebrando las mismas. Igualmente, se quejan de centralismos provinciales y autonómicos con respecto a las capitales, como ocurre a nivel nacional. Las dos últimas décadas, con todos los cambios derivados del aumento de los desequilibrios territoriales, han colocado a estas ciudades en una situación compleja. No es una realidad homogénea, al contrario, hay situaciones diferentes, pero existen elementos comunes como la dependencia de un sector económico que, en el momento en el que entra en crisis o se producen deslocalizaciones, arrastra al conjunto de la estructura productiva; los impactos de las infraestructuras de comunicación; o la evolución sociodemográfica, con el envejecimiento de la población, la inmigración y la salida de la población más joven, especialmente la más cualificada.

Esta es la historia de dos ciudades pequeñas, dos municipios que son cabeceras de comarca en La Rioja y que, partiendo de unas premisas similares, han dado lugar a un escenario distinto. Dos ciudades que responden a esa dinámica general señalada en nuestro país, y en el resto de Europa, y que nos debe hacer repensar y actuar sobre las dinámicas territoriales en esos niveles. Son Arnedo y Nájera, dos de las siete cabeceras de comarca de La Rioja.

Foto: Gonzalo Capellán, candidato del PP a La Rioja. (EFE/J.P. Gandul)

La organización territorial riojana cuenta con una institucionalización difusa, en el sentido comarcal, pero estos municipios son las que han ido estructurando y concentrando actividades y servicios tras Logroño. Hay que tener en cuenta que la capital riojana y su entorno metropolitano concentra a más de la mitad de la población riojana. Incluso, el crecimiento de Logroño y, especialmente, de su corona metropolitana a partir de la segunda mitad del siglo XX y la primera década del XXI, dio lugar a que dos municipios de la misma, Lardero y Villamediana de Iregua, ambos a cuatro kilómetros de Logroño, hayan multiplicado su población, superando a algunas de estas cabeceras. No es el caso de Arnedo, con 15.017 habitantes en 2022, pero sí el de Nájera que se situaba en ese año con 8.069, siguiendo los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

¿Qué ha ocurrido y está pasando en estas pequeñas y medianas ciudades para que Arnedo y Nájera puedan ser vistas, en parte, como dos caras de una misma moneda? Como hemos señalado, son centros comarcales que dotan de servicios a unas zonas, en el caso de Nájera con diversos municipios limítrofes situados alrededor de los 1.000 habitantes en un radio de en torno a 10 kilómetros. Arnedo queda fuera de las grandes vías de comunicación (N-232, A-68 y ferrocarril), mientras que por Nájera pasa la Autovía del Camino, siguiendo el trazado de la N-120, pero que todavía no ha sido terminada y que tiene que conectar Logroño con Burgos. Al igual que Arnedo, no tiene una accesibilidad directa ni al ferrocarril ni a la A-68.

Foto: El actual diputado de Teruel Existe en el Congreso, Tomás Guitarte (sentado-d). (EFE/Antonio García) Opinión

Arnedo y Nájera tienen en común lo que otras muchas localidades, el complemento de nombre otorgado por el sector predominante en las mismas. De esta forma, Arnedo es la "Ciudad del calzado" y Nájera es la "Capital del mueble". En el caso riojano, Calahorra se denomina la "Ciudad de la verdura" y Haro la "Capital del Rioja". Y esta situación se repite en no pocos casos en nuestra geografía. Puede que en las dos últimas décadas estas etiquetas se hayan lanzado en un sentido más vinculado al turismo, pero su origen, en la mayor parte de las ocasiones, estaba relacionado con una actividad o industria que conformaba un tejido en todas sus dimensiones, del económico al social. A pesar de la pérdida de estas actividades en no pocos casos, estos municipios mantienen la denominación, conformando una seña de identidad.

Con una distancia entre ellas de poco más de 76 kilómetros, Nájera y Arnedo también cuentan con diferencias en relación a su capital simbólico. Nájera es uno de los hitos de la historia riojana: fue capital del Reino de Nájera (siglos X y XI, antecesor del Reino de Navarra), Santa María La Real es Panteón Real, pasa el Camino de Santiago y el 8 de octubre de 1978 se celebró en la localidad el primer Día de La Rioja.

Foto: Barrio del Castillo de Cuenca nevado en el invierno de 2021. (EFE)

Arnedo, situada en Rioja Baja, es una muestra de esas zonas a las que podríamos calificar de resilientes. Sin todos los elementos históricos, patrimoniales y culturales de Nájera, Arnedo creció a la vera de la llegada de fábricas de calzado, entre otras, provenientes en parte de las sierras. Como otras zonas de Rioja Baja, son localidades con una fuerte presencia del sector primario, pero también del secundario y de sus industrias de transformación.

En 2023, Arnedo y Nájera representan las dos caras de esa moneda que hemos indicado, en el sentido de que la industria del calzado se ha mantenido en Arnedo y la del mueble se ha reducido enormemente en Nájera. Este proceso ha dado lugar a dos "humores territoriales" diferentes. Mientras que Arnedo se muestra como una ciudad en la que se ha mantenido su actividad principal, el sentimiento que impera sobre Nájera es el de una crisis estructural. La población de 2003 a 2022 ha llevado una evolución similar, creciendo alrededor del 10% en los dos casos, pero la de Nájera ha descendido en una década un 3,68% y la de Arnedo ha crecido un 3,15%. Lo que tienen en común es un envejecimiento de la población, mayor en el caso de Nájera, superando ambos el 20% de habitantes mayores de 65 años, como La Rioja. La inmigración ha sido un factor clave para el mantenimiento de la población, representando en 2022 el 17,85% en Arnedo y el 12,57% en Nájera, situándose La Rioja en el 13,05%. El carácter más agrícola de Rioja Baja ha provocado que, en sus municipios, el porcentaje de población extranjera sea superior a la media nacional y regional, hecho que se hace más destacable en las localidades del valle del Ebro.

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Por otra parte, el Sistema Integrado de Datos Municipales (SIDAMUN) muestra cómo, en la actualidad, la renta media por hogar de Arnedo alcanza los 30.251 €, mientras que la de Nájera desciende a 29.067. En cuanto a la tasa de paro, la primera estaba en 5,7 y la segunda en 7,7. Finalmente, en Arnedo se contabilizaban 1.806 empresas por 651 en Nájera.

La industria del mueble era el símbolo de una Nájera que se convirtió en uno de sus referentes a nivel nacional. Un sector en el que se empleaba buena parte de los trabajadores de la comarca, con otra serie de industrias vinculadas al mueble. Empresas que, en buena medida, habían surgido en la localidad y la zona. Las transformaciones del sector del mueble, las grandes superficies y gigantes internacionales especializados, por ejemplo IKEA, fueron claves para que este sector entrase en una recesión que se agudizó con la crisis del 2008. Los empleos fueron descendiendo, y Nájera no fue una excepción, cerraron fábricas y buena parte de las que sobrevivieron ya no producen en la ciudad, siendo tiendas de venta. Nájera mantiene su vinculación y el peso del mueble a través de acciones como la tradicional Feria del Mueble de Nájera, que en 2023 celebró su vigésimo novena edición, y parte de esas empresas siguen siendo visibles desde la Autovía del Camino.

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La ciudad, por su parte, ha entrado en los últimos años en una especie de resignación, como otras localidades, que se observa al hablar con parte de sus habitantes. Pasear por el Casco Antiguo de Nájera, como por muchas ciudades de estas características, es observar cómo han cerrado numerosos comercios y la Calle Mayor, uno de los epicentros de la ciudad, ha perdido parte de la vida que le caracterizaba hace unas décadas.

Arnedo tenía muchos números, en teoría, para que su industria del calzado llevase el mismo camino que tantas otras, a través de deslocalizaciones. También con un fuerte componente familiar, con un origen en las zonas donde se ubicaban, el calzado de Arnedo había ganado un importante prestigio, consolidado a través de marcas como Callaghan, Pitillos, Fluchos o Chiruca, entre otros. Como en otros casos, la preeminencia de un sector en una localidad tejía un ecosistema económico y social. Son municipios cuya imagen y morfología está marcada por ellos. Al igual que Nájera, la entrada principal de Arnedo nos muestra fábricas y tiendas de calzado.

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Aunque, como hemos visto anteriormente, Nájera y Arnedo comparten unos indicadores sociodemográficos similares, pero con algunas diferencias. Aunque también Arnedo cuenta con cierres de comercios. Aunque también los jóvenes de Arnedo, especialmente los más cualificados, tienen dificultades para crear ciertos proyectos laborales y de vida en su municipio, el "humor territorial" que se respira en Arnedo es algo diferente.

¿Cuáles han sido los factores que han dado lugar a esta situación, sin duda extrapolable a otras muchas ciudades pequeñas y medias españolas? Sería necesario profundizar en un estudio de mayor calado, no es el objetivo de este artículo, pero sí que podemos apuntar algunas claves. En primer lugar, el punto de partida es similar, dos sectores que tienen muchas posibilidades de deslocalización y unos cambios en el mercado y en la oferta. Sin embargo, mientras que en Nájera la industria del mueble está muy lejos de ser lo que fue, en Arnedo la del calzado ha permanecido. Quien busque alguna explicación política, también puede abandonarla. Hay que decir que, en este caso, tanto Arnedo como Nájera han seguido un camino similar: desde 2015, sus ayuntamientos están encabezados por el PSOE, tras legislaturas en las que gobernaba el PP. Es decir, no es una variable que nos ofrezca una explicación, como en otras muchas ocasiones, ya que son procesos estructurales.

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Podríamos también señalar las características de los sectores. Mientras que el del mueble supone una compra más esporádica, cuando se adquiere una vivienda o se cambia el mobiliario por deterioro o por gusto, el del calzado presenta una necesidad mayor. En el caso del mueble, como hemos visto, las nuevas formas de producción y de venta, así como los cambios en la demanda, ¿quién no recuerda aquellos grandes muebles de salón de maderas nobles como el nogal?, transformaron todo el sector. Se produjo un abaratamiento de los productos, e incluso se podría analizar el valor de estatus que tenía el mobiliario en el pasado. Por no hablar del paso a gustos y concepciones más minimalistas y austeras, que acababan con el mueble de salón comentado, por ejemplo.

El calzado era más adaptable a los vaivenes de la oferta y la demanda. Incluso, podríamos poner numerosos ejemplos, como en tantos casos, de la revalorización de productos que antes tenían otras funciones y consideraciones. Por no alejarnos del mundo del calzado, el redescubrimiento de la alpargata, que tenía en Cervera del Río Alhama uno de sus epicentros, y también en Arnedo, es un ejemplo paradigmático. También el calzado tenía una mayor capacidad, por sus características, para la innovación, era un sector menos rígido que el del mueble.

Foto: Mesa redonda del foro 'La Rioja, destino inversor'.

Estos son factores que pueden dar una explicación, aunque la misma está fundamentada en la interrelación de las causas e, incluso, en otras más cualitativas. Está claro que el contexto y la naturaleza del sector ponía en una situación de más debilidad estratégica para Nájera que para Arnedo. ¿Existen variables internas o específicas de cada localidad que pudiesen explicar este proceso? Tanto Nájera como Arnedo, así como las autoridades regionales, hicieron esfuerzos para mantener estos sectores en sus municipios. Sin embargo, sí que debemos hacer hincapié en el factor del arraigo y la vinculación a las zonas como parte de la explicación. Los dos sectores, como en tantos casos, habían tenido un origen muy vinculado a los territorios e incluso a empresas familiares que habían crecido en sus municipios. ¿Quiere decirse que en Nájera operó menos el factor del arraigo que en Arnedo? No, estaba presente en ambos casos pero no cabe duda de que en Nájera este elemento no pudo decantar la balanza hacia la permanencia y supervivencia del sector, a que el proceso estructural fuese más fuerte.

En el caso de Arnedo, con una fuerte presencia de ese factor de arraigo, de familias y personas que siguen vinculadas a la localidad y a la zona, sí que se puede constatar que ha desempeñado una función en el hecho de que el sector permanezca. Además, la interrelación con el ecosistema económico y social de la localidad ha sido también fundamental. Obviamente, aquí entramos en el papel de las decisiones individuales y de las posibilidades de tomarse en una dirección o en otra. Lamentablemente, ha habido situaciones y localidades en las que estas han ido por otras vías, desvinculándose de las zonas, y tenemos numerosos ejemplos en España, y lo hicieron sin mirar atrás. En otros casos, no tuvieron otra opción, cerrando sus empresas y actividades.

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Arnedo y Nájera son separados por 76 kilómetros, como hemos comentado anteriormente. Lamentablemente, España cuenta con más Nájeras que Arnedos y nada asegura que los Arnedos de España no vayan a seguir el mismo camino. Tampoco quiere decir que los Nájeras de España no tengan posibilidades, al contrario. Pero todo ello pasa por factores estructurales, por un plan de país que dote de otras funciones, o recupere parte de las anteriores, a estos municipios y sus zonas. Sabemos que hay sectores que no volverán, actividades que forman parte del pasado. También que la concentración en un sector determinado implica un elevadísimo riesgo. Y que apostar buena parte de las posibilidades de desarrollo al turismo no es una solución ya que, en estas localidades, el turismo debe ser un complemento, importante sin duda, pero no la base sobre la que crear una estructura social y económica.

Nájera y Arnedo, Arnedo y Nájera, nos cuentan una historia que conocemos y vivimos cotidianamente. Una historia que está protagonizada por personas que quieren desarrollar sus proyectos de vida en unos lugares que, en ocasiones, han perdido los medios que permitían hacerlo. Toca construir un presente y un futuro diferente, una articulación del territorio que dote a estas localidades, que están dentro de unas comarcas y regiones, de un nuevo significado. Para ello, necesitamos de una mirada diferente del territorio, porque en la suerte de estos municipios también está la de un país.

Nuestro país está jalonado de numerosas localidades y ciudades, pequeñas y medianas, que estructuran el territorio. Dependiendo de cada región o zona, las organizaciones varían, tienen unas dimensiones y lo que en unos lugares es un "pueblo grande", en otros es una "ciudad pequeña". Pero, de lo que no cabe duda es que son localidades que desempeñan un rol determinante, donde vive y trabaja una buena parte de la población. No suelen salir en los medios de comunicación nacionales, solemos pasar por ellas en no pocas ocasiones, bordeándolas por las autovías y autopistas, o vemos sus estaciones si vamos en tren. Muchas nos suenan, pero igual no las sabemos ubicar en los mapas provinciales y autonómicos. No son capitales, en cualquiera de los dos ámbitos, pero sí que son cabeceras de comarca, por ejemplo, vertebrando las mismas. Igualmente, se quejan de centralismos provinciales y autonómicos con respecto a las capitales, como ocurre a nivel nacional. Las dos últimas décadas, con todos los cambios derivados del aumento de los desequilibrios territoriales, han colocado a estas ciudades en una situación compleja. No es una realidad homogénea, al contrario, hay situaciones diferentes, pero existen elementos comunes como la dependencia de un sector económico que, en el momento en el que entra en crisis o se producen deslocalizaciones, arrastra al conjunto de la estructura productiva; los impactos de las infraestructuras de comunicación; o la evolución sociodemográfica, con el envejecimiento de la población, la inmigración y la salida de la población más joven, especialmente la más cualificada.

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