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El valor humano ante un horizonte incierto

Parece que, cuanto más fácil es comunicarnos, más difícil es hallar encuentros genuinos donde apreciemos la empatía, los gestos o la expresión corporal que enriquece cada frase

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El valor humano ante un horizonte incierto

Es el mejor de los tiempos, es el peor de los tiempos. La edad de la información, y también de las fake news; la época de los sentimientos y de la inteligencia (artificial); la era de la abundancia y de la deuda; el otoño del miedo, esperando la primavera de la esperanza. Parece que no hemos cambiado tanto desde el siglo XIX. Son tiempos convulsos, pero también los años de mayor prosperidad que el ser humano ha vivido. La pregunta es ¿hasta ahora? Es imposible abrir cualquier medio de comunicación sin ser presa de una terrible incertidumbre, en muchos casos incluso miedo. Esta situación permea en todos los ámbitos de la sociedad, también en las empresas y, por supuesto, en la inversión. Los que trabajamos en firmas legales y tenemos que “prever” el horizonte con nuestros clientes lo vemos a diario.

La pandemia primero, la guerra de Ucrania después. Ahora, tras los despiadados ataques de Hamás, se abre un nuevo enfrentamiento con Israel para el que no estábamos preparados y un esquema geopolítico que, de activarse, no es nada tranquilizador. En España el panorama no mejora, seamos sinceros. Sin ser esta una disquisición política, la degradación de nuestras instituciones es más que evidente y la línea de la separación de poderes, cada vez más difusa, da igual el color de quien gobierne.

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Por si fuera poco, la economía está paralizada. No encuentro ningún marcador positivo (que alguien me corrija, por favor). Estamos agazapados esperando a que pase la tormenta o a acostumbrarnos a ella, aún no lo tengo claro. En el ámbito social, la razón pura se ha visto desplazada por un mundo de sentimientos y de percepciones que han trasladado lo humano a lo virtual. Parece que, cuanto más fácil es comunicarnos, más difícil es hallar encuentros genuinos donde apreciemos la empatía, los gestos o la expresión corporal que enriquece cada frase. Me pregunto si nuestra humanidad podrá sobrevivir a esta mutación comunicacional a través de pantallas.

"Junto con este cóctel imposible, estamos viviendo la Historia, en mayúsculas: la nueva revolución industrial con la llegada de la inteligencia artificial".

Junto con este cóctel imposible, estamos viviendo la Historia, en mayúsculas: la nueva revolución industrial con la llegada de la inteligencia artificial. Para unos supondrá la desaparición de la mayoría de los puestos de trabajo, que marcará una suerte de subsidio universal, donde la brecha entre clases será un precipicio sin retorno. Para los más optimistas, como ya sucediera en las pasadas revoluciones industriales, simplemente conllevará la redistribución del trabajo y la creación de nuevas profesiones que no nos imaginamos.

Para una mayoría, en palabras de Roberto R. Aramayo, que comenta con mucha inteligencia el último libro de Remedios Zafa, El Bucle Invisible, se diría que se aguarda el advenimiento de la inteligencia artificial como si fuera una nueva religión que permitirá delegar nuestra responsabilidad y encontrar la solución de nuestros problemas a una instancia más poderosa (que no sabemos quién controla o cómo).

Foto: Foto: iStock/CSA-Printstock/EC Diseño.

No nos olvidemos que la presunta objetividad que atribuimos a los algoritmos no se apiadará de nuestras miserias y de nuestras preocupaciones más profundas, pues brillará por su ausencia cualquier conato de una eventual empatía. Y esta es la clave: el factor humano. En el ámbito del equipo, cobra más fuerza que nunca: gestionar en tiempos de crisis lleva aparejada la necesidad de ser transparente y empático, de enfrentarnos a la frustración y el desánimo propio de estos tiempos.

Por este motivo, la tensión de los momentos que encaramos requiere que prestemos más atención a nuestras partes interesadas. ¿Están preocupadas? ¿Cuál es nuestro mensaje y postura ante la adversidad? ¿Cómo están nuestros clientes? ¿Qué necesitan ahora? ¿Cómo podemos ayudarles? Pero de verdad, sin un interés económico detrás de esta pregunta.

En mi experiencia, es el factor humano el que marca la diferencia. La capacidad de ponernos en su lugar, de saber y entender que también tienen problemas financieros y que el tiempo marca la diferencia. Que es necesario ser creativos y no siempre un documento perfecto y académico es la solución. A veces, un simple consejo de alguien que ha vivido esa situación antes puede ser mucho más afectivo.

Foto: La brecha generacional divide a los bufetes en plena batalla por la retención de talento.

Lo que nos diferenciará, ahora y en el futuro, es el valor añadido que nace de tener como brújula los valores, de todo aquello que nos diferencia de lo no humano. La camaradería y la empatía no se pueden fingir y requieren de muchas horas de comunicación para que cale el mensaje de que liderar es servir, buscar lo mejor para el equipo y que –cuando uno lo necesite– también estará. Y sí, esto también es aplicable a despachos de abogados. Diría, incluso, que más que nunca.

En tiempos de crisis, es necesario provocar ideas, diálogo y debate para ponerlas en práctica. El cambio es una oportunidad para quien no ha mirado para otro lado y ha sabido adaptarse. Es momento de comunicar a todos los niveles, pero de forma efectiva, asertiva y haciendo de la generosidad una herramienta de liderazgo imprescindible, ya que, en tiempos de incertidumbre, nada une más que un enemigo común. Tampoco hay nada más destructivo. Eliminemos los corrillos para crear círculos donde poder expresarse libremente y sin consecuencias.

* Cristina de Santiago, socia directora de ALEDRA Legal

Es el mejor de los tiempos, es el peor de los tiempos. La edad de la información, y también de las fake news; la época de los sentimientos y de la inteligencia (artificial); la era de la abundancia y de la deuda; el otoño del miedo, esperando la primavera de la esperanza. Parece que no hemos cambiado tanto desde el siglo XIX. Son tiempos convulsos, pero también los años de mayor prosperidad que el ser humano ha vivido. La pregunta es ¿hasta ahora? Es imposible abrir cualquier medio de comunicación sin ser presa de una terrible incertidumbre, en muchos casos incluso miedo. Esta situación permea en todos los ámbitos de la sociedad, también en las empresas y, por supuesto, en la inversión. Los que trabajamos en firmas legales y tenemos que “prever” el horizonte con nuestros clientes lo vemos a diario.

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