¡La vuelta al Cole!

Nuestros hijos/as con el nerviosismo propio que precede a la vuelta al cole: nuevos compañeros, nuevos profes y en algunos casos nuevos colegios (mucha suerte a todos/as). Y nosotros los padres con la incertidumbre de ser capaces de cumplir los objetivos anuales en este último cuarto del año.

Todos teníamos claro en enero que era lo que queríamos conseguir a lo largo del año, pero llegado septiembre hay múltiples dudas en nuestra cabeza.

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Pues bien, esto es aplicable a la mayoría de los analistas del mercado, los cuales tenían o mejor digo, teníamos bastante claro que una recesión era inevitable, que la Fed se iba a pasar de frenada, que la economía se iba a resentir y que, por lo tanto, la renta variable no podría mantener los niveles actuales.

Sin embargo, el mercado está cerca de máximos históricos y la economía, si bien nos está creciendo a plena velocidad, sí mantiene un ritmo pausado, pero constante y con las áreas que más preocupaban a la Reserva Federal enfriándose, ayudando así a controlar la inflación pero sin crear consecuencias mayores en la economía.

Los datos de empleo publicados el viernes invitan a cierto optimismo por parte del regulador americano, puesto que pueden conseguir haber controlado la inflación sin crear un importante problema de desempleo. Esa sería la gran victoria de Powell

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El martes, el índice SP 500 registró su mayor subida diaria desde junio, tras la noticia de que las ofertas de empleo cayeron inesperadamente en 338.000 en julio y alcanzaron su nivel más bajo desde marzo de 2001.

El informe de empleo pareció confirmar la flexibilización de las condiciones del mercado laboral, con los ingresos medios por hora aumentando sólo un 0,2% en el mes, algo por debajo de las expectativas.

Quizás lo más notable sea que la tasa de desempleo subió del 3,5% al ​​3,8% hasta alcanzar su punto más alto desde febrero de 2022, pero un nivel para nada preocupante. Es más, a pesar de esta desaceleración del mercado de empleo, parecieron crecer las esperanzas de que la economía escaparía una desaceleración sustancial en 2023, coge fuerza el llamado escenario sin aterrizaje frente a aterrizaje (desaceleración económica) suave o fuerte.

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Desde esta columna seguimos convencidos que algo no termina de cuadrar en la ecuación, que hay demasiadas alarmas como para no estar preocupados y que este cuarto es crítico probablemente para el deparar de la renta variable en los próximos dos años, puesto que finalmente deberíamos empezar a ver el impacto de los tipos en los resultados empresariales.

Con muchos profesionales de vacaciones, este agosto fue uno de los más tranquilos en años, con media España discutiendo el beso de Rubiales, pero sufriendo en silencio el precio del oro líquido (aceite de oliva) esperemos que los últimos datos económicos no sean una distracción similar, pues la pregunta es si tantos analistas pueden estar equivocados durante tanto tiempo.

Hasta ahora el curso del 2023 dista mucho de lo que casi todos esperábamos, pero ... Hasta el rabo todo es toro.