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Blue chips de ayer, chicharros de hoy
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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Blue chips de ayer, chicharros de hoy

Ahora los valores más grandes y que más pesan en los índices son muchas veces los que sufren una mayor volatilidad

Foto: El RMS Titanic
El RMS Titanic

A mí me contaron que los blue chips son los valores grandes, con poca volatilidad en bolsa, con beneficios estables y que tienen una posición dominante en sus mercados. Los chicharros por el contrario son empresas de baja capitalización, cuyos ingresos son más variables y la volatilidad de su cotización es elevada. Se decía que invertir en blue chips era asegurar e invertir en chicharros jugársela.

La realidad actual de los mercados hace que se utilicen poco estos términos. Ahora los valores más grandes y que más pesan en los índices son muchas veces los que sufren una mayor volatilidad. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué las compañías más consolidadas y diversificadas, tanto en líneas de negocio como geográficamente, no tienen un comportamiento más estable?

Los precios de los bonos más líquidos son los que se mueven de una manera más rápida y violenta en momentos de fuertes subidas o caídas

En mi opinión hay dos motivos. El primero es la mayor utilización de fondos índice y derivados sobre índices para invertir o cubrir carteras. Los títulos que más ponderan en los índices son los que reflejan de forma más acusada la euforia y pánico que viven puntualmente los mercados. En esos momentos, los valores con menor liquidez y capitalización se mantienen más estables. Esto es un fenómeno que también ocurre en la renta fija. Los precios de los bonos más líquidos son los que se mueven de una manera más rápida y violenta en momentos de fuertes subidas o caídas.

El segundo motivo es la situación que viven sectores que tradicionalmente tienen un elevado peso en los índices bursátiles. La revolución de las tecnologías de la información ha hecho que sectores como la banca se estén enfrentando a una profunda reconversión industrial y que aparezcan nuevos modelos de negocio en la mayoría de sectores. En esta situación, las barreras de entrada disminuyen favoreciendo a los nuevos competidores y perjudicando a los ya establecidos que ostentan cuotas de mercado elevadas. La incertidumbre respecto a la validez futura de los modelos de negocio que hoy funcionan complica la valoración y aumenta la disparidad de opiniones.

No se puede invertir en grandes valores asumiendo que las empresas que tienen hoy una elevada cuota de mercado la vayan a seguir teniendo mañana

Por otro lado, los productores de materias primas y energía, también con elevado peso en los índices de bolsa, están viendo cómo sus cotizaciones oscilan en función de los vaivenes de los precios de los recursos que venden. Los precios son clave para valorar estas compañías. La sobreproducción generada en estos activos es algo que también podemos considerar estructural.

En esta situación, con muchas oportunidades y riesgos, no se puede invertir en los grandes valores asumiendo que las empresas que tienen hoy una elevada cuota de mercado la vayan a seguir teniendo mañana. Es más importante que en otros momentos valorar bien la capacidad de las organizaciones para adaptarse. La visión de negocio de los máximos dirigentes las compañías es fundamental. Quienes se centren exclusivamente en los resultados del próximo trimestre tienen muchas papeletas de ser abandonados por sus clientes en el medio plazo. Los tiempos cambian.

A mí me contaron que los blue chips son los valores grandes, con poca volatilidad en bolsa, con beneficios estables y que tienen una posición dominante en sus mercados. Los chicharros por el contrario son empresas de baja capitalización, cuyos ingresos son más variables y la volatilidad de su cotización es elevada. Se decía que invertir en blue chips era asegurar e invertir en chicharros jugársela.

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