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¿Acabas de ascender a director de inversiones de tu familia?
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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¿Acabas de ascender a director de inversiones de tu familia?

Muchos inversores soportan una alta responsabilidad. Tienen que tomar decisiones de inversión para patrimonios muy elevados comparados con sus ingresos anuales.

Foto: Dinero en una cartera. (iStock)
Dinero en una cartera. (iStock)

Muchos inversores soportan una alta responsabilidad sobre sus espaldas. Tienen que tomar decisiones de inversión para patrimonios muy elevados comparados con sus ingresos anuales pensando en sus hijos, hermanos, sobrinos, etc. En definitiva en otras personas que en un futuro tendrán una opinión sobre lo decidido.

Es habitual que esa responsabilidad haya llegado de manera inesperada, por fallecimiento o incapacidad de quien se ocupaba hasta entonces de las inversiones. En esa situación, lo normal es sentir vértigo e inseguridad.

Si estás en esa tesitura y no tienes conocimientos y experiencia invirtiendo, necesitas formarte. No es el momento de entregarse a ningún profesional con los brazos abiertos. Tienes que aprender mucho y decidir poco (hacer pocas operaciones) al menos durante unos meses. Puedes apoyarte en conocidos con más experiencia, leyendo libros, a través de Internet, etc.

Tienes que ser consciente que eres un corderito indefenso en un mundo de lobos. Los lobos son profesionales que con su mejor intención quieren hacer su trabajo, venderte activos de inversión. Todos dicen que te pueden ayudar y es cierto, pero unos más que otros. Todavía no sabes distinguir los buenos, los malos y los regulares.

Pasado un periodo de aprendizaje podrás decidir hasta qué punto quieres delegar las decisiones de inversión. Puedes acudir a un asesor financiero, elegir directamente los fondos u otros productos gestionados en los que quieres invertir o incluso invertir directamente en acciones y bonos. La decisión depende del tiempo que tengas disponible y de lo que confíes en tu capacidad de análisis y selección de inversiones.

La parte buena es que la formación nunca termina. Cada vez tendrás más experiencia y tomarás decisiones con mejor criterio. Por ello, al principio es conveniente realizar operaciones de poco volumen. Si hay errores que no generen muchas pérdidas. El conocimiento que adquieras es clave. Te servirá para elegir mejor y para saber exigir resultados a quien decidas confiar tu dinero.

¿Qué ocurre si no te formas? Posiblemente se apoderará de ti el miedo a perder porque la responsabilidad que tienes es muy grande. El valor del patrimonio descenderá con los años porque dejarás el dinero sin invertir o invertirás en activos demasiado conservadores para tu horizonte de inversión. A largo plazo y de media el dinero invertido en los productos considerados de menor riesgo pierde poder adquisitivo y aquel invertido en activos con mayor riesgo gana poder de compra.

El otro gran problema es el miedo a decidir. Muchos inversores que se encuentran en la tesitura de gestionar grandes patrimonios aceptan el riesgo de las inversiones heredadas aunque sea altísimo, pero todas las nuevas decisiones siempre serán muy conservadoras. Es muy normal esta aproximación y a corto plazo tiene sentido. A largo plazo las cosas cambian radicalmente, los motivos que tenía la persona que tomó la decisión para invertir en un activo tienen muchas posibilidades de haber cambiado. Muy probablemente, ahora realizaría otras inversiones.

Muchos inversores soportan una alta responsabilidad sobre sus espaldas. Tienen que tomar decisiones de inversión para patrimonios muy elevados comparados con sus ingresos anuales pensando en sus hijos, hermanos, sobrinos, etc. En definitiva en otras personas que en un futuro tendrán una opinión sobre lo decidido.

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