Rumbo Inversor
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Radiografía del peor fondo de inversión
¿Qué características debería tener un fondo de inversión para conseguir ese objetivo?
Vamos a jugar a un juego: imagine que, en lugar de buscar un fondo de inversión para rentabilizar su patrimonio, quisiera encontrar uno para generar el peor resultado posible. Un disparate, lo sé, pero ¿qué características debería tener un fondo de inversión para conseguir ese objetivo? Vamos con ellas:
- Debemos desconocer quién lo gestiona. Dicho fondo no tendría una cara visible a la que hacer responsable de los éxitos o fracasos. Probablemente lo dirigiría un comité de inversión formado por un nutrido grupo de personas con alta rotación, baja implicación y que dedican su tiempo también a estrategias de inversión diferentes.
- Por supuesto, quienes dirigen el fondo no invertirían en él. Es decir, ni ellos mismos confiarían en sus resultados.
- Fundamental que tenga unas elevadas comisiones de gestión, cerca de los máximos permitidos. A mayor comisión, menor rentabilidad neta para los partícipes. Por supuesto, ni soñar con que esta comisión se reduzca con el tiempo.
- Tendría una elevada comisión sobre resultados. De esta manera se incentiva a los gestores a asumir más riesgos de los deseables. Cuando se participa en los beneficios, pero no en las pérdidas de los partícipes, la mejor manera para aumentar la rentabilidad de la gestora (que no del partícipe) es incrementar el nivel de riesgo.
- La estrategia de inversión no estaría clara o se centraría en activos de moda: empresas de telecomunicaciones o de Internet en el año 2000; sector financiero en 2007 o temáticas tipo Inteligencia Artificial en la actualidad. Las modas hacen que los precios de los activos se disparen más de lo razonable.
- El fondo, en lugar de invertir directamente, invertiría en fondos de otras gestoras pagando así doble comisión de gestión. Cuando un fondo invierte en fondos de la misma gestora no se cobra doble comisión porque el supervisor lo prohíbe expresamente.
- Tendría experiencia demostrada de inversión en activos que generan rentabilidades negativas a los partícipes con certeza estadística. Por ejemplo, invertir hace un par de años en bonos con rentabilidades negativas o con rendimientos positivos inferiores a la comisión de gestión. Vale haber invertido tanto directamente en esos bonos como a través de fondos de renta fija de otras gestoras.
- La rentabilidad a largo plazo (más de tres o cinco años) sería negativa y los comercializadores siempre nos vendrían con excusas nuevas: Brexit; guerra comercial; pandemia; inflación; guerra en Ucrania; etcétera, para justificar por qué se pierde dinero.
- Debería tener un mal puesto en los rankings de fondos a largo plazo. La coyuntura económica es la misma para todos los fondos, pero algunos destacan por su consistencia para obtener peores resultados (que es lo que buscamos, ¿no?).
- Tendrá también un bajo rating por parte de las empresas que califican fondos por sus resultados a largo plazo. Si un fondo tiene 1 o 2 estrellas Morningstar, de manera prolongada en el tiempo, no es el equivalente a los restaurantes de 1 o 2 estrellas Michelín, sino todo lo contrario. Nos indicaría que está obteniendo en el largo plazo peores resultados que la inmensa mayoría de fondos similares.
- El nombre del fondo también es muy importante; debe enmascarar todo lo que hay detrás. Idealmente debe mostrar que es un producto exclusivo e incorporar adjetivos como «prudente»; «conservador»; «moderado» o «equilibrado» para dar la sensación de que asumen un riesgo reducido.
Una vez realizado este retrato robot del fondo de inversión perfecto para obtener un mal resultado, es sencillo darse cuenta de que los fondos con más patrimonio —y más partícipes— de España cumplen con la mayoría de estas características.
La conclusión es clara: muchos partícipes no hacen un análisis en profundidad a la hora de elegir fondos y gran parte de quienes distribuyen dichos fondos de inversión se aprovechan de esto porque van a lo suyo.
Lamentablemente, lo que proponía como un juego es una triste (y cara) realidad.
Vamos a jugar a un juego: imagine que, en lugar de buscar un fondo de inversión para rentabilizar su patrimonio, quisiera encontrar uno para generar el peor resultado posible. Un disparate, lo sé, pero ¿qué características debería tener un fondo de inversión para conseguir ese objetivo? Vamos con ellas: